Borrar
Rejón supera a Peña, en el partido de El Plantío.
Orgullo en la derrota
baloncesto | liga leb

Orgullo en la derrota

El Quesos Cerrato se gana el respeto del baloncesto español tras salir ovacionado de El Plantío, donde pierde con honra ante un Ford Burgos de ACB

Juan J. López

Jueves, 1 de enero 1970, 01:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hubiese sido una despedida como Dios manda en el Pabellón Marta Domínguez y el broche a una temporada para enmarcar. El Quesos Cerrato Palencia se merecía un quinto partido de la final del 'play off' de ascenso por trayectoria, ilusión y tras una campaña que será difícil de olvidar en la parroquia palentina.

Sin embargo, por lo visto en la última serie ante el Autocid Ford Burgos, quizá no hubiera sido justo, ya que el equipo colegial desperdició una oportunidad de oro en Palencia para mandar con un 2-0 en la eliminatoria al mejor de cinco, y en El Plantío fue inferior a los burgaleses, por lo menos en el cómputo global de los partidos. Y es que los encuentros en el coliseo del Autocid se hacen eternos, y esa es precisamente una de las armas que utiliza el equipo de Andreu Casadevall para acumular dos ascensos consecutivos a la ACB ojalá el de ayer se consume en los despachos por el bien del baloncesto.

El hechizo de El Plantío fue capaz de minar la moral de la defensa palentina, de elevar la de su equipo y de intimidar a la pareja arbitral, a la que le costó aplicar el mismo criterio en una zona y otra. Este doble rasero terminó por desquiciar a los morados en el encuentro de la tarde de ayer en la capita burgalesa.

Bien es cierto, que el Autocid podría haber decidido la eliminatoria igualmente, porque a día de hoy, los burgaleses siguen siendo mejores que los palentinos, pero esta temporada la distancia se ha estrechado y el propio Pep Ortega considera al Quesos Cerrato «el heredero de Burgos en la LEB Oro». Más mimbres para creer en un nuevo proyecto del que todo está en el aire, pese al «Nacho quédate» insistente de la afición morada o la lógica de mantener un bloque que ha elevado el listón de la entidad.

Para creer en el proyecto mejor echar un ojo al primer cuarto del partido de ayer, sí, ese en el que la defensa colegial funcionaba a las mil maravillas y Nick Barbour cañoneaba una y otra vez para cerrar el periodo con un claro 17-27, que debió ser más sangrante si el equipo no se hubiera despistado medio minuto en los últimos compases, con un Autocid que saca petróleo de cualquier acción. Esa es precisamente la diferencia de esta final, cuando Taylor Coppenrath no tiene su día, lo tiene Pep Ortega... Si Jeff Xavier no aparece, lo hace Albert Sabat y si no lo hace ninguno, irrumpe un desaparecido y casi denostado en el 'play off' como Romá Bas para cazar al equipo de Lezcano en el segundo cuarto y contribuir a un parcial de 17-9 en el que por momentos no había palentino que lograra acertar con el aro burgalés. Bas equilibró los triples de Barbour, al que también minimizó la labor de Anton Maresch, que puede tener menos nombre que sus compañeros, pero que ha sido decisivo en la final, con su defensa sobre el tirador morado y con su capacidad para desnivelar.

Demasiado fondo de armario para un voluntarioso Quesos Cerrato que se ha exprimido en defensa, y al que quizá no le ha quedado fuelle para brillar en ataque. Urko Otegui, referente morado, aguantó el chaparrón en la pintura en la primera parte, al igual que Rejón. Los dos contribuyeron a cerrar el rebote y superar en esta faceta a los locales durante los dos primeros cuartos, pero tras el descanso, de nuevo Ortega y Mejeris que dejó de ser testimonial con ocho rebotes le dieron también la vuelta al partido. Del 34-36 del final del segundo periodo al parcial de 7-0 para los de Casadevall de salida de los vestuarios. Era un película ya conocida. El Autocid defendía con una dureza que al Quesos Cerrato no le permitían igualar. Rejón vio la cuarta falta y Moncasi no está aún para escenarios tan hostiles e intimidadores.

Aún así, el equipo de Lezcano sacó el orgullo que le ha llevado a colarse en su primera final por ascender al escaparate de la canasta nacional e hizo la goma con Garrido, que suplió las dudas en el tiro de Forcada una vez más y permitió que al último cuarto el equipo llegara vivo (54-53). Pero ahí, Coppenrath fue demasiado Coppenrath (78-60) y logró su quinto ascenso con esa capacidad para medir los tiempos que quizá le falta al poderío físico de Ortega, pero que da más y más opciones a un equipo del que aprender para seguir creciendo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios