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Isabel II pronuncia un discurso en la Cámara de los Lores durante la ceremonia de apertura del Parlamento, en Londres.
Y 41 años después sigue reinando

Y 41 años después sigue reinando

En abril de 1974 Inglaterra se despertó con la noticia de que Isabel II iba a legar su corona al príncipe Carlos por problemas de salud

Alfonso R. Aldeyturriaga

Sábado, 5 de septiembre 2015, 08:32

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Isabel Alejandra María nació el 21 de abril de 1926. Como hija de príncipe se convirtió en princesa. Con tratamiento de Alteza Real, ocupaba entonces el tercer puesto en la sucesión al trono. No parecía designada a reinar. Pero la abdicación por amor de su tío Eduardo, enamorado de la dos veces divorciada Wallis Simpson, apenas un año después de colocarse la corona, lo cambió todo. Y de qué manera. Su padre se convirtió en Rey, ella en heredera y, tras la muerte de Jorge VI, inició su reinado, el que este 9 de septiembre batirá récords. Isabel II superará en longevidad en el trono a su tatarabuela, la reina Victoria, que reinó de 1837 a 1901, exactamente 23.226 días, 16 horas y 23 minutos.

Probablemente, en días, una vez establecida una nueva marca, se reabra el debate de la sucesión. No sería el primero. La Reina de Inglaterra es hoy una anciana, su Heredero ya ha entrado en edad de jubilación, el Heredero del Heredero ya ha superado alegremente la treintena y el Heredero del Heredero del Heredero empieza a tener consciencia de que no es un niño más. Y de la misma forma que un buen día la Historia de Inglaterra dio un giro radical con la abdicación de Eduardo, ¿qué hubiera ocurrido si en abril de 1974 realmente la reina Isabel hubiese dicho hasta aquí?

El mismo día en que Victoria Adams vino al mundo, hace ahora 41 años, "varios periódicos serios de Londres", según recogieron las crónicas de la época que se publicaron aquí, en España, anunciaban que "La Reina de Inglaterra podría abdicar pronto". Lo de "pronto", ahora, pasadas cuatro décadas, suena a chiste. Pero el caso es que entonces sí se creyó la noticia. Isabel II, a punto de cumplir los 48, ya llevaba 22 años en el trono. Contaba la información distribuida por la agencia EFE que el príncipe Carlos, que no era precisamente un niño, sería nombrado regente o lugarteniente del reino.

"El viaje de la reina (a Polinesia) permitió confirmar su estado de salud extraordinariamente frágil. A pesar del maquillaje, los rasgos de la reina denotan cansancio, apareció escrito en prensa. No solo eso. A parte de comentarse que la decisión de la soberana se anunciaría tan pronto como el príncipe Carlos haya contraído matrimonio" (no se casó con Diana de Gales hasta siete años después), incluso se decía que "en Londres se ha comenzado ya a hablar de su posible desaparición por razones de salud". Aunque la clave de lo que podía estar sucediéndole en ese momento a la reina Isabel, de 47 años, no hay que olvidarlo, también se dice en la crónica de la época sin decirlo: "¿Acaso es cierto que la reina padece de una enfermedad suficientemente grave o bien se trata simplemente de la edad difícil que la soberana soporta con las mismas dificultades que el resto de las mujeres?". Duda resuelta. Y más ahora, 41 años después. Menopausia. Lo que le ocurría a Isabel II es que tenía la menopausia.

¿Qué hubiera ocurrido si, por el contrario, Isabel II sí hubiera abdicado entonces? Pues a saber. Quién sabe si Carlos en vez de acceder, obligado, a casarse con Lady Di hubiera hecho lo que le pedía el corazón y hubiese elegido a Camila. Claro, que habría surgido un problema, y gordo, porque su hoy mujer ya estaba casada con Andrew Parker Bowles. Pero Dios, como le canta el himno, la salvó a ella y a Inglaterra de más terremotos en Buckingham. Y el tiempo ha demostrado que la salud de Isabel II está a prueba de bomba.

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