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Los jugadores de Unionistas celebran con Oskar Martín el tanto de la victoria ante el Villamurlel.
‘Pim pam pum’, fin de la ‘crisis’
TERCERA DIVISIÓN

‘Pim pam pum’, fin de la ‘crisis’

Un gol de Óskar Martín da la victoria a Unionistas después de cuatro empates seguidos

PABLO PALOMO / WORD

Miércoles, 7 de diciembre 2016, 13:17

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Sólo el tiempo dirá cuán importantes han sido los tres puntos que ayer Unionistas de Salamanca cosechó ante el Villamuriel. Desde luego tomando el aquí y ahora por referencia, la victoria en tierras palentinas es de las más importantes de la temporada. La razón más evidente es que se corta la racha. Y también un atisbo de crisis que empezaba asomar en el club charro. Ayer se acabó. El gol lo marcó Óskar Martín. Pero lo metió toda la institución. Cuerpo técnico, directiva y afición incluidas.

El partido adquiría tintes de final antes de que el árbitro pitara. La racha de cuatro empates, sumado a que el resto de rivales no tenían pinta de fallar en sus compromisos así lo indicaban. El campo tampoco era de lo mejorcito para los intereses de Unionistas. Sin embargo, ayer el equipo dio una muestra de su personalidad. No se arrugaron. Y gracias a eso, supieron dominar la pelota e impedir jugar al rival cuando tocaba.

La primera ocasión fue un amago de las ganas que tenían los charros de marcar. Cristo, en un lanzamiento de falta, cerca estuvo de sorprender a Rubo. El guardameta sacó a un lado, por si acaso. Porque por allí aparecía Chamorro dispuesto a meterla. Segundos más tarde, en uno de los numerosos córners que los visitantes sirvieron a lo largo del primer tiempo es enganchado por Antonio León. El central no acertó de milagro.

Pero pasaban los minutos y el gol no llegaba. Podía pesarle la ansiedad a Unionistas. Y eso que aún se estaba en el ecuador del primer tiempo. Pero no fue así. El conjunto de Astu estuvo bien plantado en el terreno de juego. Parecía que llevaran jugando en ese campo toda la temporada. Sí, porque con el balón, los charros trataron de moverla cuando abrían hueco. Y cuando no, no se le caían los anillos si había que buscar un desplazamiento en largo.

Cuando jugaba el Villamuriel, el peligro era más tácito que palpable. Pero al fin y al cabo real. Los palentinos eran algo más que ordenados. Y de tres cuartos hacia delante jugaban casi de memoria.

No tuvieron grandes acercamientos en la primera parte. Un hecho que seguramente se explica por la sobriedad defensiva de los salmantinos. Una corrección personificada en la figura de Sito Cruz que fue una hipérbole. El tipo aparecía por todas partes. Para cortar. Para meter la pierna. Para despejar. E incluso para comandar las contras.

Hubo varias acciones polémicas. Una mano tras un saque de falta de Cristo y otra caída en el área que el árbitro no consideró como penalti. Jugadas grises que las llaman en el colectivo. La segunda parte empezaba con drama. En uno de los pocos desajustes, varios jugadores se quedaron sólos delante de Javi Díaz. Pero el asturiano salió vivo delante del pelotón de fusilamiento. Paró la primera y se rehizo al segundo para atrapar, evitando un hipotético segundo disparo.

La aparición de Óskar Martín

Si Unionistas en la primera parte dominó, en la segunda poseyó la pelota. Se permitieron incluso alguna licencia los charros. Como mover la pelota entre los centrales. O buscar triangulaciones que fueron versos libres en el contexto del encuentro. Lo que primaba ayer era la garra. El fútbol de choque y de lucha. Y ahí, Unionistas tiene al García Márquez de la brega. Óskar Martín volvió a aparecer.

Y lo hizo rematando un centro que era de fe. Un pase desde el costado de Rodri Flórez que fue teleológico, ya que su fin justificó los medios. Lo enchufó el Rifle cuando ya nadie estaba mirando porque parecía que la bola se marchaba. Todos menos el ariete que se tiró con todo y machacó. Y luego le machacaron a él. Sus compañeros se lo comieron en la celebración. Porque si hay algún partido que es de aquellos que el que marca se lo lleva, desde luego parecía este.

Pero claro, Unionistas ya no se fía. Y con razón. Los minutos finales, sobre todo cuando van ganando se han convertido en una psicosis. Quedaban diez minutos y había que aguantar el resultado con lo que fuera. Fue entonces cuando se vio el pelaje del equipo. Si estaban nerviosos.

Si pensaban en lo de otros días. Incluso si tenían miedo no se notó. Y es que pudieron haber respirado aliviados mucho antes. Pero Cristo, tras fabricarse el solito la ocasión con un regate de otra categoría, volvió a encontrarse con el palo.

Cuando el árbitro pitó el final, Unionistas estalló. Lo que se ha soltado en Villamuriel se resume en los gritos de rabia de los jugadores charros. Ayer ganaron algo más que un partido. Pusieron fin a la racha de cuatro empates y se quitaron dudas. Muchas dudas. Y en el mejor momento. El sábado viene el líder.

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