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El mercado laboral de Castilla y León gana cuota femenina

El mercado laboral de Castilla y León gana cuota femenina

La población activa ha aumentado en diez años en 45.200 mujeres y disminuido en 49.500 hombres

Ángel Blanco Escalona

Sábado, 21 de enero 2017, 10:24

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El problema de la pérdida de población activa que sufre la comunidad autónoma se produce debido a la baja natalidad, con el consiguiente envejecimiento y crecimiento vegetativo negativo, y se ve agravado por la emigración;pero a la vez se produce a pesar de que en los últimos años ha habido un gran trasvase de personas desde el colectivo de los inactivos al de los activos. Se trata de las mujeres y, en concreto, de muchas que antes se dedicaban a las labores del hogar y ahora han pasado a trabajar, o querer hacerlo, fuera de él. En los últimos diez años, las amas de casa de Castilla y León han pasado de sumar 310.700 a ser un grupo de 226.500 mujeres. Desde el año 2006, la cifra de féminas de 55 o más años dispuestas a trabajar se ha multiplicado por dos con creces. En el último decenio, el mercado laboral de la comunidad se ha visto incrementado en 42.500 activas. Pero ha perdido mientras 49.500 activos.

Las dificultades económicas y la necesidad de las familias de elevar su nivel de ingresos para paliar la crisis primero y la devaluación salarial después han provocado un cambio sustancial en el mercado laboral. Si echamos la vista atrás un decenio, la población activa femenina suponía el 40%del total;hoy son el 45%, con una cifra absoluta de 518.600 mujeres por 634.700 hombres.

A la vez, el colectivo de trabajadores efectivos o potenciales es cada vez de mayor edad. Por ejemplo, en tercer trimestre de 2006 había en la región 53.300 mujeres activas de entre 16 y 24 años y diez años más tarde hay en torno a la mitad: 27.700. De manera paralela, las mayores de 55 años eran 42.800 y en la actualidad son más del doble:94.500.

En cuanto a los ocupados, el mercado laboral de la comunidad también se encamina con paso firme hacia la paridad de sexos. Diez año atrás, la relación estaba en un 61% - 39% a favor de ellos; hoy se encuentra en un 56% - 44%, una aproximación de fuerzas a la que coadyuvan tanto la incorporación de las mujeres como la desaparición de los hombres. No en vano, la cifra actual de ocupados es inferior en 90.000 hombres y la de ocupadas, superior en casi 13.000 mujeres. En total son 559.900 varones y 432.900 mujeres, con datos del tercer trimestre de 2016. En el conjunto de España la tendencia es similar, aunque no tan acentuada, ya que mientras en Castilla y León ellas han ganado en torno a cinco puntos de cuota, en el país han avanzado algo menos de cuatro. Eso sí, la relación está todavía más igualada, con un 55% - 45%.

Desde el punto de vista del género, la tasa de paro presenta una notable desigualdad: mientras Castilla y León cerró el tercer trimestre (el mejor del año desde el punto de vista de la EPA) con una tasa de paro global del 13,91%, la femenina fue del 16,52% y la masculina, del 11,78%. Claro que, más allá de las cifras y estadísticas, el verdadero problema de la incorporación de las mujeres al mercado laboral en la región y en todo el país es su escasa presencia en ramas de actividad y ocupaciones que no estén dentro del sector servicios; la incidencia mayor incidencia de la contratación a tiempo parcial (26,2% del empleo, frente al 8,4% de los hombres) y la brecha salarial.

Si mediante un ejercicio de simplificación redujésemos la totalidad de la población de la comunidad de Castilla y León a cien habitantes, 41 de ellos serían ocupados y 39 serían personas inactivas. Trece serían menores de 16 años y los siete restantes, desempleados. Dentro de los 41 trabajadores con trabajo, bajando más al detalle, 25 serían asalariados de empresas privadas y ocho estarían englobados en el colectivo de funcionarios y demás personal a sueldo de las Administraciones Públicas. Seis serían trabajadores por cuenta propia y dos, empleadores.

Pasando al grupo de las clases pasivas, dentro de los 39 habría 16 jubilados con pensión contributiva;nueve personas dedicadas a las labores del hogar (las mujeres ganan en estas tareas a los hombres en una proporción de 212.600 a 13.900); cinco, estudiantes (mayores de 16 años, es decir, de 4º de la ESO para arriba); otros cinco serían viudas, huérfanos y otros pensionistas con prestación no contributiva; y dos, incapacitados de manera permanente.

De los siete parados, cuatro estarían en el apartado de los que buscan su primer empleo o llevan más de un año sin trabajo;dos serían del sector servicios y el restante se lo repartirían la industria, la construcción y la agricultura.

Cómo hemos cambiado

Y si, por concluir de la misma manera que empezamos, echamos la vista atrás un decenio para ver cómo han evolucionado todos estos colectivos en dicho lapso de tiempo, la primera conclusión es preocupante. Todos los grupos tienen menos integrantes que en el tercer trimestre de 2006, excepto seis. Se trata de los jubilados, que han aumentado el 5,9%; las personas con incapacidad permanente, que lo han hecho nada menos que el 47,9%;los parados de primer año o más de un año en paro, que se han duplicado con creces (107,7%) y los del sector servicios (3,6%). Los dos restantes son los menores de 16 años, que han aumentado un anecdótico 0,3% (ochocientos chavales) y el colectivo de empleadores, que ha crecido en un notable 16,2%, desde 50.600 a 58.800 personas.

Todos los otros subgrupos registran una evolución negativa. Son doce, según la Encuesta de Población Activa, y los que más han menguado en comparación relativa son los miembros de cooperativas, que han perdido el 91,7%, si bien en cifras bajas este tipo de estadística puede incurrir en errores. Algo similar sucede con las personas que ayudan en el negocio familiar, que habrían encogido el 72%. Después, con reducciones también llamativas aparecen los parados del sector agrario (66,7%) y los de la construcción (55,5%).

Entre los demás grupos, el que mayor disminución presenta es el de la población dedicada a labores del hogar (27,1%, pero con la curiosidad de que hay 86.600 mujeres menos y 2.300 hombres más);seguido de las viudas, huérfanos y no contributivos (13,2%). Entre los ocupados, el sector privado arroja una pérdida del 9,6%;el sector público, del 1,2%; y los autónomos, del 0,6%.

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