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Richard Nixon se despide desde su helicóptero tras presentar la dimisión.
Del Watergate a Snowden

Del Watergate a Snowden

Cuarenta años después de la histórica dimisión de Nixon el espionaje ilegal sigue siendo noticia en los Estados Unidos

J. M. ANDRÉS

Sábado, 9 de agosto 2014, 07:28

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Ocho de agosto de 1974. 21.05. Richard Nixon se convierte en el único presidente en la historia de los Estados Unidos que ha renunciado a su cargo desde la independencia del país en 1776. El espionaje ilegal, destapado por el 'caso Watergate', había acabado con su brillante carrera política. Ya en 2013 Edward Snowden, que ha obtenido tres años más de permiso de residencia en Rusia, destapaba la inmensa maquinaria de vigilancia que los servicios de inteligencia estadounidenses mantienen actualmente. Han pasado cuarenta años pero el paralelismo resulta evidente.

En las elecciones presidenciales de 1972 la victoria electoral de Nixon ante el demócrata McGovern había sido arrolladora. Su popularidad alcanzaba por aquel entonces cotas máximas. Todo parecía rodado en su segundo mandato presidencial tras haber superado un gran incremento del déficit público y una inflación preocupante en 1971.

Incluso la delicada cuestión de la Guerra de Vietnam, un gran dolor de cabeza para el californiano, heredado desde la administración Eisenhower, parecía mitigarse mediante la retirada progresiva de las tropas estadounidenses del conflicto, apoyando con dinero y armas al régimen de Saigón y reservándose el derecho a intervenir en la guerra si así lo estimaba oportuno.

Sin embargo, todo cambiaría para Nixon en junio del 72. Frank Willis, guardia de seguridad del complejo de oficinas Watergate, sede del Comité Nacional del Partido Demócrata en Washington, advertía sobre la entrada de cinco individuos en el edificio violando los controles de seguridad. Los cinco asaltantes resultaron ser miembros de la Operación 40 de la CIA, cuyo líder era James McCord, director de seguridad del 'Comité para la reelección de Nixon'. El escándalo estaba servido y la ayuda anónima de William Mark Felt, el enigmático 'Garganta Profunda', impulsó una marea que Nixon nunca pudo detener. Resulta curioso establecer la semejanza entre Felt y Snowden. Los años pasan pero hay historias que parecen repetirse cíclicamente.

Tras dos años tratando de suavizar la incontrolable polémica, el 27 de julio de 1974 el presidente Nixon fue acusado de obstrucción a la justicia y dos días después se aprobó otra acusación por abuso de poder y desacato al Congreso. El terreno ya estaba despejado para que el Senado de los Estados Unidos pidiese su destitución del mando presidencial. La situación era insostenible y la inevitable dimisión llegaba mediante un mensaje televisado en la tarde del 8 de agosto. La vida política de Richard Nixon tocaba a su fin, el escándalo Watergate la había pulverizado. Cuarenta años después parece que el 'Estado de vigilancia' continúa en Estados Unidos.

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