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Beatriz Ferrer-Salat posa en el Madrid Horse Week.
«Necesitas un mínimo de siete años de preparación para que un caballo compita»
Hípica

«Necesitas un mínimo de siete años de preparación para que un caballo compita»

doble medallista olímpica

Javier Bragado

Martes, 1 de diciembre 2015, 03:23

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Jinete. Vegana. Amante de los animales. Beatriz Ferrer-Salat (Barcelona, 11-3-1966) se define siempre en función de su relación con los seres vivos no humanos, la pasión que retroalimenta su vida. Es un afecto simbiótico en buena parte. Por un lado, monta a caballo de manera profesional y sabe lo que es colgarse una medalla olímpica (plata en Atenas 2004 por equipos y un bronce individual), pero por el otro aprovecha su notoriedad para defender a toda clase de animales desde cualquier púlpito que se le ofrezca. No obstante, el westfaliano Delgado es ahora su principal motivo de atención. «Ha tenido muchas lesiones en su carrera deportiva, pero ahora parece que está bien encaminado y que ha encontrado una manera de mantenerlo a tope para que pueda competir así de bien», comenta sobre Delgado, su montura deseada para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en la modalidad de doma clásica.

«Todo depende de cómo lo quieras tener. Evidentemente son seres vivos que necesitan muchos cuidados: veterinario, herrador... Hay que llevarlos, tienen que comer», explica Ferrer-Salat sobre un caballo extraordinario con mala suerte al que incluso miman masajistas y quiroprácticos. «Es otro atleta que necesita muchos cuidados ¿Más que yo? Seguro que sí. Tienen bastante más», reconoce la catalana que también dedica buena parte de su tiempo a la preparación física. Pero las razones de su trato especial cobran mayor sentido cuando se diferencia al jinete del animal: «Son deportes muy exigentes y nosotros cuando nos duele algo lo decimos enseguida, pero ellos no lo dicen. Entonces tienes que verlo, interpretarlo o como llegues muy tarde ves que ya se ha hecho daño». La relación de Ferrer-Salat con su compañero de competición es tan íntima como en cualquier otro deporte. «Es una relación muy estrecha. Son muchas horas con él, muchos viajes, muchas desilusiones y muchas alegrías», expone la barcelonesa. «Sabe lo que sientes, si estás nerviosa, si estás bien, si confías en él, si no confías en él... lo sabe absolutamente todo», añade para ofrecer la otra cara del espejo.

A pesar de su amor por los animales, la deportista española no se ciega y concreta que cada parte de la pareja aporta la mitad del mérito de cualquier éxito deportivo. «Sin un caballo bueno un jinete bueno no hace nada y viceversa», analiza. Por el camino no sólo hay muchas horas de entrenamiento, sino un trabajo continuado. «Para que compitan en un gran premio si los compras desde los cuatro lo preparas hasta los 10, así que necesitas mínimo 6 ó 7 años. Es un trabajo muy largo», calcula la amazona y empresaria que ha impulsado Villa Equus, una finca con picadero, pistas, cuadras y sendas por el bosque para poder hacer excursiones. No obstante, para Ferrer-Salat el sacrificio es menor del que se pueda imaginar con tanto tiempo dedicado a un animal. «Me gusta mucho montar a caballo, tanto en casa entrenando como compitiendo. Paso seis, siete horas en el caballo cada día, de lunes a sábado. Descanso sólo domingo si no tengo concurso... Si compito, no descanso», recuerda sin ningún atisbo de queja en su rostro. «No me pasa por la cabeza dedicarme a otra cosa», insiste.

El sabor de los Juegos

Por otra parte, Ferrer-Salat afirma que la mayor satisfacción de su competición es cuando siente que el caballo disfruta, aunque es en la faceta humana donde se descubren sus mayores alegrías. «Fue una gran satisfacción clasificarnos para Río. Fuimos al campeonato de Europa, teníamos que quedar entre los seis mejores porque tres equipos ya estaban clasificados y pensaba que quedaríamos quintos o sextos. Pero gracias a los buenos resultados quedamos cuartos, o sea que fue un gran éxito y una clasificación brillante», rememora sobre la prueba de agosto.

 Todavía no sabe si será elegida para los Juegos Olímpicos de 2016 a pesar de su experiencia y de una campaña excelente que ha finalizado con un segundo puesto en el Madrid Horse Week con el caballo Sir Radjah. Está en la 'pole' de salida para la selección gracias a Delgado, con el que trabaja desde hace tantos años en paralelo con sacrificios y satisfacciones. ¿Merece la pena? Entonces contesta con vehemencia la hija del expresidente del Comité Olímpico Español, Carlos Ferrer-Salat: «¡Hombre, claro! Es maravilloso ir a los Juegos Olímpicos, representar a tu país, estar en la villa olímpica.. Sí que compensa, es mucho sacrificio, pero compensa todo y más».

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