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Esteban Chaves celebra su triunfo en Cazorla.
Chaves, de simpático a peligroso
etapa 6

Chaves, de simpático a peligroso

El corredor colombiano del Orica volvió a sacar tiempo a todos sus rivales en 2.400 metros selectivos

benito urraburu

Jueves, 27 de agosto 2015, 01:51

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Es verdad que sólo llevamos seis etapas, que la montaña más dura de la carrera está por llegar, que en la segunda semana de la prueba habrá un cambio importante de la situación, sobre todo la de los ciclistas, de su estado físico, pero lo cierto es que Esteban Chaves ha pasado ya de ser un corredor simpático, con una sonrisa eterna que no se acaba nunca, a convertirse en un rival peligroso para la general de la prueba. Su simpatía se ha convertido en preocupación para algunos.

No sólo volvió a ganar este jueves y se vistió de nuevo de rojo a pesar del coraje de Tom Dumoulin que no se resignó a perder su liderato. Vendió su derrota lo más cara que pudo el holandés del Giant. Chaves se encuentra en estado de gracia y va muy rápido en las subidas, al menos en las dos en las que ha ganado. Ha sumado veinte segundos en bonificaciones. Atacó a 2.400 metros de la meta y no le siguió nadie. Cuando decimos nadie, es nadie. Aguanto hasta que Andrey Amador madurase en la cabeza del grupo, esperando a que apareciesen Valverde o Quintana, pero allí terminó por aparecer nadie.

Corredores como Valverde, Quintana, Purito o Froome se dejaron once segundos, que unidos a los diez de bonificación suman veintiuno. Orica suma ya tres triunfos de etapas en la Vuelta y mantiene a Chaves en en primer puesto que como decía Neil Stephens, su director, podía recuperar tras perderlo en Alcalá de Guadaira. No se equivocó.

Sólo dos corredores intentaron seguirle en la llegada a Cazorla, Daniel Martin y Tom Dumoulin. Los demás, o no pudieron, o no quisieron entrar en ese juego tantas veces visto y que ya resulta muy manido pero que sigue, y seguirá toda la vida, vigente en el mundo del ciclismo: esperar los movimientos de los rivales para luego actuar. Ayer no hubo movimientos y por lo tanto, tampoco ataques de los líderes.

Chaves está subiendo muy fácil, cómodo, sin tener que mostrar su límite físico actual puesto que nadie le ha obligado a tener que exhibirlo. Le basta con marcarse él mismo las exigencias. No podemos hablar de un puerto largo a pesar de que los últimos veintidós kilómetros de la etapa eran en subida y eso termina por desgastar.

Diferencias importantes

Movistar volvió a poner a todo su equipo a trabajar. Katusha colocó a alguno de sus hombres a a falta de once kilómetros en cabeza. Giant controló la etapa.

Todo parecía en orden hasta que surgió Chaves al que no pudieron reducir la diferencia que logró. Está demostrando que es capaz de aguantar los arreones del grupo cediendo pocos segundos y ese dato es revelador. Queda por verle en puertos más largos, no en subidas tan explosivas como en las que ha vencido.

Tiene la misma edad que Nairo Quintana y está menos desgastado deportivamente. Estamos en una carrera en la que las apariciones estelares se están haciendo de forma muy lenta, como si muchos ciclistas estuviesen esperando el paso de los días para saber que es lo que tienen a su alrededor.

No olvidemos que Froome está ya a 55 segundos, Purito Rodríguez, a 56, Nairo Quintana, a 57. Alejandro Valverde es el más cercano a él, a 49 segundos. Hay un dato importante. Todos los corredores que están entre los diez primeros han corrido el Tour menos Esteban Chaves, Dani Moreno y Fabio Aru. Chaves estuvo en el Giro y desde entonces se centró en la Vuelta a España.

Quizá la falta de frescura que pueden tener muchos de esos hombres se esté notando. Los rivales de Chaves tienen que agradecer que los tiempos de la contrarreloj por equipos no valiesen para la general porque las diferencias a favor del colombiano podrían ser todavía mayores. Lo que se ve es que el maillot rojo tiene una marcha más que los tres primeros del Tour de Francia.

Los triunfos suelen llegar en algunas ocasiones sin buscarlos y eso es lo que le pasó ayer a Orica y a Chaves. Neil Stephens lo explicaba con la sencillez con que suele explicar estas cosas: «No hemos buscado el triunfo. Cuando hablamos por la mañana en el autobús antes de la salida para preparar la etapa les dije a los chicos que me conformaba con que nos quedásemos como estábamos en la general».

Tampoco tuvo problemas en reconocer que «fueron los propios corredores quienes cambiaron los planes. Mathew Hayman y el resto del equipo le dejaron a Esteban a dos kilómetros de la llegada bien situado y se sintió un poco obligado a atacar después de la labor de todos sus compañeros. Las cosas salieron así y nos ha ido bien».

Lo que no quiere Neil es pensar en nada más que en el día a día: «Esteban debe de disfrutar del momento. No pensamos en ganar la Vuelta. Esto es muy largo. Vinimos con la idea de que se metiese entre los diez primeros y con ella seguimos, sin marcarnos otras metas».

La gestión de los esfuerzos será clave del rendimiento futuro de un Esteban Chaves que está haciendo frente a un mundo desconocido, el de tres semanas de carrera. Un mundo que de momento es para él como su sonrisa.

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