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El montañero madrileño Ramón Portilla, antes de la ponencia en el Centro Cultural Provincial.
«Nadie entenderá que me he divertido pasando frío a 6.000 metros de altura»

«Nadie entenderá que me he divertido pasando frío a 6.000 metros de altura»

Ramón Portilla, el primer español en coronar las Siete Cumbres, ha contado sus cuarenta años de experiencia en las alturas

Esther Bengoechea

Martes, 21 de febrero 2017, 10:27

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Ramón Portilla, el primer español en coronar las Siete Cumbres, ha inaugurado el Ciclo de Proyecciones de Montaña Ciudad de Palencia 2017. Autor de dos libros Las Siete Cumbres e Historia de bellas montañas, ha intentado explicar al numeroso público asistente «cómo alguien puede dedicar un vida a una cosa tan absurda como es subir una montaña para luego tener que bajarla».

-¿Cómo surgió el proyecto de escalar las Siete Cumbres hace tantos años?

-Me lo planteé después de hacer el Everest. Siempre me ha gustado mucho el camino que recorres hasta llegar a las montañas, más que el mero hecho deportivo de la escalada. Así que, fue una excusa para recorrer el mundo buscando el techo más alto de cada continente. Cuando lo llevé a cabo, lo había hecho poca gente en todo el mundo, trece o catorce personas. Recuerdo que me mandaban faxes de Estados Unidos para contarme cómo podía llegar a los sitios.

-¿Fue fácil de llevar a cabo?

-Qué va. La última parte fue bastante exigente porque no tenía presupuesto, ni patrocinadores. Fui solo a Nueva Guinea, a escalar la Pirámide de Carstensz, que son 5.000 metros con una pared de 800 metros de roca. A La Antártida también tuve que ir solo, porque no tenía posibilidad de llevarme a nadie.

Comienza el Ciclo de Proyecciones del club Espigüete

  • La décima edición del Ciclo de Proyecciones de Montaña, organizada por el club de montaña Espigüete, ha comenzado con Ramón Portilla y Por las montañas del mundo. Nuria García Pachón, con Cho Oyu 2016 Locura sabia visitará el jueves el Centro Cultural Provincial. Oriol Baró estará en Palencia el próximo lunes, mientras que los hermanos Pou cerrarán esta décima edición con 20 años de montañas verticales, el próximo jueves.

-¿Cómo logró costearse las expediciones en aquella época?

-Tener patrocinadores era imposible. Hoy en día es más fácil, pero en aquella época era impensable. En realidad, yo subí al Everest trabajando como cámara de televisión española y con el dinero que conseguí me pagué todas las demás expediciones.

-Publicó sus vivencias en un libro. ¿Cuesta más escribir sobre las montañas o subir a ellas?

-Escribir los libros, sin ninguna duda. Pero es cierto que la literatura de montaña me apasiona. Con quince años, comencé a escalar montañas y también comenzó mi pasión de leer todo lo que se hubiera publicado de viajes, aventura y naturaleza. Son mis dos pasiones y ahora tengo más de 3.000 libros.

-¿Cómo nació su amor por la montaña?

-En la sierra de Guadarrama, porque soy un chico de barrio de Madrid. Cuando comencé a tener problemas con los billares, unos amigos del barrio me sacaron por la sierra y esa ha sido mi vida en los últimos cuarenta años.

-¿Hay que ser de otra pasta para convertirse en escalador?

-Para mí, es una cuestión pasional. Tuve la suerte de descubrir algo que me apasionaba y a ello le he dedicado la mayor parte de mi vida. Es una actividad que conlleva todo, aventura, viaje, riesgo y compromiso, que a mí me apasiona.

-¿Qué sensaciones tiene mientras escala?

-Pues depende de la dificultad. Si es muy difícil, estás tan concentrado en no caerte, que bastante tienes con fijarte en el metro cuadrado que tienes delante. Si estás en una montaña de 8.000 metros, se sufre tanto en los últimos tramos que apenas puedes sentir grandes cosas. Lo disfrutas después, cuando se lo cuentas a los amigos. Hay ocasiones que en escaladas fáciles con compañeros, te lo estás pasando realmente bien mientras escalas.

-Y el punto fuerte de la escalada será la coronación...

-Supongo que las sensaciones serán diferentes en cada persona. Yo creo que hay momentos mágicos, que se podrán sentir en otros sitios, pero yo los he descubierto aquí. Más que de escalar, yo te puedo hablar de un amanecer maravilloso o de una noche temblando de frío porque te ha cogido la noche en la pared sin saco. Es muy difícil de explicar, nosotros sentimos pasión por lo que hacemos, pero que lo demás la entiendan sin sentirla es complicado. Por mucho que le digas a alguien que te lo has pasado bomba pasando frío por la noche a 6.000 metros de altura, nadie lo va a entender por mucho que cuentes lo maravilloso que ha sido.

-En su último libro habla de las montañas más bellas. ¿Tiene alguna favorita?

-Tengo muchas, en serio. Cuarenta y cinco años dedicándome a esto da para mucho. Digamos que las Siete Cumbres, los ochomiles, las más altas de España, todas esas listas ya están hechas. Yo siempre hago otras, que son las mías, con las montañas más bellas o las que han tenido más importancia en la historia de la humanidad. En el libro, hay un capítulo sobre una montaña de 6.000 metros en Pakistán, es desconocida y yo creo que es bellísima. Durante cinco años, hice seis expediciones hasta que logré coronarla. Es el concepto de belleza de esta montaña no puede existir parece de la imaginación o fruto del dibujo de un niño.

-¿Qué proyectos tiene en mente?

-Aproximadamente como un millón. No me daría en varias vidas para hacer todo lo que quiero hacer. El problema es que no tengo mucho tiempo ni mucho dinero. Hice una lista de montañas pensando en llevarla a cabo si me tocaba la lotería de Navidad. Había doce montañas en todos los lugares del mundo, aproximadamente una por mes.

-¿Y no hubo suerte?

-No tocó, tenemos que seguir trabajando y como mucho podremos intentar una este año.

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