La fiebre amarilla

Internet se ha teñido súbitamente de amarillo mostaza. Blogs de moda, páginas especializadas, revistas del corazón y diarios tradicionales hablan de ello sin parar. El penúltimo fenómeno viral en la red es esta cazadora de polipiel de menos de 40 euros que ha sido trending topic en Twitter y tiene su propio perfil de Facebook e Instagram. «Me la compré pensando que nadie se iba a atrever con ese color tan chillón, y ya ves», reconoce Juana Vanessa García, la vizcaína que ha montado la página Víctimas de la chaqueta amarilla de Zara y parafraseando a otro fenómeno viral la ha liado parda. Hace tan solo unos días que el perfil está en marcha y ya tiene más de 5.000 adeptos. Solo ayer, cuando era citada en las webs de moda de medio mundo, sumaba 2.000 nuevos me gusta. Y subiendo.

La plataforma ha servido para recopilar testimonios gráficos del grado de saturación que ha llegado a alcanzar la dichosa prenda. En las calles de Bilbao, Madrid o Londres, en el metro de París, en programas de televisión. Hasta la portada del diario La Opinión de Tenerife, en cuya foto principal totalmente ajena a la moda se colaban ayer no una, sino dos cazadoras del mismo color. Ella misma se ríe a carcajadas de las proporciones que ha alcanzado esta fiebre amarilla: «Me han llegado mensajes privados de todo el mundo explica, desde una señora de Alicante que quiere fastidiar a su vecina y me manda fotos suyas con la chaqueta diciéndome que es una víbora, hasta una chica de México que la ha visto en el programa La Voz o un dependiente de un Zara en Londres que asegura que ha llegado a vender 40 o 50 en un día».

Por supuesto, ella también tiene su chupa mostaza, pero, según cuenta, llevaba dos meses descansando en el armario. «La compré porque me encanta, tiene el corte perfecto y mi color favorito, pero no me había atrevido a ponérmela porque una amiga mía no hacía más que mandarme fotos de gente por la calle con la dichosa chaqueta y el mensaje ¡Devuélvela!». Hace un par de fines de semana, por fin, se atrevió a estrenarla para el concierto de una banda llamada, precisamente, Yellow Big Machine, que ya se plantea hacer un videoclip llevando la archifamosa cazadora.

Moderna militante

Juana Vanessa trabaja como asesora legal en una empresa de telecomunicaciones, una actividad en principio ajena a los arcanos de la moda. Sin embargo, su corte de pelo a tazón perfectamente delineado, los labios pintados de azul o el colorista vestido que asoma por debajo de su ¿cómo no? chaqueta amarilla de Zara delatan a una moderna militante, bastante conocida en los círculos alternativos de su Bilbao natal. En sus ratos libres alimenta un blog llamado Rijuanarules, en el que hace unos días analizaba el fenómeno, adelantándose a Vogue o Vanity Fair.

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La verdad es que la prenda lo tiene todo para triunfar. El color de la temporada, el corte preferido por las blogueras, el material, una piel sintética barata y apta para activistas y un precio de risa: 39,95 euros. Bueno, eso hasta que se agotó en las tiendas, porque ya circulan ofertas en la red en las que se pide por ella el doble o el triple de esa cantidad. Una de sus mayores virtudes es que ha conseguido encajar en el look de niñas de 14 y mujeres de 60, pijas, chonis, bakalas o hipsters.

Además, no se trata de un fenómeno alimentado por celebrities al uso, sino que ha nacido de forma más o menos espontánea hasta adquirir tintes de auténtica plaga. Si bien es cierto que en las últimas semanas las redes han recibido un goteo constante de posts de egobloggers como Dulceida, Con 2 Tacones o 100 vestidos, luciéndola. Hasta que Miranda Makaroff dijo basta. La papisa de la moda nacional pontificó desde su cuenta de Twitter: «Muerte infernal a la chaqueta amarilla de Zara» y dividió al planeta entre defensores y detractores.

No se recordaba un caso similar en el mundo de la moda. Una cazadora verde con mangas de polipiel negras que se vendía en Zara, Pull&Bear y Bershka estuvo cerca de conseguirlo hace unos tres años. Pero el color era más discreto, como también lo fue su repercusión. Las zapatillas Adidas blancas, que han copiado todas las marcas, son otro claro ejemplo de omnipresencia. Pero hasta ahora ninguna de estas prendas había logrado unir al éxito de ventas un fenómeno viral tan marcado en las redes.