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Pablo Iglesias y Albert Rivera .
Dos formas de quebrar el bipartidismo

Dos formas de quebrar el bipartidismo

Podemos y Ciudadanos se disputan el papel de ariete en el derrumbe de la hegemonía política de PP y PSOE durante 33 años

Ander Azpiroz

Sábado, 25 de abril 2015, 07:46

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 Comparten el diagnóstico de la situación pero no las soluciones al problema. Esta es la forma con la que Albert Rivera resume las semejanzas y diferencias entre Ciudadanos, su partido, y Podemos. Entre las similitudes están que se trata de formaciones de nuevo cuño, con líderes jóvenes que no superan los 40 años y con idéntica reclamación de poner fin al, a su juicio, «corrupto» modelo bipartidista instalado en España desde el retorno de la democracia.

Otro de los rasgos comunes es que ambas fuerzas, además, aspiran a superar la dicotomía ideológica entre izquierda y derecha y cambiarla por la de viejo y nuevo, más interesante para sus aspiraciones políticas. Tanto Podemos como Ciudadanos pretenden ganarse el centro, ese amplio porcentaje de votantes, que unos sitúan en dos y otros en cuatro millones, sin cuya simpatía es imposible alcanzar la Moncloa. Es en este punto donde se plasma la primera de las grandes diferencias entre uno y otro partido, según sostiene el catedrático de Ciencia Política y expresidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) Fernando Vallespín. «Ambos juegan a presentarse como el eje de una nueva política transversal frente a la vieja división ideológica porque son conscientes de que en el centro es donde se disputa la victoria en unas elecciones», explica el politólogo. No obstante, pese al maquillaje, Vallespín no duda en colocar a Podemos en el espacio de la izquierda tradicional y a Ciudadanos en el del centroderecha.

Para llegar a esa conclusión con la formación de Pablo Iglesias pesa el pasado de sus dirigentes, muchos de los cuales, como el propio secretario general, provienen de las filas de las juventudes comunistas o de las de Izquierda Anticapitalista. Eso sin contar los lazos que la mayoría de sus dirigentes han mantenido con los países de la Alianza Bolivariana. El expresidente del CIS encuentra en Podemos un partido mucho más a la izquierda de lo que quiere dar a entender. Según Vallespín, «manejan nuevas tecnologías y presentan innovaciones en su funcionamiento pero en el fondo de su discurso no se dan grandes diferencias con la izquierda tradicional de la lucha de clases». Que los votantes ubican a Podemos en ese espectro ideológico lo demuestra que su nicho de votos proviene fundamentalmente de los desencantados de Izquierda Unida y el PSOE, apenas del PP.

Aunque ha logrado mantenerse dentro de una mayor ambigüedad, la inclinación de Ciudadanos al centroderecha queda patente a través de su discurso españolista y liberal. El análisis de su potencial electorado también arroja que el crecimiento que le pronostican las encuestas se produce a costa del antiguos votantes populares y de UPyD, y muy en menor medida de opciones de izquierda.

Las resultados de las elecciones andaluzas corroboraron las señales que envían las encuestas sobre un frenazo en la intención de voto de Podemos que coincide con el auge de Ciudadanos. No obstante, Vallespín considera que estos dos partidos no son competencia el uno del otro. «De aquellos que están dispuestos a votar ahora a Ciudadanos muy pocos lo habrían hecho antes a Podemos», afirma el politólogo, que mantiene que en la formación de Albert Rivera han encontrado acomodo sobre todo antiguos votantes populares como Podemos ha hecho con los socialistas.

En cuanto al perfil sociológico del electorado que podría apoyar en las urnas a una u otra opción, Vallespín opina que cada una de ellas se nutre de diferentes sectores de la sociedad. Según señala el expresidente del CIS, Ciudadanos encuentra sus principales apoyos en las clases medias urbanas. En este sentido otorga una cierta ventaja a Podemos que, según valora, ha logrado una mayor transversalidad al lograr que su mensaje cale tanto en clases bajas y medias como en rurales y urbanas.

 Visión económica

Pero quizá el terreno donde se aprecian con más nitidez sus diferencias es el de las propuestas económicas. El economista Rogelio Menéndez Otero sostiene que defienden modelos muy diferenciados. «El de Podemos es mucho más intervencionista que el de Ciudadanos, claramente orientado hacia el libre mercado», explica. La disparidad de criterios entre uno y otro parte ya del perfil de sus economistas de cabecera. En el caso de Podemos sus gurús económicos son Vicenç Navarro y Juan Torres, ambos son claros referentes de la izquierda económica y firmes defensores de un modelo intervencionista de estado del bienestar. Por parte de Ciudadanos, la elaboración de su programa económico está coordinada por Luis Garicano, un liberal partidario de la aplicación de reformas estructurales la economía.

Menéndez, profesor universitario y consultor financiero, argumenta que una de las grandes diferencias del programa económico de Ciudadanos y el de Podemos está en que la mayor parte de las iniciativas que plantean los primeros han sido probadas en distintas partes del mundo. Por el contrario, añade, «algunas de las propuestas de Podemos son mucho más innovadoras o arriesgadas, dependiendo de la connotación que cada cual quiera darle».

Pese a la falta de rodaje de algunas de las apuestas de Podemos, Menéndez opina que «su diagnóstico económico (de España) es bastante acertado en líneas generales» algo a lo que, considera, «le debe buena parte de su crecimiento en las encuestas». El profesor concluye que, aunque muy diferentes, ambos partidos incluyen «cosas interesantes» si bien a continuación aventura que el programa que presenta Ciudadanos podría superar sin problemas el filtro de las instituciones comunitarias, algo que no le resultaría sencillo al de Podemos.

Alianzas

Las diferencias entre Ciudadanos y Podemos parecen pesar más que sus coincidencias por lo que, a priori, se aventura muy complicado que puedan llegar a unir fuerzas para desalojar a PP y PSOE de gobiernos, ya sean autonómicos o de la misma Moncloa.

Ambas formaciones mantienen un permanente duelo dialéctico. Para los de Iglesias, Ciudadanos no es más que un sucedáneo del PP que de gobernar aplicará las mismas medidas neoliberales que el Gobierno de Mariano Rajoy. Desde el partido de Rivera, Podemos significa un regreso a las viejas políticas de intervencionismo estatal que ya fracasaron en la Europa del siglo XX.

Aunque entre estas dos fuerzas las posibles alianzas se antojen complicadas, el panorama que se dibuja tras las municipales y autonómicas, primero, y las generales después vaticina que serán inevitables los pactos para lograr mayorías estables de Gobierno. En este escenario, con PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos parejos en las encuestas, estarán condenados a entenderse.

Vallespín señala que Ciudadanos puede ejercer como comodín en cualquier fórmula a izquierda o derecha gracias a que ha articulado un discurso de futuro, en el que se ha centrado no tanto en denunciar los excesos del pasado sino en aportar soluciones para los años venideros. El politólogo añade que, frente al tono crítico pero conciliador de los de Albert Rivera, la formación de Pablo Iglesias por el contrario se ha señalado demasiado con sus ataques constantes a la «casta», lo que sin duda dificultará el futuro acercamiento a las fuerzas tradicionales, si bien en las últimas semanas ha moderado el lenguaje crítico hacia los socialistas.

     

     

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