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Infanta Cristina, Magdalena de Suecia y Mette-Marit.
La Infanta Cristina, entre las princesas más odiadas de la realeza europea

La Infanta Cristina, entre las princesas más odiadas de la realeza europea

Le acompañan en el ránking Magdalena de Suecia y Mette-Marit de Noruega

el norte

Viernes, 12 de febrero 2016, 18:49

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Los problemas con la Justicia de la hermana del Rey de España, la dejadez de funciones de la hija de los Reyes de Suecia y la actitud de la mujer del heredero de Noruega dejan por los suelos su imagen pública.

Las diez monarquías que existen en Europa no están vistas de la misma manera por los ciudadanos. En España, por ejemplo, la visión que hay de la Casa Real ha bajado algunos enteros desde 2011 por el Caso Urdangarín, los escándalos protagonizados por el Rey Juan Carlos, la aparición de Corinna zu Sayn-Wittgenstein y por la crisis económica que asola el país desde 2007.

Pero dentro de cada una de las Casas Reales, sus miembros no tienen el mismo nivel de popularidad. Mientras hay quienes se llevan los aplausos y la admiración de los contribuyentes, hay princesas que generan controversia e incluso odio.

El caso que más llama la atención es el de la Infanta Cristina de Borbón y Grecia, la segunda hija del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía. Desde su juventud, fue uno de los miembros más valorados de la Casa Real, pero con el paso de los años la visión fue cambiando radicalmente. En 2009, los entonces Duques de Palma abandonaron Barcelona para instalarse en Washington debido a que Telefónica nombró a Iñaki Urdangarín delegado de Telefónica en Latinoamérica y Estados Unidos, con lo que se pretendía alejar a la familia Urdangarín de Borbón de un escándalo de corrupción que terminó por saltar en otoño de 2011: el Caso Nóos.

El 12 de diciembre de 2011, la Casa Real apartó a Urdangarín de la agenda oficial por su comportamiento 'no ejemplar', mientras que la Infanta Cristina terminó en un ostracismo total y absoluto para un miembro de la realeza. Después de cuatro años de instrucción del caso, gran parte de la sociedad española aplaude que Cristina de Borbón esté sentada en el banquillo de los acusados por dos delitos fiscales.

Magdalena de Suecia

Aunque no se ha sentado en el banquillo, Magdalena de Suecia tampoco es bien vista por sus conciudadanos. Ha visto cómo pasaba de ser muy querida por los suecos a ser la menos valorada por los ciudadanos de su país. En 2010, dejó para siempre su Suecia natal para iniciar una nueva vida en Nueva York, donde cambió los actos oficiales por un trabajo no remunerado en la entidad solidaria World Childhood Foundation. Su salida del país nórdico se debió a su ruptura de su compromiso matrimonial con Jonas Bergström, el que era su novio desde 2002 y con el que llevaba años conviviendo.

Con el paso del tiempo, conoció a Chris O'Neill, un multimillonario de origen británico del que quedó prendada instantáneamente. Al vivir en Nueva York, Magdalena comenzó a ahondar en la dejadez de funciones institucionales, lo cual no gustó nada a los suecos.

Su boda con Chris O'Neill en 2013 fue un acontecimiento, pero la Casa Real tiró la casa por la ventana, algo que tampoco gustó. A pesar de ello, los suecos querían que su princesa volviera a casa, mientras que ella no estaba dispuesta.

El nacimiento de sus hijos tampoco provocó la conciliación con el pueblo sueco que no veía con buenos ojos que los niños recibieran títulos y dignidades reales si no viven y se crían en Suecia.

Mette-Marit de Noruega

La tercera en discordia es Mette-Marit de Noruega, que entró en la Familia Real que comanda el Rey Harald V al casarse con el Príncipe Heredero el 25 de agosto de 2011. No fue fácil llegar hasta allí, habida cuenta de que era madre soltera y que tenía un pasado escandaloso y que ni los Reyes ni los ciudadanos noruegos veían apropiada a la joven como futura reina. Al final se impuso el amor, y Mette-Marit comenzó a ganarse poco a poco el cariño de los ciudadanos.

Todo iba bien para ella hasta 2012, pero los noruegos se dieron cuenta de que no estaba entusiasmada con su trabajo, ni comprometida ni con sus labores institucionales ni con su apoyo al Príncipe Haakon. A ello se unieron sus dolores de espalda que le hicieron disfrutar de bajas, algo que no agradó.

A lo largo de su pertenencia a la realeza, ha sufrido críticas por sus vacaciones a todo lujo con Haakon de Noruega o por su decisión de escolarizar a sus hijos Ingrid y Sverre en colegios privados.

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