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Miembros de la UME León participa en los trabajos tras el terremoto de Ecuador
Héroes con corazón de León

Héroes con corazón de León

Los miembros de la Unidad Militar de Emergencias destacados en Ecuador tras el terremoto cuentan su historia, en la que el trabajo y los sentimientos conviven entre los restos de ciudades devastadas

N. barrio-leonoticias

Jueves, 5 de mayo 2016, 14:09

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La austeridad castrense no invitaba a grandes actos, pero el recibimiento era más que merecido. Su historia, la de los militares de la Unidad Militar de Emergencias en Ecuador, era digna de ser contada. El General Martínez Meijide tenía el honor de presentar a los protagonistas y no dudó en quitarse rápidamente los focos. Tomó la palabra el Comandante Iván Herreras, jefe de contingente en Ecuador. La historia de intensas jornadas de trabajo en un país parcialmente devastado captaba la atención de todos los presentes. No podía ser de otra manera.

Todo empezó en Canoe, una ciudad turística situada en la costa ecuatoriana. Sabiendo que las 72 primeras horas tras el terremoto son fundamentales, los 57 militares españoles destacados, de los que 45 eran de la UME y 12 del Edicam madrileño arribaron a la ciudad americana bien pertrechados de herramientas («con más medios que cuando fuimos a Haití», como señalaba el Soldado Cuervo), seis perros (cuatro de búsqueda de vivos y dos para fallecidos) y todo lo necesario para el trabajo en un país que había sufrido un movimiento de tierras que no se recordaba desde hacía cuarenta años.

Tras pasar allí una jornada de trabajo, los militares se trasladaron a Manta, localidad eminentemente turística situada a poco menos de 400 kilómetros de Quito, capital del Ecuador. El destino era la zona de Tarqui, un barrio comercial totalmente arrasado.

«Lo que hemos hecho fundamentalmente en los dos primeros días fue localizar personas vivas, pero después fue localizar cadáveres. Después zonificamos los lugares, revisando los edificios uno a uno buscando víctimas y dejando la zona de forma que esté limpia», comentaba el Comandante Iván Herreras.

La suerte no sonreía. El destacamento no logró encontrar vivos entre los escombros de edificios costeros cuyas construcciones no eran las mejores. Eso sí, la UME fue el primer equipo internacional en llegar a la zona, poniéndose a disposición de las autoridades del país en el mismo momento de pisar tierra. Aquí, pudieron prestar su trabajo dedicándose a la al apuntalamiento de edificios y a la recuperación cultural, concretamente dando apoyo técnico y rescatando material sanitario en un hospital. Allí lograron salvar incubadoras y sistemas médicos que lograron rescatar de un centro sanitario que se encontraba en la ruina. En el terremoto, la vida continúa, y así lo contaba el Comandante: «Con apoyo del ejército ecuatoriano pudimos sacar lo más importante de un hospital, pero ves como la gente que estaba en él ahora permanece en tiendas de campaña e incluso cuando estábamos allí, nació un niño. La vida sigue a pesar de todo».

Un pueblo, el ecuatoriano, que está acostumbrado a graves inundaciones, volcanes en erupción, y demás catástrofes que quedan lejos de los devastadores terremotos. El Brigada Rodríguez, que ya había estado en Haití en el año 2010, explicaba las diferencias entre ambas catástrofes, contando la historia sobre cómo su rescate también fue cultural, como el rescate y apuntalamiento del Museo Arqueológico de Bahia de Caraquez.

La labor de la UME leonesa en Ecuador está lejos de la frialdad. Durante los trabajos se mezclan sentimientos y contener las vivencias provoca que estas salgan al volver a casa, como cuentan los propios protagonistas. «Desde el punto de vista emocional no se entrena, ves allí la necesidad, gente buscando y pidiendo un trozo de membrillo, cuando llegue a casa les dije a mis hijos que no sabéis la suerte que tenemos de vivir en un país como este».

Como confiesan, los militares destacados se sorprendieron de la capacidad del pueblo ecuatoriano, que como afirman siempre tuvieron las manos abiertas a cualquier labor que contribuyera al bien común. Una historia que pone una sonrisa allí donde solo había destrucción, y que merece ser contada, una vez que los militares españoles han vuelto a casa. León recibe a los 39 miembros de la UME, esperando que su próxima aventura siga ayudando a los que más lo necesitan.

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