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Inicio de la producción del nuevo camión ligero en Nissan Ávila, el NT500, en febrero del año pasado.
De Fadisa a Nissan: la lucha por una fábrica en la historia de Ávila

De Fadisa a Nissan: la lucha por una fábrica en la historia de Ávila

Los orígenes de esta actividad industrial se remontan a los años cincuenta

Pablo Garcinuño

Martes, 3 de febrero 2015, 19:58

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La historia de los últimos sesenta años de la ciudad de Ávila está ligada a la factoría ubicada junto a los vías de la estación, en el Polígono Industrial de Las Hervencias. Los orígenes de lo que hoy es la planta de Nissan en Ávila se remontan a 1956, cuando comienza la construcción de la fábrica que se llamaba Fadisa. Tres años después empezó a producir vehículos Palten-Diesel con licencia austriaca (se hicieron 2.000 unidades) y, casi inmediatamente, furgonetas de la marca Alfa Romeo (llegaron a realizarse dos modelos distintos).

A mediados de los setenta, Motor Ibérica compró Fadisa y, en 1980, Nissan se convirtió en el accionista mayoritario de Motor Ibérica. Desde entonces, la compañía nipona está relacionada con la capital abulense, aunque el primer modelo de esta firma, la Trade, comienza a fabricarse en Ávila en 1987. Fue en los años ochenta cuando se registró el mayor número de trabajadores en la planta: unos 1.200 empleados y todos como personal propio.

En la actualidad, cuando se fabrican los camiones ligeros NT400 Cabstar y NT500, la situación es muy diferente a aquellos años, y no solo porque muchos servicios se han ido externalizando a través de subcontratas, como seguridad, limpieza o calderas. La plantilla está formada por unos 500 trabajadores y Nissan ha presentado recientemente un Plan Industrial para el periodo 2014-2016 en el que se recoge una reducción de la plantilla, así como posibles bajadas salariales. El desencuentro entre empresa y trabajadores desembocó en la huelga del pasado 14 de enero.

A pesar de ello, esta planta supone la más importante (y casi única) actividad industrial de la capital abulense. La fábrica de Elgorriaga suele rondar el centenar de trabajadores entre fijos y personal eventual y, además, la plantilla ha iniciado una serie de protestas después de llevar más de tres meses si cobrar. Todavía queda en el recuerdo de los abulenses la factoría de la multinacional de cableado Lear, que llegó a superar en número de empleados a Nissan, aunque con sueldos mucho menores. Cerró sus puertas en 2008 fruto de la deslocalización hacia Marruecos.

Como Campofrío en Burgos

«La verdad es que esta fábrica es vital para Ávila porque no hay apenas industria y tenemos un paro bestial: si desapareciera sería un palo para la ciudad», afirma el secretario general de la sección sindical de UGT en la planta, José Manuel Villacastín. Lleva desde mediados de los setenta en la factoría y, aunque reconoce que ha vivido momentos difíciles desde el punto de vista sindical, cree que se viene arrastrando una situación de inestabilidad desde 2010. «Fue la primera vez en la que yo tuve que ver despidos, después de tantos años», recuerda.

Para explicar lo que significa Nissan para Ávila, Santiago Nieto pone como ejemplo la planta de Campofrío en Burgos. «Aquí no ha habido nada más a nivel industrial y la ligazón que tiene la ciudad con Fadisa, como aún llama mucha gente a la fábrica, es muy grande», afirma esta trabajador prejubilado en el año 2010 y que durante más de treinta años representó a los trabajadores desde las filas de Comisiones Obreras. Rememora también el primer paro de protesta que se hizo en la planta, que coincidió con la huelga general del año 1985, y reconoce que «siempre» ha habido alguna presión por la que luchar desde el comité de dmpresa. Sin embargo, en la situación actual «se están planteando unas producciones y una plantilla muy bajas que sobrepasan una línea que nunca pensamos que se debía superar».

Mariano Galán, también prejubilado en 2010, representó a Sigen (el sindicato que ahora se llama USO) durante 15 años. Su experiencia le permite asegurar que las crisis son cíclicas. «Esta situación, o al menos parecida, la he visto un par de veces y se arreglará como se arregla todo en esta vida: hablando y trabajando», augura. Sabe que la planta y su historia, son fruto del esfuerzo de muchas personas, desde las autoridades que pelearon y pujaron por su construcción, hasta de los propios trabajadores. «Aquí se han dejado la vida miles de personas», precisa. Destaca, por ejemplo, lo mucho que costó alcanzar los niveles de calidad que desde Japón se exigían para poner el primer logotipo de Nissan en esa furgoneta Trade de finales de los ochenta.

Un amigo o un familiar

Todo el mundo en la ciudad está relacionado, de una o de otra manera, con la fábrica, o bien conoce a alguien, entre sus familiares o amigos, que trabaja en la planta. El alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, cuenta cómo el vecino «puerta con puerta» dice, de su casa de la infancia fue un trabajador de la planta durante toda la vida, lo mismo que muchos amigos de su juventud. «No se entendería esta ciudad sin la fábrica de Nissan», reconoce.

«Ha sido la espina dorsal de la industria abulense desde que yo tengo uso de razón afirma-. Hay que pensar que hace más de cinecuenta años que la fábrica está en Ávila, con sus diferentes nombres y empresas». No solo lo ha sido la «espina dorsal», lo sigue siendo. «En este momento, no tenemos ninguna empresa que genere empleo de esa calidad», resalta. Y es que en la compañía nipona hay «sueldos que mantienen familias», a diferencia de otras fábricas que en su día estuvieron en Ávila, como Lear, cuyos trabajadores, por así decirlo, tenían unos ingresos complementarios, unas nóminas bastante más reducidas que, como afirma el regidor, «ayudaban en la economía familiar».

Apoyo de los empresarios

«Es difícil no tener un amigo que trabaje en Nissan, como ocurría antes con la Caja de Ávila», dice Juan Saborido, presidente en funciones de la Confederación Abulense de Empresarios (Confae) (hasta la jornada de elecciones que tendrá lugar el 6 de febrero). Calcula que en la ciudad hay otros 500 trabajadores que dependen indirectamente de la planta. «De hecho, en el polígono industrial de Las Hervencias hay muchas empresas que sirven a la fábrica, así que todo lo que sea una bajada de producción no solo afecta a los empleos directos de la planta», añade. «Los empresarios de Ávila sentimos muchísimo este problema que tiene Nissan ahora porque ninguno queremos que se destruyan puestos de trabajo», afirma Saborido. Está convencido de que cualquier despido que se produzca en la planta «perjudicaría muchísimo a la economía» de la ciudad, sin olvidar el efecto «desalentador y desmoralizante» que genera cualquier pérdida de empleo.

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