La lluvia no frena a Don Carnal

No hay agua que pueda con las ganas de fiesta. El carnaval, tan esperado por los leoneses, no entiende de excusas y un año más volvió a sacar a la calle centenares de personas en un gran homenaje a la imaginación. Y contra las ganas de pasarlo bien, no hay fuerza suficientemente potente para dejar las intenciones en el sofá.

La fiesta empezaba en Papalaguinda. Con amenaza de lluvia, las comparsas salieron a desfilar al ritmo alegre de charangas y disco móviles, que animaban el discurrir de los disfraces con los ritmos del momento. Un año más, el carnaval leonés fue una amalgama de todo. Abejas que compartían espacio con botes de miel andantes, patinadores portadores de luz, vaqueros que hacían de la calle Ancha una avenida más propia del lejano oeste, o loros y papagallos que llegaron desde puntos más tropicales.

La bandera de todos fue la sonrisa. No fueron pocos los que contemplaron el colorido desfile desde las aceras, captando con móviles y cámaras cada atuendo, quien sabe si como recuerdo o para copiar modelito en próximas citas.

A la llegada de la cabeza de la comitiva a la Gran Vía de San Marcos, la lluvia comenzó a hacer acto de presencia, y lo que en principio fue un leve chispeo pasó a ser una descarga que obligó a la fiesta a apretar el acelerador, completando lo que restaba de recorrido a más velocidad.

Don Carnal volvió a triunfar sobre Doña Cuaresma. Y sobre la lluvia, porque no hay rival que pueda con las ganas de celebrar.