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Valentino Rossi celebra su victoria.
El cielo va con Rossi
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El cielo va con Rossi

Cuarta victoria del italiano, nuevo líder de MotoGP

borja gonzález

Domingo, 30 de agosto 2015, 15:14

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La victoria en Silverstone estaba reservada a dos pilotos: Marc Márquez y Jorge Lorenzo. En seco, nadie se acercaba al rendimiento de los dos españoles. En seco. Porque el domingo Silverstone amaneció cubierto por una densa capa de nubes que dejó una jornada muy británica, con un chispeo intermitente que dejó la pista mojada desde los calentamientos de la mañana, una lluvia que tuvo su mayor parón entre la última parte de la carrera de Moto2, la que abrió el programa del Gran Premio por respetar el horario televisivo de MotoGP, y el momento de la formación de parrilla de la clase reina. Justo ahí, con los equipos pendientes del cielo, con las motos equipadas con los neumáticos de seco para una carrera entre dudas y a baja temperatura, el agua reapareció.

Con tiempo para cambiar las motos y preparar todo para el agua, unas condiciones en las que los pilotos solo habían podido probar en los veinte minutos de previa matinal, una prueba en la que Valentino Rossi fue por primera vez a lo largo del fin de semana el más rápido, seis décimas mejor que el sorprendente Danilo Petrucci, siete que Márquez, más de un segundo más rápido que Lorenzo. «Hoy ha sido un día perfecto para él, hoy le ha salido bien, porque en seco creo que Lorenzo y yo estábamos por delante, incluso Dani estaba bastante por delante, y hubiese sido complicado que hubiese podido acabar en el podio. Pero ha sabido sacar el ciento por ciento en una situación que era la misma para todo pero que él ha sabido aprovechar». Márquez no perdía la sonrisa en el primer día en el que desistía de sus opciones en la pelea por el título, algo que entre dientes reconocieron tanto Rossi como Lorenzo. Los 77 puntos que le saca el italiano son una losa prácticamente imposible de levantar, un margen de tres carreras cuando solo quedan seis para que termine la temporada.

Desde muy pronto quedaron las cosas claras en la carrera. Tras un arranque fulgurante, Lorenzo veía cómo sus dos rivales le pasaban y se marchaban. Al paso por la segunda vuelta la ventaja de los dos primeros rozaba el segundo; tras la tercera eran más de dos; en la cuarta ese margen se acercó a los cuatro segundos. Planteada la batalla por la victoria como una Rossi-Márquez, el mallorquín empezó a vivir entre dificultades rodeado por pilotos como Pol Espargaró, que terminaría descartado tras un toque con la Yamaha del líder de la general y que posteriormente se iría al suelo, Dani Pedrosa, Andrea Dovizioso y Petrucci, que en la parrilla estaba situado en el puesto dieciocho, dentro de la sexta línea. Terminada la carrera, Lorenzo achacó sus problemas a la desconcentración primero en el toque con Espargaró, y a un fallo -de nuevo, como en Catar- con la visera de su casco, empañada por la humedad y que según él mismo valoró le había restado entre un cincuenta y un sesenta por ciento de visibilidad. «Cuando me acerqué a Dovizioso, era el momento en el que más llovía», explicó el mallorquín, que ha visto cómo su compañero de equipo se le ha escapado hasta los doce puntos en la general justo cuando el Mundial llega al territorio Rossi, el circuito de Misano. «Bajó entonces la temperatura y con el calor corporal provocó el empañamiento de la visera justo cuando tenía a Andrea a una décima. A partir de ahí no podía frenar y trazar con precisión, con lo que se me empezó a escapar. Arriesgando muchísimo, sin ese problema con la visera, quizá podía haber dado caza incluso a Petrucci, aunque mi posición real hoy era un tercer puesto».

Esa posición terminó siendo para Dovizioso, que regresó al podio siete carreras después, tras un periplo en el que se había quedado sin puntuar hasta en tres grandes premios tras haber arrancado el Mundial con tres segundos puestos consecutivos. Por delante, Petrucci, piloto que comparte italianos con su compañero en Ducati, y que también suele rodar junto a Rossi, y que en Silverstone vivió el sueño de subir a un cajón de la clase reina del motociclismo mundial, en un podio íntegramente italiano. «Salí muy fuerte, empecé a sentirme cómodo y de repente me vi detrás de Pedrosa y de Lorenzo, una situación que no había vivido nunca, bueno, solo en la PlayStation», explicó entre sonrisas. «Iba con Dovizioso y pensé que nos podíamos ayudar. De repente vi que Márquez se había caído y que nos acercábamos a Rossi y me asusté, porque no me parecía normal que yo fuese capaz de rodar más rápido que Valentino. Y luego me di cuenta de que 'Dovi' se quedaba un poco. En la última vuelta hice cada curva mal, y en la última empecé a reírme. ¡Y ahora me parece que me voy a despertar y voy a estar en mi cama!». El incrédulo Petrucci disfrutó de su día al lado del nuevo -o de nuevo- líder de MotoGP, el hombre que aún no se ha bajado del podio este año, Valentino Rossi. «Esta victoria es muy importante, porque siendo sinceros en seco no creo que hubiese podido terminar por delante de Jorge, aunque ayer no tuviese un ritmo malo. Así que estos doce puntos de ventaja son muy importantes». Matemática y moralmente, porque Rossi sumó su triunfo 112 -a diez del récord histórico de Giacomo Agostini- aliado con la meteorología en un territorio propicio a priori para sus rivales. Ya rival, tras el cero de Marc Márquez.

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