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El empleo y el consumo de los hogares se sitúan a la cola de la recuperación regional

El empleo y el consumo de los hogares se sitúan a la cola de la recuperación regional

El envejecimiento y la pérdida de población complican el crecimiento económico de Castilla y León

Ángel Blanco Escalona

Lunes, 6 de octubre 2014, 13:41

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A buena parte de quienes se dedican a actividades encuadradas en el sector servicios, con el comercio a la cabeza; a quienes trabajan en la construcción o están ocupados en el negocio inmobiliario; a los inmigrantes; a 211.524 castellanos y leoneses en situación de desempleo y, en este aspecto, a salmantinos y abulenses, hablar de salida de la crisis, o de recuperación, les parece una burla. La mejoría que está experimentando la economía regional como consecuencia del empuje del sector industrial y las exportaciones todavía no ha alcanzado, o está extendiéndose muy lentamente, a otros sectores de Castilla y León.

Los rezagados de la reactivación son, en general, aquellos que más dependen de la demanda interna para sus negocios, además de todos los que desempeñan labores relacionadas con la construcción y la promoción inmobiliaria. El estallido de la burbuja dejó el sector hecho añicos y estos eran demasiado pequeños como para recomponerlos en seis años.

Pero si hablamos de las debilidades que imponen limitaciones la comunidad autónoma a la hora de volver a crecer a un ritmo apreciable y sostenido, la principal sigue siendo el mercado laboral con sus dos caras, el desempleo y la ocupación. El primero se reduce demasiado poco a poco y la segunda se incrementa más premiosamente aún.

Dejando a un lado si Castilla y León está en este aspecto mejor o peor que el conjunto de España (el paro afecta en la región a uno de cada cinco trabajadores y en el país, a uno de cada cuatro, según la última EPA), lo cierto es que los datos del paro registrado que se conocen mes a mes, pese a sus muchas bajadas consecutivas, no resultan excesivamente tranquilizadores. Un ejemplo:en el último año, el desempleo se ha reducido en la región el 9,5%. A este ritmo de bajada serían necesarios siete años, hasta 2021, para volver a los 100.000 parados que había en Castilla y León en los años de mayor crecimiento económico.

Otro: en los últimos doce meses, 22.275 castellanos y leoneses han abandonado la lista del paro, pero la cifra de afiliados a la Seguridad Social solo se ha incrementado en 13.559 ocupados (1,60%). Es decir, que hay 8.716 personas que o bien se han borrado del Ecyl porque han encontrado un empleo en el extranjero;por desánimo después de llevar mucho tiempo buscando trabajo sin encontrarlo;o porque ya ha consumido todas las prestaciones y no le ven sentido a tener que ir a fichar una vez cada trimestre.

Cotizaciones exiguas

Por otro lado, si una reducción del paro regional del 9,5% anual no invita al optimismo más exultante (en España es del 5,8%), las grandes diferencias provinciales introducen otro factor que puede interpretarse como una recuperación a varias velocidades. Mientras Segovia, Valladolid, Burgos y Soria rebajan el desempleo por encima del 10% anual y se sitúan a la cabeza de España, el ritmo de bajada en Salamanca es casi la mitad que en Segovia (13% frente a 6,9%). Ávila, León y Palencia también se quedan por debajo de la media regional, mientras que Zamora está a las puertas.

Tampoco dice mucho en favor de la recuperación que los contratos sobre los que se está sustentando sean mayoritariamente temporales. Según advierte la unión regional del sindicato UGT, «solo en torno al 7% de la contratación es indefinida y dentro de esta, el 50% es a tiempo parcial». «Los datos de afiliación a la Seguridad Social hay que analizarlos desde la perspectiva del volumen de ingresos y no de la cantidad de afiliados nuevos, ya que actualmente podemos establecer una relación de cinco a uno, es decir, cinco nuevos trabajadores afiliados equivalen a uno por los tipos de contratos, que pueden llegar a ser de una hora semanal».

No hace falta decir que una cotización por cuatro horas de trabajo al mes no llega para pagar ni la pensión más mísera, así que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social (que antes se denominaba para los momentos de declive económico) continúa vaciándose.

Desde el punto de vista provincial, esta precaria recuperación de la afiliación tampoco es homogénea. Mientras en Valladolid y Soria supera la media nacional del 2,18% y en Segovia, casi; en Salamanca y León no llega al 1% y en Ávila, por poco. La media regional es del 1,6%.

La principal amenaza

La menor tasa de paro de la comunidad tiene bastante que ver con la menor tasa de población activa (gente en edad y disposición de trabajar) y con lo que BBVAResearch llama «la principal amenaza que se cierne sobre el potencial de crecimiento de Castilla y León». «El proceso de envejecimiento y salida neta de población», explica el servicio de estudios «resulta negativo para el futuro de la comunidad, ya que disminuye el potencial de crecimiento al generar menores incentivos a la inversión empresarial y provoca una salida neta de capital humano formado hacia el exterior, con lo que supone un reto que se debe solucionar en el futuro».

No es casual, aunque resulte curioso, que los papeles de Castilla y León y España se cambien según hablemos de parados, o de pensionistas. Uno de cada cinco españoles percibe una prestación contributiva;frente a uno de cada cuatro castellanos y leoneses, al contrario de lo que sucede con el desempleo.

En el II trimestre de 2014, la población residente en la región registraba una pérdida anual del 0,86% (el doble que la media del país, del 0,40%);mientras que los activos representaban el 47,8% del total de habitantes en la comunidad, frente al 49,94% en el conjunto de España.

En el crecimiento económico de Castilla y León, desde el punto de vista de la demanda, el consumo interno es el componente que presenta una mayor fragilidad. De los cinco subapartados en que puede dividirse, dos están en positivo, dos en negativo y uno tiene efecto neutro. Resultado: en el IItrimestre la demanda interna restó tres décimas a la tasa de variación del PIB, después de que en el anterior hubiese restado siete.

Gasto familiar y comercio

El gasto en consumo final aumentó un modesto 0,2% interanual, tras sucesivos descensos en los trimestres anteriores. De sus dos subapartados, el gasto de los hogares avanzó un esperanzador 1%, superior al 0,6% del periodo anterior, mientras que el gasto de las Administraciones Públicas sufrió un contracción del 2,8%, tres décimas mayor que la de los tres primeros meses de 2014.

En el capítulo empresarial, el subapartado de inversión en bienes de equipo avanzó el 1,3% (un año antes caía el 4,5%), pero el de construcción perdió otro 5%, de modo que la formación bruta de capital se quedó en el -2,2%, ya que la variación de existencias arrojó un resultado de 0,0%.

El Indicador de Confianza del Consumidor castellano y leonés del segundo trimestre de 2014, muestra una percepción menos pesimista que en el periodo anterior, algo que agradecerá, en particular, uno de los sectores más castigados por la crisis:el comercio. Según los últimos datos, las ventas al por menor deflactadas disminuyeron el 1,6% en términos interanuales en el II trimestre (-3,5% en el primero).

En realidad no hace falta más que darse un paseo por el centro de cualquier ciudad para percatarse de que, si bien ya se empiezan a ver aperturas de nuevos negocios, todavía no han dejado de verse liquidaciones por cese de otros. En agosto, las ventas del comercio al por menor arrastraban en la región una caída acumulada en el año del 2,2%, mientras que en el conjunto de España se mantenían sin variación con respecto a 2013.

El comercio representa el 9,4% del PIB autonómico y sus más de 40.000 empresas, que emplean a 150.000 personas, suponen una cuarta parte del total. Las razones de este peor comportamiento comercial de Castilla y León son una incógnita incluso para quienes las sufren. El presidente de la Confederación de Comercio, Manuel Muñoz, afirmó recientemente desconocer a qué se debe el descenso de las ventas. «Otras comunidades sí son capaces de remontar el vuelo. Si no vendemos más, no generaremos empleo», señaló Muñoz, que descarta que se deba a restricciones en los horarios comerciales.

Por otro lado, si utilizamos las afiliaciones a la Seguridad Social para identificar las actividades del sector servicios que peor evolución registraban al cierre del octavo mes del año, encontramos que, dentro del régimen general, las ocupaciones profesionales, científicas y técnicas habían perdido el 11,7% de la mano de obra con respecto a doce meses atrás;lasactividades financieras y de seguros, el 4,8%; y los puestos en la Administración Pública, Defensa y Seguridad Social, el 1,7%. Dentro del régimen de autónomos, los servicios relacionados con el transporte y almacenamiento habían perdido el 1,2% de la fuerza laboral y los denominados otros servicios (actividades de organizaciones empresariales y patronales; de organizaciones profesionales; sindicales; religiosas, políticas y asociativas; reparación de muebles, calzado, relojes y aparatos domésticos; peluquerías, tintorerías, pompas fúnebres, gimnasios, etc.), el 1,2%.

Vivienda y crédito

El de compraventa de vivienda es otro de los indicadores económicos que más deslucen en Castilla y León, con el consiguiente y devastador impacto en el sector inmobiliario. Las operaciones todavía disminuyeron el 0,8% entre abril y junio; el dato si bien negativo, no tiene nada que ver con el del trimestre precedente, del -25,8%. Años de bajadas salariales (el 11,6% en la región desde mediados de 2010, frente al 6,9% de caída media nacional) no son una invitación a grandes dispendios.

Y para terminar de rematar la atonía del consumo, los créditos aprobados por las entidades al sector privado disminuyeron en el primer trimestre (último dato disponible) el 9,2%, tras el -12,6% del periodo precedente. Si, como asegura la banca, es cierto que el grifo de la financiación ya está abierto, ahora hace falta que alguien ponga debajo unos cuantos cubos.

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