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El jugador del Deportivo David Álvarez celebra con Asier Arranz uno de sus tres goles.
Pegada de equipo grande

Pegada de equipo grande

El Deportivo se muestra muy eficaz en ataque y desarbola a un Cristo Atlético que solo le inquietó en el inicio del encuentro

Ricardo Sánchez Rico

Domingo, 8 de noviembre 2015, 20:57

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El Deportivo Palencia, con una pegada descomunal, ha dejado noqueado al Cristo Atlético en el segundo derbi palentino en siete días y mantiene el pulso en la lucha por los puestos de play off con la Segoviana, el Zamora, el Villaralbo y La Bañeza, mientras que los de Lolo Infante despertaron del sueño de dos victorias seguidas y siguen segundos por la cola.

El Cristo Atlético comenzó el derbi como David ante el Goliat morado, solo que con titos de aceituna en la honda, rellenas de anchoa eso sí para que escociera el salazón en el ojo, pero inofensivas sus llegadas al área de Carmona. Con todo, se le notaba al equipo de Lolo Infante bien plantado en el campo, combinando al primer toque y con Aitor y Camilo muy móviles en ataque. El Deportivo permanecía como un camaleón, moviendo a lo sumo el párpado esperando a desplegar su lengua y atrapar al apetecible y pueril rival. Lo hizo en el minuto 17, en su primera llegada con peligro al área de Marcel, cuando Adrián se sacó un centro desde la derecha y Xavi Moré disparó escorado y sin dejar caer del balón, de forma no muy ortodoxa, pero David Álvarez, casi en la raya de gol, remachó a gol. El equipo de Santi Sedano lanza huesos de aguacate, que esos sí que duelen.

Le hizo mucho daño el gol al Cristo Atlético, que revivía fantasmas del futuro próximo. Estaba tocado, y pareció hundirse en el minuto 33, cuando de nuevo Xavi Moré y David Álvarez sacaron a relucir su talento. El extremo se inventó una conducción de fantasía y cedió después al media punta en la frontal del área para que este último, con un disparo ajustado al poste, hiciese el 0-2. Sin más, con dos fogonazos de calidad, el Deportivo Palencia parecía sentenciar el derbi. Era un déjà vu de siete días atrás, con el Becerril en aquella ocasión como víctima. El equipo de Sedano olía la sangre y no se conformaba con ese resultado, quería más antes de llegarse al descanso. No tenía ninguna gana de que el Cristo se le subiera a las barbas como el equipo de José Antonio Hernando en el derbi de la jornada anterior, por muy al final del partido que fuese. Pero al final de los primeros 45 minutos se llegó con ese marcador de 0-2. La calidad volvía a decidir un encuentro de máxima rivalidad palentina.

Por si había alguna duda o incertidumbre, Xavi Moré se encargó de despejarla a los dos minutos de la reanudación, después de que Asier Arranz se sacase un centro desde la izquierda dentro del área que el extremo derecho del Deportivo empalmó a gol sin dejar que el balón botara. Había vuelto Diego Torres después de tres partidos de sanción, pero ayer no lo necesitaba el Deportivo, matador ante la puerta contraria. Eficaz al máximo, su artillería era pesada. Cañones en lugar de hondas. Cada disparo hacía un boquete en el Cristo, silueta de campo de tiro con tres balazos ya agrupados en la cabeza. El cuarto se lo hizo un letal David Álvarez en el minuto 54, rematando de cabeza a la red un centro de Moré. Qué sangría el 0-4, contenida la hemorragia con el apósito de Camilo dos minutos más tarde, que hizo el 1-4 en un disparo a la media vuelta dentro del área. El Cristo se despertaba a martillazos del sueño de las dos últimas victorias, títere en manos de un equipo que tiene en la marejada institucional y las maltrechas cuentas a su peor rival.

El Deportivo se dedicó ya a dosificar esfuerzos con los cambios y el Cristo Atlético, a intentar maquillar más el resultado. Pero llegó el 1-5 de Víctor Benito en el añadido. El derbi dejó claro que el equipo de Santi Sedano juega una Liga bien distinta al de Lolo Infante. Y que, más que filisteo, es ateo perdido y ni hojea la Biblia.

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