Borrar
Consulta la portada del periódico en papel
Ruffin busca la canasta ante la defensa de dos rivales en el Adolfo Nicolás.

Ver fotos

Ruffin busca la canasta ante la defensa de dos rivales en el Adolfo Nicolás. ANTONIO QUINTERO
BALONCESTO | LEB ORO

El Chocolates Trapa vence al Sammic y convence

Los de Joaquín Prado se imponen al conjunto vasco recién ascendido de LEB Plata y suman la cuarta victoria de la temporada

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Sábado, 25 de noviembre 2017, 00:22

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Tenía que ser el día. Los astros se alinearon para que el Chocolates Trapa sumase su cuarta victoria de la temporada. La plantilla lo necesitaba como agua de mayo y la afición, también. Había que borrar de un plumazo la imagen que se dio ante el Clavijo la semana anterior, porque lo que más dolió fueron las formas. Por eso y por miles de razones más, el conjunto de Prado saltó ayer al Adolfo Nicolás con toda la intensidad del mundo y defendiendo desde el primer instante como si del último segundo se tratase. Así, los palentinos se impusieron al recién ascendido Sammic Hostelería por 80-63.

El movimiento obvio de posiciones se cumplió y Bryce Pressley asumió ayer la posición de base, ante la ausencia de Sani Campara, que se encuentra con su selección, y que Quique Garrido aún no está recuperado del todo de la espalda. Si sorprendió al público ver a Pressley en la posición de uno, no se quedó atrás la imagen del día, con Jordi Grimau calentando en la bicicleta elíptica al lado del banquillo durante el primer cuarto.

Bryce Pressley, máximo anotador del conjunto morado y del partido con 20 puntos, inauguró el marcador del Adolfo Nicolás, donde solo cuatro valientes de la grada pudieron quitarse el abrigo. Los de Prado defendían con uñas y dientes impidiendo a los rivales jugar en ataque con comodidad, mientras que buscaban agrandar la distancia en el marcador sin éxito. Falló Toledo, falló Pressley, falló Pino y hasta falló Urko Otegui solo bajo la canasta. La falta de confianza se apreciaba en estos pequeños detalles. Hasta que, por fin, lograron abrir la lata y las canastas, los puntos y los aplausos comenzaron a llegar. Así, con soltura pero sin lograr despegarse en el marcador, iban aumentando la ventaja para llegar al 21-14 con el que terminó el primer cuarto. Los rebotes siguen siendo la asignatura pendiente de este equipo, que pierde y concede muchas segundas oportunidades.

De nuevo llegaron los problemas en ataque y en defensa, ya que los de Lolo Encinas se enchufaron en el marcador gracias a los tiros de tres puntos sumados a la facilidad con la que llegaban al aro. Los morados se mantuvieron por delante en el luminoso, pero la mayor parte de esta manga estaban a un triple de que les empatasen el choque. Ya se pondrían por delante los vascos en el tercer cuarto, poniendo en aprietos a los morados, pero no adelantemos acontecimientos.

La soltura de Bryce Pressley unido a la intensidad de Jordi Grimau, al que tanto se echó de menos ante el Clavijo, mantenían a los locales en el partido, por delante en el marcador y con opciones de sumar un nuevo triunfo. Jason Calliste, a pesar de contar solo con el base Quique Garrido, no jugó ni un instante del encuentro, viendo todo el partido con la chaqueta del chándal puesta desde el banquillo. Al descanso, 37-30.

Toda esa ventaja que tanto constó minutos antes, se disipaba en minutos ante un gran arranque del conjunto rival unido a una revolución menos de los morados. Tras un parcial de 0-8 y de ponerse por delante en el luminoso (37-38), los de Prado veían las orejas al lobo, apretaban los dientes y luchaban cada pelota, haciendo que los vascos perdieran muchas ocasiones de encestar agotando su posesión sin dejarles buscar la canasta. Los guipuzcoanos lograron ponerse a cinco puntos, viendo los del club colegial cómo se les escapaba un partido que tenían -en principio- controlado. Los morados supieron reponerse del varapalo y lograron irse a los últimos diez minutos con una ligera ventaja en el marcador.

Con un ajustado 54-51 arrancaba el último cuarto de partido con todo por decidir. El público se convertía una vez más en el sexto jugador de la cancha, aupando a los suyos en cada jugada. Costó -y mucho- hacer la brecha suficiente en el partido para disfrutar, ya que parece que este año no hay victoria cómoda ni sin dosis extra de sufrimiento. Pero punto a punto, incluidos los de tiros libres que parecían no querer entrar ayer, se llegó a una diferencia de 65-56, después de que Ruffin anotase los dos libres. Pero es importante no relajarse ni dar el partido por ganado antes de tiempo, porque los guipuzcoanos redujeron distancias para obligar a los palentinos a subir una marcha más y comenzar a notar -esta vez sí-, que tenían el partido controlado y que era el momento de disfrutar y de dejarse llevar. 80-63 y buena dosis de confianza para afrontar el próximo partido, que tiene lugar este miércoles en Coruña en la undécima jornada liguera.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios