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Lemaitre gesticula.
El premio del bronce para Christophe Lemaitre
Atletismo

El premio del bronce para Christophe Lemaitre

Igor Barcia

Viernes, 19 de agosto 2016, 04:13

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Por fin el talento francés tiene un premio a su altura. Por su insistencia, Christophe Lemaitre esta en el podio olímpico de los 200 metros junto a Usain Bolt y Andre de Grasse. El velocista de Annecy parece que lleva toda la vida en esto, pero tiene 26 años. Su irrupción por todo lo alto en el Europeo de Barcelona de 2010, con triple oro (100-200 y relevo corto) le llevó a soportar una presión que a veces le costó llevar. No es fácil ser considerado el talento blanco y europeo que debe hacer frente en todos los grandes campeonatos a los velocistas jamaicanos (liderados por Usain Bolt), estadounidenses... Y menos con el carácter introvertido de Lemaitre, que siempre ha preferido estar en un discreto segundo plano. Eso se ha trasladado a la pista, muy a su pesar, donde se ha valorado poco su presencia en finales ante toda la armada de grandes velocistas. El siempre era la isla europea, el que hacía frente a todos, con grandes marcas, como cuando fue el primer blanco en correr los 100 metros (9,98). Ahora que en España ha surgido Bruno Hortelano y se le reconoce el mérito de estar peleando contra todos los rivales que tiene a su alrededor, hay que romper una lanza por Lemaitre y recordar que él lo lleva haciendo desde 2010, cuando tenía 20 años...

Estas últimas temporadas no estaban siendo buenas. Daba la sensación de que Lemaitre había alcanzado su tope, que debía de conformarse con pelear por estar en las finales y poco más. Su renuncia al Europeo de Amsterdam por unos problemas musculares oscurecieron su candidatura olímpica, aunque su entrenador dejó claro que era por pura precaución y que estaban muy centrados en los Juegos Olímpicos.

Ver a esta noche a Lemaitre recuperando posiciones en la recta hasta cazar en la misma línea al británico Adam Gemili ha servido para redescubrir al velocista francés, un reencuentro con su clase y su talento que parecían olvidados. Sus gestos de felicidad tras conocer que había sido tercero eran el reflejo de la satisfacción de un atleta que ha vuelto. O quizá no se había ido nunca...

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