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Militares sirios cerca de la ciudad de Duma AFP
Editorial: contener a Bashar al-Ásad

Editorial: contener a Bashar al-Ásad

La 'inteligencia' que los sirios necesitan de Trump no es la de sus misiles, sino la de la persuasión para que cesen los ataques

Jueves, 12 de abril 2018, 08:53

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El anuncio que Donald Trump hizo ayer por Twitter del próximo lanzamiento de misiles estadounidenses –«bonitos, nuevos e 'inteligentes»– sobre Siria representa una bravata de tan baja catadura que inhabilita moralmente al inquilino de la Casa Blanca para continuar dirigiéndose a la opinión pública arrogándose el inmenso poder armado de que dispone su país. Nadie que tache de «animal» a Bashar al-Ásad porque «asesina a su gente y lo disfruta» hace honor a la dignidad humana cuando recurre a un lenguaje socarrón para advertir de más destrucción en un país que se ha convertido en el espejo de la barbarie compartida en pleno siglo XXI, en medio de la indiferencia mundial. Anteayer Rusia hizo uso de su capacidad de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir la tramitación de la propuesta de Estados Unidos para investigar el ataque con armas químicas contra la localidad siria de Duma. Trump replicó ayer con un tuit advirtiendo: «Prepárate Rusia», cuando en realidad son los habitantes de Siria quienes se ven amenazados por la escalada de posiciones entre dos potencias que parecen rememorar la Guerra Fría, precisamente cuando se investiga sobre la intromisión rusa en la campaña electoral que inclinó la balanza de la presidencia de EE UU. Los últimos siete años de Siria están siendo una macabra historia de cómo los países más poderosos pasaron de apoyar la oposición armada a el-Ásad o reclamar su renuncia, a acabar disculpando su sangrienta tiranía con el objetivo de salvar el régimen de un sátrapa ante el avance del Estado Islámico, y disentir ahora respecto a la naturaleza de un poder que se alza sobre la muerte sistemática de los sirios y sobre la forzada huida de miles de ellos. En Siria se escenifica hoy un pulso tan impostado entre Rusia y Estados Unidos, con los principales actores regionales en segundo plano, que los últimos episodios no deberían servir para ocultar la injustificable vergüenza que la tragedia ha supuesto ya para la comunidad internacional. Trump se jactaba ayer de la 'inteligencia' de sus misiles, como si sus posibles efectos fueran a resultar inocuos para la gente desarmada. Pero la 'inteligencia' que los sirios necesitan de la primera potencia mundial es aquella que logre impedir más ataques contra la población indefensa. Aquella que procure la contención del régimen de Bashar al-Ásad, ya que parece imposible su desaparición

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