El Príncipe Harry y Meghan Markle, después de pasar la Navidad con la Familia Real en Sandringham, decidieron recibir el nuevo año en la Riviera francesa, donde decidieron tomarse un respiro en los preparativos de su boda que se celebrará el próximo 19 de mayo, según informa Bekia.
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Según publicaba el 'Daily Mail', la pareja cogía a primera hora de la mañana un avión con destino a Niza y en el que se sentaron en la parte trasera del aparato, intendo pasar de la forma más desapercibida posible, algo difícil si tenemos en cuenta las tres filas de guardaespaldas que le custodiaban. Para seguir pasando desapercibidos, fueron recibidos por el cuerpo de policía francesa y durante su estancia en la ciudad gala contaron con el equipo de protección del país.
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