Borrar
Cristiano Ronaldo celebra uno de sus goles ante el Espanyol.
El año más extraño de 'CR7'
resumen del 2015

El año más extraño de 'CR7'

El portugués ha pasado de batir todos los récords a encararse con su afición y dejar dudas sobre su continuidad en el Real Madrid

alejandro ibáñez

Lunes, 28 de diciembre 2015, 01:57

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cristiano Ronaldo ha pasado de una de sus mejores temporadas a título individual a acabar el año dejándose querer por los grandes y discutiendo abiertamente con la afición del Real Madrid. Una primera parte del año marcada por récords y una segunda en la que tanto él como su equipo parecen que no encuentran la forma de agradar al Santiago Bernabéu, con un público exigente que no perdona algunas actitudes de su estrella dentro y fuera del campo.

El año 2015 empezaba para el portugués de la mejor manera posible. Ganaba su tercer Balón de Oro superando a Messi y Neuer gracias a su espectacular temporada. Sin embargo, el Madrid era eliminado de la Copa del Rey por el Atlético y un mes después llegó la goleada en Liga en el Calderón y la famosa fiesta de cumpleaños amenizada por Kevin Roldán que tanto disgustó a la afición blanca.

Con todo este ambiente extraño, el de Madeira seguía batiendo marcas. El 22 de febrero, anotó su gol 290, igualaba a Carlos Santillana en la lista de máximos artilleros históricos y tenía la vista puesta ya en el siguiente escalón que ocupaba Alfredo Di Stéfano. Ante el Granada, logró su primer repóquer de goles que daba la vuelta a una racha negativa tras las derrotas ante Atlético de Madrid (4-0), Athletic (1-0) y Barcelona (2-1).

Llegaba el momento importante, el de jugarse los títulos, y antes de la ida de las semifinales de la Liga de Campeones ante la Juventus, la estrella madridista avisaba a los italianos con un hat trick en el Sánchez Pizjuán. Tres goles que le convertían en el jugador con más tripletes anotados en toda la historia del club.

Cristiano marcó los dos tantos en la eliminatoria ante los turineses, igualando los 307 goles de La Saeta Rubia, pero el campeón no pudo avanzar a la final y Carlo Ancelotti se tambaleaba. En la competición liguera, el Barcelona no falló y el Real Madrid se quedaba de nuevo a las puertas de otro título y con su técnico sentenciado.

Un año en blanco para la entidad presidida por Florentino Pérez pero individualmente inolvidable para el canterano del Sporting de Lisboa. Unos números estratosféricos: 61 goles en 54 partidos, siendo la temporada más goleadora, con más asistencias (22) y con mejor promedio goleador (1.13) para él. Cifras que le valieron la cuarta Bota de Oro (el primer jugador en toda la historia en conseguirlo) pero que no impidieron la marcha de Ancelotti.

Parece que el despido del técnico transalpino fue un punto de inflexión para Ronaldo. Llegaba al banquillo Rafa Benítez, un preparador con ideas diferentes a las de su antecesor, con un estilo en el que la táctica y el orden priman por encima del tipo de juego que gusta al luso. Empezó la temporada con dudas el Madrid y el propio Cristiano.

Llegó Cornellà y su segundo repóquer para celebrar que superaba a Raúl en la competición casera, aunque aún tuvo que esperar varios partidos para llegar a la cima más alta. Fue ante el Malmoe, en Suecia, con un doblete que le coronó como el máximo goleador de la historia del Madrid con 324 dianas.

Desde París, con amor

Cristiano Ronaldo ha seguido haciendo goles y sumando números, pero no es ajeno a todos los problemas que esta campaña sufre su equipo. Tal vez por Rafa Benítez o porque no se siente todo lo querido que él desearía, el crack portugués se deja querer. Cuando le preguntan sobre la oportunidad de dejar Chamartín, sus respuestas no son tajantes. «¿Irme del Real Madrid algún día? ¿Por qué no? De momento juego para el Real Madrid, pero nunca se sabe», afirmaba a la revista Kicker.

Tras estas declaraciones, su presidente le esperó antes del partido contra el PSG en el Bernabéu para pedirle una explicación. «No he dicho eso. Lo he dicho diferente», intento aclarar Ronaldo después de una pequeña caricia de su jefe.

Por si fuera poco, tras el partido que ganó el Real Madrid después de ser superado claramente en el juego por los parisinos, Cristiano avivó aún más las dudas con dos gestos. El primero, al finalizar el encuentro, cuando se acercó a Laurent Blanc para confesarle algo al oído. Imposible saber lo que le comentó, pero la sonrisa y el gesto cómplice del entrenador francés lo dice todo. Y después, en zona mixta, con saludo y guiño de ojo a Nasser Al-Khelaïfi, un presidente que tiene como principal objetivo ver al tres veces mejor jugador del mundo vestir los colores del club parisino.

Para echar más leña al fuego, las últimas palabras del jugador luso cuando le preguntan por el tema: «Me gusta más Madrid que París. Pero, a lo mejor, un día las cosas cambian. Igual me echo una novia en París y paso allí más tiempo».

Está claro que son tiempos convulsos por el club de la capital. Desde verano venían torcidas las cosas con el caso De Gea y, por si fuera poco, la alineación indebida de Denis Cheryshev en Copa y, sobre todo, la goleada encajada ante el Barcelona, han abierto una herida difícil de curar entre afición y plantilla. Una ruptura que quedó en evidencia en el último partido del año ante el Rayo Vallecano, cuando Cristiano se encaró abiertamente con su público. Con 1-2 en el marcador, el Bernabéu pitaba a su entrenador y a sus jugadores pidiendo una reacción, a lo que el luso respondió con claros gestos de que ese no era el camino. Un intercambio de opiniones intenso y que deja a las claras la diferencias y el mal ambiente existente.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios