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Toda la plantilla del Atlético Valladolid dedica una prolongada ovación, al término del partido, a la familia del desaparecido Toño Garnacho.
Una victoria para Toño Garnacho

Una victoria para Toño Garnacho

El Atlético salió en tromba y fue un vendaval para el voluntarioso equipo de La Roca

Miguel Ángel Pindado

Domingo, 24 de abril 2016, 12:32

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El recuerdo a Toño Garnacho, director deportivo y cofundador del Atlético Valladolid, fallecido el pasado viernes, estuvo muy presente en el pabellón Huerta del Rey. Las palabras del presidente del club, Mario Arranz, encogieron el corazón de todos los aficionados al rememorar a uno de los artífices del resurgimiento del balonmano de élite en la ciudad, y además con mayoría de jugadores vallisoletanos.

Esa era la filosofía de Toño Garnacho que el Atlético Valladolid llevará siempre grabada en su escudo. El minuto de silencio, la entrega de una camiseta a su hijo, Juan, y la ovación de todo el pabellón hacía su viuda, Ana, sellaron el reconocimiento de la afición y el balonmano local.

No era un día fácil para la plantilla del Atlético. El equipo saltó a la cancha de Huerta del Rey con su camiseta negra y se conjuró para dedicarle la victoria al que fuera su director deportivo. Desde el primer minuto, quedó patente que el dolor por el fallecimiento de Toño Garnacho se había transformado en unas ganas inmensas de dedicarle la victoria y, a poco que se quiera soñar, el deseado y ansiado ascenso a Asobal, para el que ya trabajaba el desaparecido director deportivo.

El Atlético fue un auténtico vendaval. En apenas cuatro minutos endosó un parcial de 5-0 al conjunto catalán de La Roca. No hubo concesiones, fue un ciclón tanto en defensa, con Kramarz y Turrado en el centro y Kallman y David en los laterales, como en ataque, donde Diego Camino sacó a relucir su tiralíneas ante la impotencia de la zaga catalana. El técnico de La Roca se vio obligado a solicitar un tiempo muerto para frenar la avalancha y durante unos breves minutos lo consiguió (6-4 min. 10). Ahí estuvo muy atento Nacho González para parar el partido y devolver la tranquilidad y la confianza a sus jugadores.

Yel resultado volvió a ser demoledor. Incluso en inferioridad, los vallisoletanos endosaron un 2-0 a los catalanes, que se pasaron diez minutos sin anotar mientras el Atlético rompía el partido y lo sentenciaba con un elocuente 13-5 a diez minutos del descanso.

Las rotaciones no bajaron un ápice el ritmo del encuentro. La defensa catalana era incapaz de frenar el variado ataque local, en el que prácticamente todos sus jugadores ya habían anotado antes de llegarse a la mitad del choque. El 19-8 con el que se dio paso a los vestuarios dejaba bien clara la enorme superioridad y la especial motivación de los vallisoletanos.

Nada cambió tras los minutos de descanso. Una nueva exclusión de Kramarz se resolvió nuevamente con un parcial favorable a los de Nacho González, en una prueba más de su concentración y excelente defensa, donde también los porteros, tanto Javi Díaz en la primera parte como César en la reanudación, contribuyeron a frenar en seco las mínimas esperanzas catalanas.

Y con un marcador tan sumamente favorable y la impotencia del rival, Nacho González se permitió dar minutos a los jugadores menos habituales y así el joven Joel pudo disfrutar de más de quince minutos como director de orquesta. Además, el técnico reservaba a sus hombres más castigados para afrontar con las mejores garantías posibles los cuatro partidos que les separan del ascenso a la Liga Asobal. El público disfrutó de los goles de Ávila, un inspirado Grossi y sobre todo con el tanto del central Joel, como alicientes de un enfrentamiento decidido desde los primeros quince minutos.

Al término del partido, toda la plantilla y cuerpo técnico del Atlético Valladolid dedicó a la familia de Toño Garnacho una prolongada ovación, a la que se unió todo el pabellón puesto en píe.

Solo faltan cuatro partidos para concluir la temporada y el conjunto vallisoletano dispone de cuatro puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, el Bidasoa, y seis sobre el tercero, ya que el Palma del Río cayó derrotado ayer en su visita al Barcelona B.

El ascenso está cada vez más cerca. Toño Garnacho trabajó muy duro para devolver al balonmano vallisoletano a la élite nacional y a buen seguro que desde el cielo seguirá animando a su equipo y a su club para hacer realidad su sueño.

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