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David Cal, en competición.
El incansable que se convirtió en leyenda
Leyendas españolas

El incansable que se convirtió en leyenda

Javier Asprón

Lunes, 11 de julio 2016, 17:44

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Parece mentira, viéndole ahora, que la primera imagen que el entrenador de David Cal tuvo de su pupilo fuera la de un chaval regordete y bajito. Así al menos lo recuerda Suso Morlán cuando le subió por primera vez a una canoa con ocho años. Hoy, a punto de cumplir los 30 y tras una vida entera dedicada al piragüismo, el pontevedrés es un "mocetón del norte" que logró en Londres su quinta medalla olímpica convirtiéndose en el deportista español más lauredo en los Juegos Olímpicos.

Cal, nacido en Cangas de Morrazo el 10 de octubre de 1982, afronta los que serán sus cuartos Juegos. Estuvo en Sydney 2000 con apenas 18 años, aunque acudió como reserva y no llegó a subirse a la canoa. Su explosión fue en Atenas 2004, un año después de lograr su primera medalla en unos Mundiales. Cal se llevó de la capital griega sus dos primeros metales olímpicos: el oro en el C1 1000 metros y la plata en C1 500. Su proeza le convirtió en un personaje de fama, y entre otros muchos reconocimientos le llevó a ser el abanderado de los deportistas españoles en los siguientes Juegos, los de Pekín 2008. Cal brilló con luz propia en la ceremonia de inauguración y volvió a hacerlo sobre las aguas de la capital china. El gallego conquistó dos nuevas medallas (oro en C1 500 y bronce en C1 1000), una proeza.

Con los objetivos claros y definidos, el pontevedrés centró todos sus esfuerzos en aprovechar la única 'bala' de la que iba a disponer, pero el incansable Cal, aquel que a los ocho años empezó en el deporte que más gloria le ha dado porque quería divertirse en verano, que prefirió ser canoísta a kayakista y que, pese a la dureza del invierno gallego, entrenaba cerca de casa para estar con los suyos, nunca había fallado, y en Eton Dorney tampoco lo hizo.

David Cal siempre fue un chaval tranquilo, de costumbres sencillas y poco amigo de los focos. Le apasionan el surf y el esquí, y no se pierde una competición de motor. Ejerce de gallego con entusiasmo, y también le picó el gusanillo de la política. Cal fue en la lista del Partido Popular al Ayuntamiento de Pontevedra. Salió elegido, pero no llegó a recoger el acta de concejal al no conseguir su grupo la mayoría absoluta.

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