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Lugar en el que fue localizado el cuerpo de Roberto Larralde.
Qué ocurrió en el crimen de Roberto Larralde y cuáles son los 23 hechos justiciables

Qué ocurrió en el crimen de Roberto Larralde y cuáles son los 23 hechos justiciables

El atroz crimen que acabó con la vida del boxeador leonés deja al descubierto una planificada trama en la que su mujer tuvo un papel clave según los autos

leonoticias

Lunes, 23 de enero 2017, 17:35

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La instrucción del caso por el crimen del boxeador leonés Roberto Larralde ha determinado que hubo una emboscada para acabar con su vida. Fue el 13 de septiembre de 2014 cuando se fraguó un plan que terminó en un crimen atroz que ahora llega a la Audiencia Provincial.

Según denunció ante la policía la familia, sobre las diez y media de la noche el teléfono de Roberto Larralde comenzó a sonar. Tras responder, éste comentó a su madre que debía salir durante un «breve» periodo de tiempo. Era 'ida y vuelta'.

En la familia, como se describe en el sumario, algunos miembros tienen vinculación con el tráfico de drogas, también con robos y otros delitos, y se investiga si el boxeador pudo ser objeto de un secuestro por esos negocios sucios.

Los hechos justiciables

  • PRIMERO.- Si el día 13 de septiembre de 2014 José Ramón Vega Martínez efectuó varias llamadas al móvil de Roberto Larralde Urcera, quedando con él para ir juntos a las proximidades de Santa Olaja de la Rivera (León), efectuando la última llamada a las 22,36, y tras verse en el aparcamiento del establecimiento ALDI de Puente Castro (León), Roberto subió a la furgoneta de José Ramón, quien la condujo hasta un paraje sito en las afueras de Santa Olaja de la Rivera, próximo a una gravera en la margen izquierda del rio Bernesga. Una vez allí y cuando Roberto iba andando delante de él, José Ramón por la espalda y con intención de matarlo le efectuó un disparo que impactó en la cabeza de Roberto, produciéndole la muerte casi inmediata por destrucción de centros cerebrales, ocurriendo ello sobre las 23 horas del citado día.

  • SEGUNDO.- Si la muerte de Roberto Larralde le había sido encargada a José Ramón por Julio López Díez, empresario de la madera como él, que se conocían y tenían amistad, acudiendo José Ramón a Julio en varias ocasiones cuando tenía apuros económicos.

  • TERCERO.- Si la decisión de Julio López Díez de dar muerte a Roberto Larralde, encargándosela a José Ramón, vino motivada por la relación sentimental que desde hacia unos meses antes, había iniciado con la también

  • acusada Miriam Caballero Jiménez, esposa de Roberto si bien separados de hecho por una orden de alejamiento que pesaba sobre el marido, viendo Julio a Roberto como un obstáculo en dicha relación.

  • CUARTO.- Si en el encargo de Julio a José Ramón para dar muerte a Roberto, Julio actuó de común acuerdo con Miriam Caballero, planificando ambos el crimen.

  • QUINTO.- Si Julio López Diez en la planificación de la muerte de Roberto Larralde, contó con la ayuda necesaria de Froilán Álvarez Silvano, quien por su profesión de detective `privado le proporcionó asesoramiento acerca de los terminales telefónicos y de las grabaciones de seguridad del Bar Granada sobre todo. Prestando Froilán una colaboración necesaria en la ejecución del plan y el cual conocía.

  • SEXTO.- Si Julio López Díez en la planificación de la muerte de Roberto Larralde, también contó con la colaboración necesaria de Carlos Heli de la Red Cerezal, empleado suyo, y a quien Julio le encargó que recogiera el móvil de José Ramón, la noche del crimen, con el fin de impedir la localización de éste en el momento del hecho, y devolvérselo horas mas tarde a José Ramón en el Bar Granada, y cuyo cometido fue cumplido por Carlos Helí conociendo las intenciones de Julio.

  • SEPTIMO.- Si el día del hecho, 13 de septiembre de 2014, sobre las 21 horas, mantuvieron una reunión en el Bar Granada, en León, los acusados José Ramón, Julio, Carlos y Froilán.

  • OCTAVO.- Si el día 13 de septiembre de 2014, sobre las 22,30 horas, Julio conduciendo un vehículo de su propiedad, viaja hasta Madrid, acompañado de Miriam, de una amiga de ésta M.M., y de Yolanda Fraile de la Varga, volviendo a León el día 14 de septiembre., y este día Julio contacta con José Ramón en cinco ocasiones y con Froilán en siete.

  • NOVENO.- Si el día 13 de septiembre de 2014, día del hecho, sobre las 23,32 horas José Ramón llamó a Julio, y a las 0,05 horas del día siguiente llamó José Ramón a M.M.

  • DÉCIMO.- Si José Ramón Vega quedó en la noche del día 13 de septiembre de 2014, con Roberto Larralde, para ir ambos a dar un palo de chocolate en las inmediaciones de la localidad de Santa Olaja de la Rivera, llegando los dos al lugar, y una vez allí José Ramón dejó a Roberto en compañía de unos desconocidos, marchándose de allí por indicación del propio Roberto, ignorando José Ramón lo que luego pasó con Roberto.

  • DÉCIMOPRIMERO.- Si José Ramón Vega Martínez no tuvo nada que ver en la muerte Roberto Larralde Urcera, no teniendo participación de clase alguna en el crimen.

  • DUODÉCIMO.- Si ni Julio López Díez ni tampoco Miriam Caballero Jiménez tuvieron participación alguna en la muerte de Roberto Larralde, no planificando nada al respecto ni el uno ni la otra, ni tampoco conjuntamente.

  • DECIMOTERCERO.- Si Froilán Álvarez Silvano no tuvo ninguna intervención en la planificación que pudiera haber existido para dar muerte a Roberto Larralde Urcera, siendo lo único cierto que en el ejercicio de su profesión de detective privado, el día 4 de julio de 2014 acudió a la Comisaría de Policía de León, interesándose sobre si estaba vigente una orden de alejamiento de Roberto en relación con su mujer Miriam, ya que le constaba que estaban viviendo juntos en la localidad de Santibáñez del Bernesga (León).

  • DECIMOCUARTO.- Si Miriam Caballero Jiménez no tuvo participación alguna en la muerte de Roberto Larralde, ni planificó con persona alguna su muerte.

  • DECIMOQUINTO - Si Carlos Helí de la Red Cerezal, empleado de Julio López Díez, no tuvo nada que ver en la muerte de Roberto Larralde Urcera, limitándose a cumplir con la orden de su jefe para que el día 13 de septiembre de 2014 cuando recibiera una llamada de José Ramón para que fuera a recoger un móvil a la estación de autobuses de León, lo hiciera, y para que a continuación llamara a una serie de personas que le indicó de una lista Julio, y que fueron al propio Julio, a su hermano Jesús María, a Nesrine y a Froilan, todo lo cual cumplió Carlos Heli al pie de la letra, desconociendo cuales eran las intenciones de Julio López, ni tampoco le preguntó nada al respecto.

  • DECIMOSEXTO.- Si Adrián Martínez Rodríguez le vendió a Antonio Gabarra Romero y éste a su vez se la vendió a José Ramón Vega Martínez una pistola, y con la cual José Ramón dio muerte a Roberto Llarralde la noche del día 13 de septiembre de 2.014, cuya arma carecía de guía de pertenencia y ninguno de ellos tenía licencia de armas.

  • DECIMOSEPTIMO.- Si ni Adrián ni Antonio conocían el fin que le iba a dar o que le dio José Ramón a la citada arma.

  • DECIMOOCTAVO.- Si tanto Adrián como Antonio conocían cuando se desprendieron del arma, que iba a ser usada por José Ramón para matar a Roberto.

  • DECIMONOVENO.- Si José Ramón Vega Martínez fue el autor material de la muerte de Roberto Larralde Urcera efectuándole un disparo en la cabeza cuando caminaba de espaldas.

  • VIGÉSIMO.- Si Julio López Díez fue quien planificó y organizó la muerte de Roberto Larralde, induciendo a José Ramón a cometer el crimen, actuando conjuntamente con él Miriam Caballero Jiménez, a la sazón mujer de Roberto si bien mantenían una separación de hecho, con orden de alejamiento entre ambos.

  • VIGESIMOPRIMERO.- Si Miriam solo colaboró de forma auxiliar en la muerte de Roberto.

  • VIGESIMOSEGUNDO.- Si Froilán solo contribuyó de manera auxiliar, al igual que Carlos Heli, en la muerte de Roberto que Julio planificó y llevó a cabo José Ramón.

  • VIGESIMOTERCERO.- Si ni Adrián ni tampoco Antonio conocían el destino de la pistola que le fue vendida a José Ramón y con la que se le dio muerte a Roberto.

Su mujer, Miriam C., la madre de sus hijos y con quien llevaba 16 años le denunció por malos tratos en 2010 y Larralde pasó siete meses en la prisión de Mansilla de las Mulas. Al salir de la cárcel volvió con su esposa y la pareja, pese a tener una orden de alejamiento, la incumplía sistemáticamente. Ella lo hacía amenazada por su marido y solían vivir juntos en casa de la familia de Roberto, al menos algunas temporadas.

Interrogatorios

La policía acudió el día del crimen a interrogar a la mujer de Larralde por si sabía algo del paradero de su marido y Miriam les contó que el día anterior acudió con su marido a Valladolid para llevar a una amiga que tenía que coger un tren.

Miriam -elemento clave en el crimen- llevaba desde mayo viéndose en secreto con un empresario del sector de la madera llamado J. L.

La noche en que su marido desapareció, J. L. llevó a Miriam a Madrid en su Porsche junto a dos amigas que les acompañaban por si el marido se enteraba de algo. De hecho, a la vuelta, decidió bajarse con su amiga antes de llegar a León y coger otro coche por si su marido la estuviera acechando.

Localizaciones

Pese a las investigaciones por localizar al empresario, ni Policía ni familia lograron entonces encontrarle.

Cinco días después del crimen, los guías caninos que habían llegado desde Madrid hicieron su trabajo. Dos perros, 'Santos' y 'Brutus', marcaron un montículo en la ribera del río Bernesga a su paso por Santa Olaja de la Ribera, a unos siete kilómetros de León, sobre el que solo se veían hojas.

Al retirarlas apareció primero una zapatilla de deporte del número 45 y luego el cuerpo de Roberto Larralde. Tenía un disparo en la cabeza, el esternón fracturado y varios golpes en el cuerpo, según el auto hecho público en su día por Onda Cero.

La policía repasó en su investigación quién fue el que hizo la última llamada al teléfono de Roberto Larralde. La llamada que le hizo dejar a sus hijos con la abuela fue de J.R. Vega, un hombre al que había conocido en prisión en el año 2010. Vega es un delincuente bragado, que ha sido detenido 30 veces en su vida.

La policía da por sentado que el cerebro de todo este plan es J.L., el amante de la mujer de Larralde, para el que Vega ha trabajado algunas temporadas en sus empresas.

«Posiblemente le citaron allí con cualquier otra excusa. Mientras, Vega hace algunas cosas antes de su cita con Larralde. Acude al bar Granada, donde están J. L., y dos personas más, un detective privado de iniciales F.P. y otro trabajador de López, un tipo llamado C. de la R. Todos van a participar de un plan para engañar primero a Larralde y luego a la policía», aseguró en su día la citada emisora.

200 euros fue el pago

Se sabe quién presuntamente disparó a Larralde, todo indica que fue Vega. Las cámaras de seguridad del bar Granada grabaron la reunión en la barra. J.L. le da 200 euros, supuestamente para cocaína, y luego va a recoger a la mujer de Larralde, con la que sale para Madrid. Pasan la noche viajando, toman unas copas y duermen en Móstoles, en casa de la madre de una amiga de Miriam.

Vega, por su parte, se va del bar y contrata los servicios de una prostituta rumana, Mikaela, con la que tiene relaciones dentro de una furgoneta mientras hace tiempo para encontrarse con el boxeador. Hacia las once y media, el supuesto asesino vuelve al bar Granada. Allí le van a devolver su teléfono móvil y también van a darle una coartada.

El detective privado, F.P., está bajo sospecha porque la policía cree que sus conocimientos fueron clave para crear el escenario del crimen. Lo que hicieron fue que Vega, antes de salir a matar al boxeador, dejara el teléfono en el bar al primo, al empleado de J. L. Éste, C. de la R., recibió también una servilleta, según declaró, con los números de teléfono a los que tenía que llamar mientras Vega estaba cometiendo el crimen lejos de allí, recuerda Onda Cero.

El empleado cumplió la misión: llamó a J. L. de viaje hacia Madrid, llamó a su propio hermano, que estaba trabajando con su camión en Asturias, llamó a una hermana del camarero del bar que le gustaba y le propuso irse juntos De esa forma, cuando la policía, como hizo, investigase la posición de su teléfono móvil, estaría muy lejos del lugar del asesinato.

Otras conexiones

El detective implicado ya se vio envuelto en un asunto de un homicidio tiempo atrás. Lo curioso es cómo conoce y se hace amigo de J. L., el empresario amante de la mujer de Larralde y supuesto cerebro del crimen. La esposa de J. L. lo contrató tiempo atrás para investigar las infidelidades de su marido. El detective lo que hizo fue avisar al marido, hacerse amigo de él y tratar luego de ayudarle con su amante.

En verano, incluso acudió a la policía de León a denunciar que «la mujer de un amigo tiene problemas con su anterior pareja», se refiere ya entonces al boxeador Larralde, aunque cuenta solo media verdad. En agosto, una patrulla de la policía le identifica junto al empresario cuando ambos están muy cerca de la casa de Larralde y su esposa, según informa Onda Cero.

El puzzle, finalizado

La policía ha logrado juntar todo este puzzle de malos tratos y asesinato aunque no fue fácil. El supuesto asesino dijo que había dejado a Larralde negociando con dos sicarios de aspecto extranjero que tenían un BMW oscuro. Para explicar que tenía residuos de disparo en las manos contó que un par de días antes había estado pegando tiros a unos tablones de madera con una pistola que le dejó el empresario J. L. Más difícil de explicar fue lo de la retroexcavadora.

Fueron dos perros policías los que encontraron el cadáver. La policía de León encontró finalmente la retroexcavadora oculta en una nave industrial de la calle Real: Vega admitió que a las siete de la mañana del día del crimen acudió con ella al vertedero, pero no dice que fuera para enterrar a Roberto Larralde, sino que lo hizo para buscar el supuesto hachís que iban a robar a otros traficantes.

El primo, C. de la R., el que hizo las llamadas de teléfono para despistar, y el detective privado, están en libertad con cargos. El supuesto asesino y el cerebro del plan están en prisión. Mientras, Miriam, a la espera de juicio, se encuentra en libertad con protección de día y noche.

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