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Los jugadores del Barça celebran el título de Liga.
El doblete menos celebrado de la historia
FÚTBOL

El doblete menos celebrado de la historia

El Barça quiere volver a reinar en Europa tras no sacar brillo a la Liga y a la Copa conquistadas en el curso 2015-16

p. ríos

Miércoles, 28 de diciembre 2016, 01:47

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Después de conquistar el triplete auténtico en la temporada 2014-15 (Liga, Copa y Liga de Campeones), un doblete (Liga y Copa) en el curso 2015-16 le supo a poco al FC Barcelona en una muestra del altísimo listón de exigencia que se ha instalado en el club azulgrana. Es el peaje que debe pagar el cuerpo técnico y la plantilla actual en una era de éxitos que comenzó en la campaña 2004-05 con la Liga de Frank Rijkaard. De la sequía de cinco años sin títulos en el inicio de siglo ya nadie se acuerda. Con el técnico holandés en el banquillo y Ronaldinho de líder se inició una etapa dorada que todavía perdura con Luis Enrique de entrenador y Messi de estrella. Curiosamente, el último año de jugador del asturiano como azulgrana fue el primero de Rijkaard como técnico (2003-04) y Leo debutó bajo el manto protector del crack brasileño en la 2004-05. La cadena es innegable.

Posiblemente, por muchos factores, haya sido el doblete menos celebrado de la historia el logrado por el Barça en este año que acaba. Además de la inevitable comparación con el triplete del año anterior, el 'palo' en cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Atlético lo eclipsó todo en aquel momento. Que el gran título europeo lo acabara levantando el Real Madrid todavía tuvo un efecto peor para el club azulgrana. La imparable maquinaria mediática que rodea al equipo blanco ya solo tuvo ojos para el equipo de Zidane y para la final disputada ante el Atlético. Puede parecer normal en los tiempos que corren, pero si el doblete nacional hubiese sido del Madrid, seguro que sí se hubiera valorado más.

El Barça tampoco ayudó a engrandecer su doble éxito tanto en lo deportivo como en lo institucional. La Liga se dio por ganada con muchas semanas de antelación debido al gran arranque de los de Luis Enrique, tanto que cuando el equipo reaccionó tras sufrir una crisis relacionada con esa eliminación europea, con el Madrid ya pisándole los talones, quedó la sensación de que simplemente había sobrevivido y que no había demasiado que festejar. Se destacó poco el mérito de ganar las cinco últimas jornadas sin posibilidad de errar. Y menos se alabó la gran final de Copa ganada al Sevilla en la prórroga tras jugar muchos minutos con uno menos por expulsión de Mascherano. Los protagonistas se marcharon con sus selecciones para jugar la Eurocopa y la Copa América mientras que toda España ya prestaba atención a la final de la Liga de Campeones. Y la dirección deportiva del Barça, alarmada por esa agonía final, iniciaba sin perder tiempo una remodelación de la plantilla con el visto bueno de Luis Enrique. El mensaje era claro: el doblete no se admiró fuera y tampoco llenaba dentro.

Han pasado unos meses de aquello, pero es una señal de lo que ha cambiado el fútbol y el Barça. El equipo azulgrana, por el fútbol realizado y los éxitos, es el gran dominador de este siglo. Desde aquella primera de Rijkaard en 2005, el Barça ha conquistado ocho de las últimas doce Liga disputadas, por tres del Madrid y una del Atlético; cuatro Copas, por dos del Madrid; y cuatro Ligas de Campeones, solo dos más que el Madrid pese al juego desarrollado. Y si se sólo se contemplan las tres últimas ediciones, gana 2-1 el club blanco.

Al Barça le faltan Copas de Europas. No ha sabido plasmar su superioridad futbolística para marcar una época real en Europa. El mejor ejemplo es la etapa de Pep Guardiola. Conquistó las de 2009 y 2011 con brillo, pero cayó en semifinales de 2010 (Inter) y 2012 (Chelsea) pese a disputar la vuelta en el Camp Nou y jugar ambos partidos con uno más por las tempranas expulsiones de Motta (2010) y Terry (2012). La Liga es el torneo por excelencia, el de la regularidad, el que gana el mejor sin depender de sorteos afortunados o de un mal día puntual. Pero cuando uno se acostumbra a ganarlas y ve cómo se celebran las Ligas de Campeones de otros, el aficionado del Barça comienza a sentir la necesidad de volver a reinar en Europa como en 2015.

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