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Un grupo de yihadistas
Los mil rostros del enemigo

Los mil rostros del enemigo

Una miscelánea de grupos yihadistas, tribales y traficantes de droga desestabilizan el patio trasero de Europa

Mateo Balín

Domingo, 17 de agosto 2014, 07:47

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En el siglo XX la mayoría de las confrontaciones en el África subsahariana se debieron a las consecuencias de una descolonización deficiente y apresurada, que tuvo su reflejo en enfrentamientos de carácter étnico por el poder político y el control de los recursos naturales. Sin embargo, en el siglo actual los conflictos han derivado en muchos casos en un enfrentamiento interreligioso en territorios con musulmanes y cristianos.

El desarrollo de visiones radicales del Islam está exacerbando las tensiones y, en su interpretación yihadista, transformando antiguos conflictos en su versión más violenta. En la franja del Sahel, una línea desértica de 5.400 kilómetros que cruza Senegal, Mauritania, Malí, Argelia, Níger, Chad y Sudán del Sur, se ha establecido el terrorismo de las mil caras.

Al norte de Malí, por ejemplo, conviven y no precisamente en armonía la franquicia de Al Qaida en la región, llamada AQMI; el grupo liderado por Mojtar Belmojtar, un antiguo líder de Al Qaida que ha establecido vínculos con otra escisión de la red inspirada por Bin Laden, la MUYAO, al que se le atribuyen los secuestros de dos cooperantes españoles en los campos de refugiados de Tinduf en 2011. Belmojtar es un referente en el conflicto de Malí. Ocupó ciudades del norte y en enero de 2013 acaparó los focos mundiales por el asalto y secuestro de una instalación en In Amenas, ciudad del este de Argelia fronteriza con Libia, en la que 39 rehenes fueron asesinados.

Por último, en la lista de grupos yihadistas está Ansar Dine, liderada por Lyad Ag Ghali, antiguo cónsul de Malí en Arabia Saudí, exlíder de las rebeliones Tuaregs y mercenario de Gadafi en la primavera árabe de Libia. Cuenta con unos 5.000 hombres y allá por donde pasa impone la sharia. El avance en enero de 2013 de Ansar Dine hacia Bamako (llegó a estar a 100 kilómetros) propició la intervención aérea francesa. Además, al grupo de Ghali se le vinculó con el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad, que promueve un estado al norte del país. En este colectivo se integran tuaregs, aunque no quiere decir que todos estos rebeldes bereber formen parte del movimiento.

Por último están las bandas del crimen organizado que controlan el tráfico de droga y armas. El 13% del mercado mundial de heroína y cocaína procedente de América llega al Golfo de Guinea y sube a Europa por el Sahel y el Magreb. Mientras que con la caída de Gadafi en Libia se estima que llegaron al mercado negro entre 10.000 y 20.000 armas de todo tipo, controladas por las tribus nómadas del Sahel.

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