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por encima del aro

Que no se repita

Pepe Catalina

Miércoles, 4 de marzo 2015, 08:52

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Tengo que reconocer que lo he pasado mal viendo por televisión algunos partidos de baloncesto el pasado domingo. Ha habido incidentes muy desagradables que no deberían repetirse nunca más, o al menos ante los que se debe intentar hacer todo lo posible para que así sea.

Es impresentable que el encuentro más interesante de la Liga Endesa ACB, el Bilbao Basket-Laboral Kutxa, televisado para todo el país, termine con una lamentable pelea, más propia de un grupo de pandilleros que se rigen por la ley de la calle, que de elegantes jugadores profesionales de baloncesto. El resultado, una escena bochornosa por la que sentir mucha vergüenza.

No tiene justificación alguna que los jugadores de uno y otro equipo la emprendan a golpes al lado de los espectadores, y con algún niño asustado de testigo en primera fila. Y todo como consecuencia de una acción que ya estaba invalidada por una infracción anterior a la ejecución de la misma.

Las muestras de arrepentimiento y petición de perdón por parte de todos los involucrados son bienvenidas, pero el daño ya estaba hecho.

Pero ahí no quedó todo porque, ya casi de madrugada, la incomodidad se me acentuó viendo el Houston Rockets-Cleveland Cavaliers, uno de los mejores partidos que se pueden ver en la NBA hoy en día; me quedé perplejo observando el montón de trifulcas que se produjeron por el exceso de tensión. Y la más llamativa, involucrando a dos de los mejores de la liga, James Harden y Lebron James, con patada en las partes nobles incluida, que cuentan por miles los que les tienen como ídolos en todo el planeta.

Los jugadores y los entrenadores deberían cuidar mucho la imagen que proyectan en los aficionados, porque su comportamiento puede ser emulado por los que les idolatran. Sus enormes salarios y condiciones privilegiadas de vida tienen otras contraprestaciones muy importantes, aparte del buen rendimiento deportivo. No pueden llevar sus ansias competitivas a actuaciones indignas de personajes públicos que han de ser un buen ejemplo.

La NBA, que ha sido siempre muy dura y severa con este tipo de situaciones, no ha de relajarse tampoco ni un instante en su línea sancionatoria, porque estas actitudes están proliferando más de la cuenta últimamente.

Y, afortunadamente, parece que la Liga ACB también está por la labor de dar un paso adelante contundente que corte el problema de raíz. Su comunicado de prensa acerca de la importancia que le concede a este asunto no puede ser más acertado. La sociedad ya está bastante crispada en los últimos tiempos como para que algunos echen más leña al fuego y provoquen luego altercados entre aficionados fuera de las pistas. Las sanciones deberían ser duras y ejemplares, para que así todos sean conscientes de lo que les espera si vuelven a perder las formas y la compostura.

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