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Sergio Llull, en pleno partido.
España se asoma al abismo
Baloncesto masculino

España se asoma al abismo

La selección cae ante Brasil en otro final ajustado y se obliga a ganar todo para seguir en el torneo

PPLL

Martes, 9 de agosto 2016, 09:01

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Otra derrota ajustada. Otro partido irregular, malo por momentos, que condena a España a ganar lo que le queda para no quedarse fuera de los Juegos a las primeras de cambio. El más difícil todavía para un grupo acostumbrado a vivir al límite, pero que esta vez emite señales preocupantes. Ante Brasil, quizá el más débil de los aspirantes del grupo a estar en cuartos, la selección no dio la talla más que en el último cuarto, donde un palmeo de Marquinhos decantó el triunfo del lado local y dejó a España contra las cuerdas.

Sin confianza

España es un equipo blando y sin confianza. Tímido. Un conjunto que mira a canasta a duras penas y sin convencimiento. La debilidad defensiva lastró también ayer a la selección, cuyo inicio irregular le condenó a ir a remolque durante muchos minutos. El exazulgrana Huertas, ahora secundario en la NBA, revivió sus mejores días para manejar los hilos de Brasil, una selección menor que se subió a la chepa de España con muy poco. Marquinhos era el ejecutor del plan de Magnano, el único argentino al que se rinde pleitesía en Brasil. El técnico tenía muy estudiada a España y blindó los alrededores del aro para evitar que Pau se paseara por allí. Optó por sacrificar el perímetro, confiando en que la puntería de España siguiera igual que ante Croacia y la jugada le salió bien durante media hora.

Cada canasta de la selección era un triunfo y los puntos llegaban a cuentagotas. Ricky, para el que el aro se ha convertido casi en un enemigo, ni se molesta ya en atacar la zona, lo que provoca un embudo en el ataque nacional. Ayer, con Pau excesivamente vigilado, fue Felipe Reyes el que asumió el mando bajo los aros. La entrada del madridista equilibró la batalla en la pintura y permitió que España despertara de su letargo. Lo hizo de la mano de Sergio Rodríguez y su ritmo alegre. Una de las pocas buenas noticias de la selección. Un salvavidas con el que se fue achicando el agua. La remontada, lenta, se consumó mediado el segundo cuarto (25-24, min. 14), pero fue fugaz, porque un parcial final de 7-0 le dio ventaja a Brasil antes del descanso (31-34).

Nervios y dudas

Las dudas reaparecieron en la reanudación con más fuerza. La línea de tiros libres -un calvario para Pau durante todo el partido- era por entonces la única aliada de la selección, que veía cómo Brasil aumentada la distancia hasta hacerla casi inabarcable al inicio del último cuarto (45-56). Once puntos de los que pendían buena parte de los sueños olímpicos del baloncesto español.

Era el momento de sacar el carácter. El orgullo de campeón. Scariolo ordenó una zona que palió los problemas en defensa y en ataque volvió el juego vertiginoso con Llull y Sergio Rodriguez removiendo los cimientos brasileños. El triple, el agujero negro del torneo, se tornó de repente en el mejor aliado. Fuera miedos. Tras haber anotado un solo triple en doce intentos, la selección sumó cuatro en el último período y llegó al final por delante (65-63). Dos puntos que eran un tesoro y que, como ocurrió ante Croacia, se esfumaron por una mala gestión de los segundos finales. Dos tiros libres fallados por Pau -5 de 12 ayer en esa estadística- le dieron vida a los locales, que se pusieron por delante con un heroico palmeo de Marquinhos. Restaban cinco segundos, pero no hubo milagro. El lanzamiento final de Llull ni siquiera tocó aro y obliga a España a no ceder ante Nigeria, Lituania y Argentina para no decir adiós a Río a las primeras de cambio.

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