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Álvarez Aznar posa con su caballo.
«El 70% del éxito en los saltos es del caballo»
Hípica

«El 70% del éxito en los saltos es del caballo»

jinete

Javier Bragado

Sábado, 12 de marzo 2016, 01:36

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Eduardo Álvarez Aznar (1-1-1984) no tuvo que pedir un caballo a sus padres por Navidad. Su padre, Luis Álvarez Cervera, había competido en seis ocasiones en los Juegos Olímpicos a lomos de un equino y era casi imposible que en su casa no adquiriera un gran interés por los animales. Curiosamente, el niño aprendió a cabalgar sin su progenitor, aunque eso no le frenó para ser uno de los mejores españoles de la especialidad de saltos. «Empecé desde muy pequeño y mi padre en esos tiempos vivía fuera de España. Con 14 años ya empecé a montar con él. Todavía sigo, me ayuda a diario y estoy muy contento», recuerda Eduardo.

El heredero prepara su estreno en los Juegos Olímpicos de Río con una plaza conseguida por equipos que incluye cuatro jinetes que deberá elegir un comité español. «Es la meta. Se nos había complicado en los últimos años. En 2015 habíamos conseguido la clasificación olímpica y ahora a esperar al verano a que los caballos estén sanos y lleguen en el mejor estado de forma», añade quien en ocasiones comanda el ranking español y es serio candidato a ser cabeza de cartel por España junto a Sergio Álvarez Moya. No obstante, el jinete sostiene que para triunfar en Brasil la mayor parte del mérito será de los animales. «Si hablamos de porcentajes de importancia el más alto sería el del caballo. Sería como una proporción 70-30% porque al final un buen jinete sin un buen caballo es muy difícil conseguir las metas que se propone», analiza.

Actualmente Álvarez Aznar cuenta con una docena de monturas en su cuadra aunque reconoce que todavía sólo uno podría competir a un alto nivel. Por eso es obligatorio mimar al deportista que le eleva por encima de los obstáculos. «Como todos los atletas requiere mucho entrenamiento, mucha exigencia y al final necesitan muchos cuidados de 'fisios', veterinarios, etc. para estar en el mejor estado de salud», enumera el atleta. «Necesita muchísimo más que yo. Yo, 'fisio' poco. Todo para el caballo y relacionado con el bienestar más del caballo que yo», reconoce entre risas Álvarez Aznar, quien se prepara a las órdenes del neerlandés Eric van der Vleuten.

La necesidad de preparar al animal para la competición traslada al jinete también una tarea de domador. «Es una situación de estrés para ellos; no es su medio natural. Más cuando es en un picadero cubierto, tan cerrado, con la música, las luces y el público tan cerca de los saltos. Se acaban acostumbrando pero al principio siempre requiere un período de adaptación a este tipo de eventos», explica quien fue decimocuarto con 'Rokfeller de Pleville Bois Mar' en el Madrid Horse Week, el animal teóricamente elegido para Brasil. La relación se debe afianzar durante una larga temporada como cualquier pareja de deportistas. «Al final los vas conociendo, te tienes que ir haciendo a ellos, ellos a ti. Es bastante compenetración. Pero sí, nos llevamos muy bien», bromea Álvarez Aznar sobre la bestia que le hace volar dos metros sobre el suelo.

Domador y atleta

A pesar de conceder el protagonismo a los animales de largas patas, el jinete también queda al frente de gran parte de la responsabilidad porque cada sensación se transmitirá a su montura. «Hay que estar muy tranquilo porque es mucho tiempo de trabajo o de entrenamiento y luego te juegas todo en apenas un minuto, que es lo que dura el recorrido. Necesitas la máxima concentración, el máximo potencial», señala. «Viene todo tan rápido y no tienes tiempo como para ponerte a pensar como a lo mejor en un partido de fútbol, que cometes un error, te marcan un gol y sabes que tienes minutos por detrás para sobreponerte. Aquí haces un derribo y ya está todo prácticamente terminado», ejemplifica.

La templanza es básica, aunque Álvarez Aznar reconoce que con las pulsaciones altas por la competición resulta difícil conservar la calma. En salto ecuestre se sanciona tirar el obstáculo, que el caballo rehúse saltar, superar el tiempo establecido para el ejercicio, cambiar el orden preestablecido del circuito o la caída del jinete. «Sobre todo molesta cuando derribas el '1' (el primero de los obstáculos). Dices 'jode', tanto tiempo de trabajo para llegar aquí y derribar el '1'. Sabes que te quedan 12 o 13 saltos por detrás y vas con cuatro puntos. Pero al final te acostumbras a este tipo de errores y hay que intentar superarlos», confiesa.

En el caso de Álvarez Aznar no sólo se han vencido a los obstáculos físicos de la pista y a los mentales para mantenerse en la élite. En 2012 sufrió un accidente esquiando y tras una intervención quirúrgica en la clavícula debió esperar varios meses para volver a competir. Recuperado del contratiempo, aspira a superar a su padre, quien nunca consiguió una medalla en las seis competiciones olímpicas. Aunque sería el estreno en la competición, el hijo de Luis Álvarez Cervera sonríe y recuerda que hay un lugar que siempre elige antes que la montura: «Lo que más me gusta de la hípica sería estar en la entrega de premios siempre».

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