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Lucas Cándido, en acción.
España se confía y sufre ante Túnez
MUNDIAL FRANCIA 2017

España se confía y sufre ante Túnez

Con 6-12 a cinco minutos del descanso, los de Jordi Ribera dieron el partido por resuelto y Túnez despertó e hizo sufrir al conjunto español

MIGUEL A. PINDADO

Sábado, 14 de enero 2017, 00:19

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España se confió, dio por cazado el oso antes de tiempo y le tocó sufrir en demasía ante un conjunto tunecino que se limitó a aprovechar los errores y las dudas en ataque de los hispanos. A pesar de ello, la aparición de la conexión Gurbindo-Balaguer resultó decisiva para consumar el segundo triunfo y prácticamente el pase a octavos de final.

Comenzó el equipo de Jordi Ribera perfectamente asentado sobre la cancha. Esta vez no hubo minutos de tanteo y los Hispanos salieron del vestuario con la defensa perfectamente engrasada. Concedieron el primer disparo a Jallouz, pero después fue un muro para los tunecinos. Con la zaga funcionando a pleno rendimiento y con Corrales enchufado bajo palos, era cuestión de tiempo que España rompiera el partido ante un conjunto tunecino que no corría hacia atrás y era carne de contragolpe.

Pero tal y como le ocurriera en el primer partido ante Islandia, se topó con el guardameta rival, Missaoui, que amargó a los lanzadores hispanos. Nada menos que diez paradas en el primer tiempo, cuatro de ellas en un minuto, a lanzamientos francos de contragolpe.

Lo que podía haber sido un marcador casi de escándalo en la primera parte, se quedó en unas diferencias sustanciales a raíz de la exclusión de Tej en el minuto 20, donde los Hispanos lograron un parcial de 3-0 que puso el marcador en un elocuente 6-12 al paso por el minuto 25. Todo hacía indicar que el partido estaba roto, dada la superioridad hispana en todas las facetas. Y así también lo debió pensar el técnico Jordi Ribera, que se dedicó a probar el ataque de siete contra seis, dejando la portería desguarnecida.

En principio no era mala decisión, pero la ejecución fue nefasta. Missaoui se encargó de detener todo lo que le llegó y a la vez Túnez aprovechó el contragolpe para, en esos cinco minutos, reducir las diferencias con un parcial de 4-0 que volvía a meterles en el partido al llegar al descanso con un 10-12 sorprendente.

El paso por el vestuario puso en pista a Alex Dujshebaev en la lateral zurdo y España se atascó en ataque, sin apenas claridad de ideas y con pérdidas de balón que daban alas y mantenían vivos a los tunecinos. Además, los africanos colocaba un doble pivote que fijaba la defensa hispana en la línea y permitía a los lanzadores, especialmente a Sanai, jugar a su anchas.

El técnico tunecino había cambiado a sus hombres tras el descanso y estaban más frescos para el repliegue y para sus acciones de ataque, con Chourief en el pivote y Tarak de central. Afortunadamente Rodrigo Corrales estuvo excelso bajo los palos y evitó que los africanos se acercasen en el electrónico. Y precisamente con 16-18 en el marcador, Pérez de Vargas detuvo un penalti a Boughanmi que relanzó al equipo hispano.

Aunque ciertamente fue el hecho de dejar a Dujshebaev en el banquillo lo que propició que el ataque español cobrase fluidez con el exquisito juego de Gurbindo. A partir del navarro se generaron prácticamente todas las jugadas de ataque y además encontró una perfecta conexión con la auténtica revelación de la selección de Jordi Ribera, que no es otro que David Balaguer. El debutante extremo, que viste por primera vez la camiseta de la selección española en una competición oficial, anotó cinco goles, todo lo que le llegó, siempre contando con la inestimable colaboración de Gurbindo. Con este dueto, España asentó su ataque, tomó confianza y consiguió rentas de cuatro goles que ya evitaron el peligro de una nueva reacción tunecina y aseguraron su segundo triunfo en este Mundial.

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