Borrar
Rakitic pelea por el balón.
El Barça también gana al ralentí
23ª Jornada

El Barça también gana al ralentí

El equipo culé vence en el campo del Levante por 0-2 y mantiene el liderato

Cristian Reino

Domingo, 7 de febrero 2016, 00:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Por suerte, en el fútbol dos y dos no siempre son cuatro. El líder visitaba al colista y, visto lo visto el miércoles pasado, la lógica decía que el choque podía acabar en goleada abulatada. Nada más lejos de la realidad. El equipo de Luis Enrique se llevó los tres puntos del Ciutat de València con total justicia, pero en esta ocasión lo mejor para el cuadro catalán fue el resultado. Después de rozar la perfección ante el Valencia en Copa, el Barça regresó al mundo de los mortales y perdió la magia que le permitió hacerle siete al equipo de Gary Neville.

Aun así, el conjunto azulgrana hizo lo suficiente para derrotar al Levante y mantener el liderato, en una liga en la que últimamente le está costanto sacar adelante sus partidos como visitante porque se está encontrando diferentes emboscadas tácticas. Sufrió de lo lindo en Málaga con una presión muy avanzada que le ahogó y se le hizo muy largo el partido ante el Levante. La victoria culé apenas estuvo en peligro porque los locales no pudieron más y tampoco generaron ocasiones claras de gol. Pero el Barça jugó con fuego y pudo haberse quemado de haberse encontrado con un adversario con más acierto y con algo más de fe. Los de Luis Enrique se adelantaron en el 20, de rebote, se dejaron llevar por la brisa levantina y no mataron el choque hasta el 91.

Jugaron en el alambre una buena parte del encuentro. Un partido de esos plomizos, aburridos, que se le puede enredar al equipo grande si tiene un despiste en un balón parado, un córner o un mal despeje. No fue así y los azulgranas consiguieron meter presión a sus perseguidores y además igualar la mejor racha del Barça en su historia: 28 partidos consecutivos (en todas las competiciones) sin perder. Un registro que había establecido el equipo de Guardiola.

Sorprendió el planteamiento de Rubi. Evitó que todos sus hombres se cerraran en su campo para defender agazapados y cuando el equipo visitante atacaba dejaba a su tripleta de vanguardia en punta. Esta circunstancia alteraba la rutina al once catalán, que está acostumbrado a que le regalen la posición y el balón. En este caso, el Levante, al dejar a tres efectivos siempre en posiciones adelantadas favorecía alguna contra y mantenía a los centrocampistas culés más alejados del último pase.

El Barça, en cualquier caso, saltó con la idea de resolver bien pronto. Frente al colista, y teniendo en cuenta que el miércoles ante el Valencia, en Copa, podrá hacer cambios, Luis Enrique salió con casi lo mejor que tiene. Menos con Busquets, que se quedó en el banco, el asturiano fue a por el partido desde el inicio. Iniesta y Messi (anotó un tanto en el minuto 2, que el árbitro anuló, aunque no era fuera de juego) avisaron que tenían prisa por hacer pronto los deberes. Con Sergi Roberto haciendo de Busquets y con Andrés Iniesta y Neymar creando peligro por la banda izquierda el Barça trataba de imponer su superioridad. Pero la chispa le duró poco. Hasta que al cuarto de hora, Rossi, Deyverson y Morales cogieron la medida a Piqué, Mascherano y Alves y empezaron a asomar con peligro. El Barça dominaba, pero el Levante no estaba tan lejos.

En el minuto 20, el partido empezó a decantarse en favor de los visitantes. Iniesta encaró desde la posición del once, Alba le dobló hasta la línea de fondo, centró, y el balón impactó en el trasero de David Navarro y se coló en la meta de Mariño. Fue un tanto de accidente, aunque también es cierto que el equipo catalán estaba llegando más y con más insistencia y peligro. Y la suerte es para el que se la trabaja.

Parecía que a partir de ahí, y una vez abierta la lata, el choque se pondría muy de cara para los de Luis Enrique. Sin embargo, a raíz del gol, el Barça bajó las revoluciones de su motor, se dedicó a conservar los caballos y se olvidó que lo mejor que podía hacer era cerrar el partido cuanto antes por lo que pudiera pasar. Lo que pasó fue que al final de la primera mitad, primero Lerma, y más tarde Morales, tuvieron dos claras ocasiones, en sendas contras, que pudieron acabar en gol local. El disparo del madrileño, de hecho, se estrelló en el palo de Bravo e hizo temblar la victoria culé.

En la segunda mitad, en cambio, aunque la dinámica del partido transcurrió por los mismos derroteros, el Levante ya no dispuso de ocasiones tan francas. Rossi avisó nada más empezar, pero Bravo atajó si problemas. El Barça jugaba con fuego. Suárez ejercía casi de llanero solitario, porque ni Messi ni Neymar estaban en su sitio; y el centro del campo no generaba lo que suele. Rubi vio que tenía una gran oportunidad y buscó más mordiente con Ghilas y Camarasa. Deyverson, junto a Rossi, estaba siendo el mejor de los granotas, aunque estaba fundido. Luis Enrique replicó dando entrada a Busquets. El juego de su equipo no mejoró, pero sí ganó en seguridad y contundencia. Consiguió dormir algo más un choque que se hacía soporífero. El Barça invitaba al Levante a irse a lo loco a por el empate, pero los locales no caían en la trampa. Solo al final, en el 91, Luis Suárez pudo culminar una contra muy clara.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios