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De Grasse (d) habla con Bolt.
De Grasse, la sorpresa que pide paso
Atletismo

De Grasse, la sorpresa que pide paso

Igor Barcia

Viernes, 19 de agosto 2016, 04:08

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Ha sido la sorpresa de la velocidad en estos Juegos. Tanto, que en las semifinales protagonizó una de las imágenes divertidas de la semana atlética en su mano a mano con Bolt, que les llevó a ambos a entrar riendo en meta mientras corrían por debajo de los 20 segundos. Andre de Grasse se ha convertido en el futuro de la velocidad, el atleta al que el propio rey de los 100 y 200 metros parece haber elegido para cuando él deje las pistas y el show deba continuar. Sus gestos de complicidad con el joven canadiense así lo delatan.

A sus 21 años, De Grasse no deja de progresar y sorprender. Y si uno conoce su historia, sorprende aún más. Porque hasta 2012, De Grasse no había pisado una pista de atletismo. Y ahora, cuatro años después, ha sido bronce olímpico en 100 metros y plata en 200. Una locura. Pero así es. Nacido en Scarborough (Ontario), su padre llegó a Canadá procedente de Barbados y su madre de Trinidad y Tobago. Allí creció y orientó sus gustos deportivos lejos del atletismo, en especial el baloncesto, que fue el que más le atrajo hasta que su falta de resultados escolares le llevó a quedar fuera del equipo de baloncesto. Pudo acabar en alguna banda callejera, pero un golpe de fortuna permitió rescatar a un talento de la velocidad.

En una de esas decisiones entre amigos que se toman sin saber muy bien porqué, decidieron apuntarse a una competición escolar regional que se celebraba cerca, en las instalaciones de la Universidad de York. De Grasse optó por la velocidad, y cuando fue a tomar la salida, decidió no salir de tacos porque no sabía cómo debía hacerlo. Fue igual. Corrió en 10,91 y quedó segundo. Tony Sharpe, exatleta que fue bronce en el 4x100 en Los Angeles84, estaba por allí viendo nuevos talentos a los que incorporar a su grupo de trabajo y no daba crédito a lo que acababa de ver. Lo explicaba tiempo después. Llevo en este deporte 40 años, he competido en los Juegos Olímpicos, he visto a muchísimos atletas veloces, pero en cuestión de puro talento, no he visto a nadie como Andre de Grasse.

Por supuesto, lo incorporó a su grupo de entrenamiento en cuanto el chaval le dijo que sí. Sharpe fue puliendo poco a poco aquel talento que había encontrado, y así De Grasse fue acumulando triunfos en competiciones escolares. En 2014 llegó la llamada de Estados Unidos. Las universidades le querían, y la afortunada fue South California, así que el velocista canadiense pasó a entrenar con Caryl Smith Gilbert. Su explosión llegó en los campeonatos de la NCAA en verano de 2015, cuando ganó el 100 con 9,75 y el 200 en 19.58. Unos tiempos asombrosos que no pudieron ser validados por el excesivo viento a favor, pero daba lo mismo. Su carrera hacia lo más alto estaba lanzada. Poco después acudió a los Juegos Panamericanos y allí ganó en 10,05 y 19,88, esta última marca nuevo récord de Canadá. Y poco después se convirtió en el primer atleta de su país en correr ambas distancias por debajo de 10 y de 20 segundos.

De repente, había un sucesor para Donovan Bailey, oro en Atlanta96 y capaz de correr en 9,84 los 100 metros. De hecho, el propio Bailey se ha reconocido en este chaval, que de nuevo cambió de entrenador y se fue a Phoenix a entrenar con Stuart McMillan, que ha llegado como un rayo a la élite de la velocidad. Porque el año pasado, Puma dio el primer paso para asegurarse a esta joya y firmó un contrato de patrocinio de 11 millones de euros al año. Si sigue con su progresión, la inversión estará más que justificada. De momento, Usain Bolt parece señalarle como su delfín, y más tras lo visto esta madrugada.

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