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Luciano Vietto celebra su gol ante el Reus.
El otro Atlético mantiene su esencia
Dieciseisavos | IDA

El otro Atlético mantiene su esencia

Un gol en un saque de esquina apuntala la victoria de los de Simeone ante el líder del grupo III de Segunda B

Javier Bragado

Martes, 1 de diciembre 2015, 09:38

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Los partidos de la Copa del Rey suelen servir a los equipos de Primera División para hacer pruebas contra rivales de menor entidad sin riesgo para sus intereses. En el caso del enfrentamiento entre el Reus y el Atlético de Madrid se cumplió el guión con los argumentos habituales de un conjunto pequeño batallador, un grande desencajado en el inicio y una resultado final acorde a la diferencia de nivel.

La novedad fue que el equipo catalán desarrolló un papel más alto de lo esperado y en los inicios encarnó el papel de un oponente rígido para los de Diego Pablo Simeone.

La incertidumbre de la eliminatoria duró una hora. Lo que tardaron los integrantes del Atlético de las rotaciones, el otro, en acostumbrarse a sus posiciones y armonizarse con sus compañeros. Antes, el guardameta Edgar Badía impidió que Luciano Vietto resolviera en la primera jugada de peligro al ganar el cara a cara. Después fue el líder del grupo III de Segunda B el que aprovechó su oportunidad cuando una serie de errores iniciada por Saúl Ñíguez y Lucas Hernández ofreció un balón muerto para que Fran Carbia colocara el balón en la portería de Moyá.

El tanto envalentonó a los locales y hasta colocaron a los rojiblancos en posición defensiva. Para su desgracia, se despertó el aliento atlético. Óliver Torres enseñó su calidad con un gran centro que Vietto cabeceó después de iniciar su carrera en fuera de juego. El gol del exfutbolista del Racing de Avellaneda devolvió el encuentro a la situación programada. El Atlético recuperó la iniciativa con su reciente esquema de tres centrocampistas, los carrileros de Simeone empezaron a pisar el terreno del rival y el Reus se afanó en mantener la eliminatoria viva.

El equipo madrileño desequilibró el partido y encauzó la eliminatoria a su favor con una de sus herramientas habituales: las jugadas a balón parado. Saúl Ñíguez, que había fallado en el primer gol y se había mostrado el más flojo de los mediocentros, se adelantó al primer palo y el espigado jugador cabeceó un balón que Badía no logró detener.

Con el partido a su favor, el equipo rojiblanco no volvió a permitir una oportunidad clara a pesar de ofrecer un ritmo más relajado de lo habitual. De poco sirvieron los recambios de refresco de los locales porque los hombres de Simeone ya habían encajado la máquina bien engrasada del segundo clasificado de la Primera División -Simeone favoreció la integración al renunciar a las sustituciones-, ese que mantiene su esencia rocosa con goles en los detalles tácticos. En Reus tardó en verse a ese conjunto, ese otro Atlético, pero cuando ocurrió desapareció cualquier esperanza de los catalanes (aunque exista un partido de vuelta que se jugará el jueves 17 de diciembre en el Vicente Calderón).

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