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Carles Puigdemont en Bruselas. Efe

Puigdemont niega la tercera vía y asegura: «El Estado no quiere ser reformado»

Aunque no descarta volver a Cataluña antes de las elecciones, ha reprochado que no poder ser investido presidente «es una opción antidemocrática»

europa press

Barcelona

Domingo, 10 de diciembre 2017, 11:04

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El candidato de JuntsxCat y presidente cesado de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha negado este domingo la existencia de una tercera vía al independentismo y al Estado actual, y ha alertado de que "el Estado no quiere ser reformado", por lo que cree que continuará siendo así durante muchos años.

En una entrevista del diario 'Ara', ha rechazado que la tercera vía sea una alternativa real: "La fantasía más grande que ha habido en el imaginario político ha sido la tercera vía. Cuando alguien dice 'tercera vía', está diciendo 'la España que veis ahora".

"Nos hemos equivocado inflando el globo de la tercera vía, en lugar de reconocer que era un eufemismo. Es una pura fantasía. El Estado no quiere ser reformado", ha sentenciado.

Por ello, Puigdemont ha advertido a los que creen en la tercera vía de que "la España que ven ahora es la que quedará durante muchos años", de manera que pide a la gente contraria a la independencia que revise bien cómo es el Estado actualmente.

Ha negado que la vía unilateral hacia la independencia sea la única posibilidad, ha defendido que "la única unilateralidad efectiva es el 155" y ha preguntado a los candidatos del PSC, Cs y PP, Miquel Iceta, Inés Arrimadas y Xavier García Albiol, si respetarán el resultado del 21-D, aunque ganen las fuerzas contrarias al 155.

También ha rechazado que haya contradicciones entre ERC, JuntsxCat y la CUP, y ha reclamado unidad: "El objetivo es compartido. Debemos ser militantes de Cataluña más que militantes de cada partido. Si no nos despistamos en el horizonte podremos continuar conciliando los legítimos ritmos, discrepancias y matices".

Puigdemont ha sostenido que, si ganan los partidos contrarios al 155, lo primero que debe hacer el Gobierno central es dejar sin efecto su aplicación y ha lanzado un mensaje a la UE: "¿Aceptará que un estado miembro no respete el mandato de las urnas con las reglas del juego del mismo Estado?".

Acta de diputado e investidura

Ha avisado de que "los resultados vendrán afectados por una gran anormalidad" por los presos soberanistas y los consellers cesados en Bélgica, de manera que ha exigido que haya observadores internacionales revisando las elecciones, valorando la neutralidad de los medios de comunicación públicos y la actuación de la policía.

El presidente cesado se ha mostrado convencido de que tomará posesión del acta de diputado y espera que sus "derechos sean garantizados por todos aquellos que se han pasado durante años y los últimos meses bramando por los derechos de los diputados".

Aunque no descarta volver a Cataluña antes de las elecciones, ha reprochado que no poder ser investido presidente "es una opción antidemocrática".

"Si decimos a todo el mundo que acepte el resultado, si es que yo acabo siendo presidente, no hay opción. Aceptar una alternativa es aceptar lo que nos está pasando", ha manifestado.

Preguntado por el papel del PDeCAT en la lista de JuntsxCat, ha explicado que decidieron "que no era el momento del partido" y ha pedido que sea más premiado que castigado.

"EL ESTADO NO GANARÁ NUNCA" EN DEMOCRACIA

Sobre la euroorden que el Tribunal Supremo retiró esta semana, Puigdemont ha criticado que, según él, el Estado español está utilizando una directiva europea para hacer política y que "quizás en España lo puede hacer, pero esto es Europa; aquí no hay jueces amigos".

Ha considerado que en la cuestión de la euroorden ha ganado y ha defendido que en cuestiones democráticas el independentismo puede ganar al Estado: "Mientras conduzcamos la situación en términos democráticos de participación positiva, el Estado no ganará nunca. Si el Estado nos lleva a su terreno de juego, la confrontación, la ulsterización como dicen, perderemos".

Asimismo, Puigdemont ha negado que rechazara convocar elecciones porque se le acusó de traición y que "lo más fácil habría sido una resistencia física de la Generalitat", pero que cree que podía poner en riesgo la vida de personas.

"Sabía que con un Estado esperanzado por su mismo jefe de Estado en el fanatismo, no teníamos el derecho de poner en riesgo la vida de las personas", ha añadido.

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