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Iván Pastor, durante los Campeonatos de Europa de Windsurf en 2012.
«Si estuviese el 20 del mundo y eso supusiese ser el mejor español no estaría muy feliz»
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«Si estuviese el 20 del mundo y eso supusiese ser el mejor español no estaría muy feliz»

número 1 del ranking de windsurf

Javier Bragado

Lunes, 7 de diciembre 2015, 02:02

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La vela, uno de los deportes que mejores resultados olímpicos ha dado a España, confirmará esta semana la plaza para Río de Janeiro para uno de sus baluartes. Iván Pastor (Alicante, 18-02-1980), actual número 1 del ranking, competirá en la Copa de Brasil con gran ventaja sobre el resto de sus compatriotas para adjudicarse la única plaza española masculina en el RS:X. El windsurfista apunta a su cuarta participación olímpica después de su magnífica actuación en el Mundial de Omán, la victoria en la regata que enfrenta a los ocho mejores del mundo y su buena racha antes de la definitiva prueba selectiva. Las opciones son tan evidentes que ni siquiera él alberga muchas dudas de que será el elegido, aunque el alicantino recurría a la habitual prudencia mientras preparaba en Santa Pola su última regata: «Sí, estoy pensando ya en los Juegos. Tengo muchísimas ganas de acabar ya la selección y de empezar a pensar en las Olimpiadas. Está claro que tengo una cómoda ventaja, que he hecho un gran campeonato, que estoy en un buen momento de forma y me siento muy bien compitiendo y Río me gusta. Pero los goles, en la red».

El peculiar sistema de selección español hace que en estos momentos la plaza para el país esté asegurada -conseguida en el Mundial de Santander en septiembre-, pero que en lugar de mirar al ranking mundial se computen varias pruebas entre los candidatos hasta que la federación designe al competidor. «Al final eso es a lo que te acostumbras. Que haya pocos eventos puede ser más presión para conseguir la plaza, pero luego en los juegos olímpicos sólo es uno y quieren que te acostumbres a competir con esa presión. No sé si es justo o no, o si es peor o mejor», tercia el veterano regatista al que le gusta explayarse cuando habla de su deporte. Tampoco podrá compartir con algún compatriota la posibilidad de una medalla olímpica, pero ese no es su listón. «Mi objetivo es estar peleándome contra los mejores del mundo. Si son españoles tendré que pelear contra ellos. Está claro que yo tengo un respeto a todos y tengo que ganarles como hago en todas las regatas, pero si estuviese el 20 del mundo y eso supusiese ser el mejor español no estaría muy feliz», sostenía con rotundidad antes de viajar a Brasil, donde ha pasado algunos días preparando el epílogo de la clasificación. De momento, su superioridad es manifiesta y hasta su rival Mateo Sanz ha decidido abrazar la nacionalidad suiza de su madre para competir en Río 2016 sin tener que competir con el número uno español. Mientras, Pastor asegura que si fuera otro el elegido porque le ha superado en el mar no pondría problemas: «Si quedo quinto del mundo y un español me gana, ole. Le ayudaré a entrenar y a conseguir una medalla porque se lo merece».

Además, Brasil e Iván Pastor son una pareja muy satisfactoria. Por una parte, el alicantino se reconoce como un estratega de un deporte que requiere capacidad de improvisación y un conocimiento de los elementos que en su caso propician que sea optimista a nueve meses de los juegos olímpicos. Por otra parte, su historial parece impulsar su vela. «He entrenado muchísimo los últimos diez años en Brasil. La verdad es que todas las competiciones que he hecho allí se me han dado bien. Me siento cómodo, siento que estoy compitiendo en casa, a gusto con la ciudad, con la gente, con la comida... y eso hace que estés feliz y se nota en los resultados», avanza el windsurfista criado en Santa Pola, una población costera 18 kilómetros al sur de la ciudad de Alicante.

Alma de surfista

  • Iván Pastor no es de los que separa con un muro su especialidad de otras. «En mi mes de vacaciones me hincho a hacer bicicleta porque me encanta. Si hay un triatlón lo hago. Si puedo surfear olas porque me encanta hago un viaje con los amigos y me tiro seis horas al día surfeando. Eso para mí es sagrado», cuenta quien empezó la temporada de windsurf el 2 de enero de 2015 y deberá esperar a marzo para su tiempo de ocio y desconexión si se cumplen sus objetivos. Entonces se olvidará de la botavara, de la vela, etc.; pero no de la tabla para deslizarse en el mar.

  • «Llevo diez años haciendo surf, hago mis olas, me lo paso bien, pero es un deporte muy difícil. Es precioso», revela con ilusión. Claro, que a la hora de plantearse un posible cambio de deporte, se presentan las risas. «Lo que más me engancha es que la evolución es lentita pero continua. Pero para pensar en ser profesional debería volver a nacer. Para ir yo a una olimpiada de surf tendría que volver a nacer en Hawái o en las islas Canarias, en un lugar con olas. Si volviera a nacer en Santa Pola no tendría nada que hacer», reconoce con unas risas.

Contra un felpudo

Su conocimiento del terreno le permite evaluar las dificultades de un campo de regatas que ha sido criticado por algunos compañeros que ya lo han visitado. Desafortunadamente para sus detalles tácticos el aeródromo próximo se cerrará durante las regatas y no podrá agarrarse a sus cambiantes ráfagas de viento para sorprender a sus adversarios. Otro asunto será la calidad del líquido de la bahía. «Hay semanas que el agua está limpia, no cristalina pero sin plásticos ni basura. Pero hay semanas, especialmente cuando llueve o hay grandes mareas, que he visto cosas feas. Este verano me maté un día entrenando. Me catapulté y cuando salí del agua vi que le había dado a un felpudo de esos de Ikea grandotes. No me lo podía creer», reconoce Pastor antes de traducir su peligro: «Puedes ir a 30 kilómetros por hora, tropezar en seco y salir despedido».

Más allá de su concentración para el verano de 2016, el windsurfista no considera que a sus 35 años vaya a ser su última oportunidad. «Ya veré después de Río. No tengo pensamiento de que me vaya a retirar. Además, me llama la atención porque nunca he ido a Japón... por ver qué campo de regatas hay allí, ver si me gusta o no. El Mundial de 2017 también es allí y a lo mejor no sería una mala idea ir y decidir. Pero después de lo que pase en Río ya veré si necesitaré un tiempo para descansar o si estaré motivadísimo», asegura el alicantino con la cita de Tokio 2020 en el horizonte. Antes tendrá que confirmar subido a la tabla su oportunidad brasileña. Después ya apuntará como una de las opciones más firmes para pescar en el caladero de Guanabara otra nueva medalla olímpica para la vela española.

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