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El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho, en la pasada junta de accionistas.
El Popular cierra su semana negra con pérdidas de 800 millones en Bolsa

El Popular cierra su semana negra con pérdidas de 800 millones en Bolsa

El valor de las acciones de la entidad financiera se hunde un 25% en cuatro días por las dudas de los inversores sobre otra ampliación de capital

David Valera

Jueves, 13 de abril 2017, 20:12

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El Banco Popular ha vivido su particular vía crucis bursátil en esta Semana Santa. La entidad financiera se ha desplomado un 25% desde que el lunes su nuevo presidente, Emilio Saracho, anunciase en la junta de accionistas la intención de abordar otra ampliación de capital -sería la cuarta desde 2012-. Tras los descalabros del lunes y el martes con retrocesos superiores al 9%, hoy la compañía siguió con los números rojos con un retroceso del 3,63%. De esta forma, el banco cierra su semana negra en el parqué -mañana no hay sesión- habiéndose dejado más de 800 millones de capitalización.

Así, tras la jornada de hoy el precio de las acciones cayó a los 0,61 euros, lo que supone un nuevo mínimo histórico (en algún momento los títulos cotizaron a 0,59 euros). De esta forma, el valor en Bolsa del Popular ha pasado de los 3.400 millones el viernes 7 de abril a sólo unos 2.560 millones al cierre de la semana. En lo que va de 2017 la depreciación bursátil de la compañía alcanza el 35% y en el último año el batacazo alcanza el 73,7%.

Los inversores no parecen convencidos con los planes de la nueva cúpula dirigente. Y es que la entidad financiera ya ha captado 5.450 millones en las tres anteriores ampliaciones sin que las dudas sobre su solvencia se hayan disipado. Todo lo contrario. Quienes acudieron a la primera operación (noviembre de 2012) ya han visto evaporarse casi un 80% de la inversión. A esto se suman las cuantiosas pérdidas de 3.485 millones registradas en 2016. Unos malos resultados que provocaron en febrero la salida de Ángel Ron tras once años al frente de la entidad. Sin embargo, la llegada de Saracho y su nuevo equipo, en el que destaca Ignacio Sánchez-Asiaín como consejero delegado, no ha conseguido calmar a los mercados.

A los inversores, que ya acumulan importantes pérdidas, no les convence una nueva ampliación de capital que supondría diluirse todavía más en el accionariado de la compañía. Sin embargo, el propio presidente del Popular advirtió de que están abocados a realizarla para seguir adelante. Los expertos apuntan a que la intención de Saracho sería llevar a cabo esa nueva ampliación después del verano e incluso en el último trimestre del ejercicio. La operación no está cuantificada pero podría elevarse hasta los 2.500 millones -lo que vale actualmente en Bolsa la entidad-. Sin embargo, esta vez la estrategia podría diferir respecto a las anteriores operaciones y centrar sus esfuerzos en inversores institucionales que otorgarían más credibilidad sobre el futuro de la empresa.

Seguimiento del Gobierno

Al mismo tiempo que se prepara esa nueva inyección de capital, la entidad también ha puesto en marcha un plan de desinversiones para tratar de captar recursos por esa vía. De momento, ha puesto en el mercado el 49% de su división de negocio con tarjetas, WiZink, por la que podría obtener cerca de 1.000 millones. Y lo mismo ha hecho con su filial en EE UU, el Total Bank, por la que estiman que lograrían otros 1.000 millones dado que los bancos se han revalorizado en ese país.

Pese a todos estos movimientos en el horizonte aparece cada vez con más consistencia una posible fusión. La nueva dirección insiste en que su trabajo no puede depender de terceros. Sin embargo, los expertos señalan que una integración con el Sabadell podría ser una solución viable ya que ambas compañías son de tamaños similares y las sinergias de negocio y geográficas serían positivas.

Por su parte, el Gobierno ha reconocido que sigue atentamente la evolución del Popular, pero ha descartado una inyección preventiva de dinero público. El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, lanzó esta semana un mensaje tranquilizador al recordar que el Popular es una entidad solvente según el Banco de España y el BCE. Asimismo, su número dos, Irene Garrido, insistió en la idea de no inmiscuirse en la situación del Popular al resaltar que se trata de una entidad privada que requiere de una solución privada. Habrá que ver si la próxima semana los inversores dan un respiro a la compañía y permiten su resurrección bursátil.

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