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Domingo, 26 de junio 2016, 18:50
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Apacible jornada electoral la de este domingo en Valladolid. Ningún incidente, ninguna anécdota reseñable, nada más que la normalidad y la tranquilidad como características más repetidas para definir lo que está siendo el día.
Todos, canditados al Congreso y al Senado, alcaldes y representantes institucionales pasaron por los colegios electorales y votaron. El único lugar que vio afectada su normalidad, por decirlo de alguna manera, fue la villa de Siete Iglesias de Trabancos a la que la Delegación del Gobierno prohibió la celebración de los habituales festejos taurinos que se organizan en las fiestas patronales. La razón, sencilla, fue que no podía destinarse a fuerzas de seguridad a su vigilancia, ya que todos los efectivos de la Guardia Civil están dedicados a la vigilancia del proceso electoral. Y sin fuerzas del orden no se pueden celebrar festejos taurinos.
El primero de los candidatos en votar fue Paco Igea, de Ciudadanos, que calificó la jornada como «el día de la marmota, un día que no tenía que haber sucedido». Poco después era Tomás Burgos, del PP, el que pasaba por el colegio electoral para votar. El Secretario de Estado de la Seguridad Social declaró que España «se juega el futuro de próximas décadas contra desafíos internos y externos». Soraya Rodríguez, del PSOE, votaba con la esperanza de que espera que los partidos políticos sean «capaces de negociar, dialogar y consensuar un Gobierno del cambio» y la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina lo hacía confiando en que el resultado final traiga a España el progreso tras este día «trascendental» para el futuro
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