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Miércoles, 1 de febrero 2017, 11:49
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La bala que terminó con la vida de Roberto Larralde salió de una pistola Browning del calibre 7/65. Había sido frabricada en Francia, en la Fabrique Nationale d'Herstal y tenía el cañón apurillado.
El precio de la venta de la misma fue de 700 euros y a su propietario llegó por un pago por una deuda anterior.
Durante las declaraciones realizadas en la sala de la Audiencia Provincial de León siempre se ha constatado que José Ramón Vega, presunto autor material del crimen, se ocupó de eliminar algunas pruebas que le podrían haber vinculado de forma directa.
La bala mortal
Así jamás aparecieron las ropas que el presunto asesino llevaba el día del crimen y en su vivienda tampoco pudo ser localizada el arma.
En el lugar de la muerte (una zona próxima al río, una semiescombrera) que ahora se juzga sí se localizó la vaina de la bala aunque, según el informe balístico, en las manos del inculpado, José Ramón, no aparecieron restos de pólvora (a pesar de que él mismo pensaba que la prueba iba a dar positivo por «haber dado unos tiros» a unas maderas el día antes).
Pese a que se eliminaron pruebas que podrían haber sido determinantes, el posicionamiento, las llamadas, los restos de pólvora y las declaraciones de otros testigos implican directamente a José Ramón Vega como el autor naterial.
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