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Juego de Tronos 6x01: Todo el mundo ama a la Mujer Roja

Juego de Tronos 6x01: Todo el mundo ama a la Mujer Roja

El primer episodio de la temporada cumple, con creces, las expectativas creadas y revela un secreto que nadie sabía (ni los lectores)

M. E. García

Miércoles, 27 de abril 2016, 19:31

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(Spoilers del primer capítulo) Siempre he pensado que los primeros capítulos de temporada en Juego de Tronos eran de transición. Un tiempo 'perdido' en favor de situar a los espectadores con respecto a la trama y al estado de los personajes. En esta ocasión 'La Mujer Roja' sigue cumpliendo esa función, pero esta vez sí, pasan cosas ¡y qué cosas!

La narración comienza donde acabó la temporada pasada: en el Muro. En el momento y con el personaje que más ha dado que hablar durante estos meses: la muerte de Jon. En un patio desierto el cadáver sigue sobre la nieve con los ojos abiertos... esperando. Davos es el primero en darse cuenta de la tragedia. Corre hasta el cuerpo y, acompañado de los pocos guardias que no se unieron a la confabulación recogen el cadáver y se atrincheran en una ¿despensa?

El momento no tendría mayor trascendencia si no fuera porque llega Melisandre. La Mujer Roja se acerca al cuerpo: «Lo vi en las llamas. Lo vi luchando en Invernalia». El desconcierto de la sacerdotisa es obvio, al igual que su tristeza. De momento, no tiene pinta de que pueda resucitarlo (como se ha apuntado) aunque sigue siendo un opción. Ella se marcha y los hombres se quedan. Esperan mientras sus iguales discuten en el comedor sobre su traición y el asesinato de Jon. Allister ha tomado los mandos para decir que le han matado por el bien de la Guardia, por haber dejado pasar a los salvajes. Todos parecen conformes. Acallando conciencias.

Precisamente Edd el Penas, uno de los fieles a Jon, es quién va a buscar a esos salvajes por consejo de Davos. Porque el Pueblo Libre también le debe la vida. Davos, el excontrabandista-estratega también quiere contar con la ayuda de Melisandre, pero ella no se encuentra en su mejor momento. Parece que los salvajes se convierten en la principal esperanza para salir del Castillo Negro sanos y salvos.

En Invernalia, Ramsay observa el cadáver de Myranda. Recuerda la crueldad de la chica aunque para él no sea más que «atrevimiento» y jura vengarse de quién la haya matado. También decide dar su cuerpo a los perros, «es buena carne». Se acabó la discusión sobre enterrarla o incinerarla.

Después, junto a su padre, charlan sobre la batalla y lo bien que ha salido, pero el señor de Fuerte Terror amenaza a su hijo con quitarle la primogenitura si el bebé que espera con Walda Frey es un varón. Se ha enfrentado a los Lannister por darle a Sansa, por quedarse con Invernalia. Necesitan a Sansa, sin ella nunca tendrán el Norte.

Sansa y Theon huyen de los perros que han mandado a buscarles después de saltar de la muralla en plena batalla. Ni siquiera meterse en un río helado sirve para que les pierdan la pista. En un arranque de valor suicida, Theon decide salir al paso para que ella pueda huir, pero les descubren a los dos. Cuando todo parece perdido entra Brienne en escena y, junto a Pod, acaban con los guardias Bolton. Brienne, por fin, puede cumplir su promesa y entrar al servicio de otra Lady Stark.

Desembarco del Rey ofrece los momentos más brillantes (interpretativamente hablando) del episodio. A Lena Headey no le hacen falta palabras para transmitir la pena de perder a una hija. Espera en el puerto a que se acerque el barco y, cuando lo hace ve a su hermano, no a Myrcella y se da cuenta de que ha muerto. Otro hijo, otra vez, se cumple la profecía de Maggy la Rana.

Ya en la Fortaleza Roja los dos hermanos hablan y juran venganza en otro de esos diálogos por los que a Lena le deben un Emmy. El discurso que suelta sobre la bondad y la dulzura de su hija en contraposición con ella misma. «Si fui capaz de crear algo así, puede que no sea tan mala», explica entre lágrimas, ante un Jaime que jura vengarse de todos los que les han hecho daño. Ahora sí, parece que el manco pasará a la acción sin contemplaciones.

La parte de Dorne sigue siendo un auténtico desastre. Quién, como la arriba firmante, conservara un mínimo de esperanza en que se hiciera justicia con el reino del sur, se equivocaba. Las Serpientes de la Arena y Ellaria siguen siendo unos seres sedientos de sangre sin mayor ambición en la vida que la guerra y la venganza. Por otra parte, Doran y Trystane Martell son rematadamente bobos, ya que cuatro palabras bonitas, cuatro 'te digo lo que quieres oir' sirven para dar un golpe de estado matarlos a los dos y, seguro, comenzar una guerra.

Mención especial merece el asesinato de Trystane. Obara y Nymeria se presentan en su cuarto cuando el príncipe escribe. Le dan a elegir con quién quiere luchar y elige a Nymeria. Entonces, Obara aprovecha para atraversarle el cráneo por la espalda. Muy valiente todo. Muy noble.

Tyrion y Varys permanecen en Meereen como gobernantes 'en funciones'. Este gobierno 'en funciones' tiene pinta de ir para largo, por lo menos como el de Rajoy. Los dos pasean por las calles mientras reflexionan sobre cómo mantener la paz en la ciudad.

KILL THE MASTER MATAD A LOS AMOS

MYSHA IS A MASTER 'LA MADRE' ES UN AMO

La pintada en la pared les plantea dudas. ¿Quién lo ha escrito? Podían haber sido los amos, cabreados con Danerys. «Les dijo que las personas no eran propiedades», argumenta Tyrion. Pero lo cierto es que el ambiente se caldea y podrían haber sido los libertos que se sienten abandonados, dice Varys. De fondo, un sacerdote rojo llama a 'rebelarse', no esperar la vuelta de Daenerys para que los liberados cojan las riendas de su vida.

¿Y Daenerys? Lo último que se sabe es que acabó en manos de un khalassar, vuelve a estar presa y esclava. Daario y Jorah van tras ella y se dan cuenta de quién la tiene ya que un rastro de cientos, de miles de caballos, se deja notar. Eso, y un anillo en el suelo.

A la Targaryen ya no le sirve su ristra de títulos (oficiales u oficiosos) y Drogon se encuentra desaparecido. Con las manos atadas, camina junto a dos dothrakis que comentan el color de su pelo... y de otras partes del cuerpo. Ella hace que no entiende. Por fin, en el campamento y ante el khal, reclama sus derechos con todos los nombres que lleva. Y no le sirven de nada. Allí el único título que tiene peso es el de viuda de Khal. Así se libra de la violación pero no de acabar confinada con otras viudas en Vaes Dothrak, en el templo de Dosh Khaleen. Y eso, ya no le hace tanta gracia.

En cuanto a Arya sigue ciega y en Braavos. Se dedica a mendigar y a escuchar a los transeúntes hasta que su 'compañera' en la Casa de Blanco y Negro llega hasta ella con un palo: para luchar. En una especie de despertar los sentidos en plan 'la fuerza' la otra niña del templo le pega una paliza. «Hasta mañana», le dice.

Y llegó la gran revelación. El plato fuerte. Si el golpe de Estado en Dorne, el encuentro de Brienne con Sansa y el sitio para los fieles a Jon en La Guardia, parecía demasiado para un primer episodio ahora sí que 'Juego de Tronos' pisa el acelerador y adelanta por la derecha a la saga escrita.

Melisandre, La Mujer Roja se mira al espejo y se desnuda. Y, por primera vez, en lo que llevamos de historia, se quita el colgante. Ya no es la mujer joven capaz de seducir a Stannis, o a Jon. Ahora es una anciana, una anciana de edad indeterminada que se mete en la cama. Y no se puede decir que no dieran pistas.

Carice Van Houten, la actriz que interpreta a Melisandre, se había referido en algunas entrevistas a su edad. También había declaraciones de compañeros de reparto que apuntaban en la misma dirección. Después de la emisión de la escena Carice ha vuelto a hablar para Enternaiment Weekely: «Es por eso que ella era capaz de decir que esta es solo una pequeña guerra', todo es relativo en comparación con la gran guerra que vas a enfrentar. (Su edad) hace que todo sea aún más meta. En definitiva, es de donde proviene todo».

La actriz tambén dice que está muy contenta de que por fin hayan revelado la verdadera edad de su personaje: «la hace inmediatamente más vulnerable, pero también más sabia y aún más misteriosa».

Desde HBO han explicado que la técnica para 'crear' a la Melisandre anciana ha sido la misma que se usó con el desnudo de Cersei. La cara de Carice maquillada y con prótesis y el cuerpo de otra actiz. Querían que fuera vieja, tan vieja que no supieran que edad tenía y eso solo lo podían conseguir con efectos digitales, no solo usando a una actriz mayor.

Melisandre pertenece a esa estirpe de personajes femeninos de 'Juego de Tronos' que se merecería un ensayo por su complejidad, por su valor, por sus dobleces. Sin embargo, La Mujer Roja tiene algo que las demás no tienen: el misterio. El misterio sobre su origen, sobre su poder, sobre su pasado, sobre sus visiones, sobre su dios... sobre por qué sabiendo bien que la partida que se juega en Poniente no es precisamente la del Trono de Hierro se equivoca cuando apunta a Stannis.

Podría escribir páginas y páginas sobre ella, sobre el secreto del que siempre ha hecho gala su personaje, sobre que nunca me pareció una mala 'de manual', como pueden ser Joffrey o Ramsay, pero sí una fanática. Se sabe que fue esclava y que proviene de Asshai y ahora sabemos que es vieja, muy muy vieja. Y que tiene una crisis de fe y que, probablemente por primera vez en cientos de años, se muestra insegura. Y se plantea cosas, ¿pero cuáles? ¿Morir por fin ahora que ya no es útil? ¿Dar lo que sea (incluso la piedra de la que surge su poder) por revivir a Jon? ¿Seguir buscando a la persona que salve Poniente de los Caminantes Blancos?

Vio luchar a Jon en las llamas, vio vencer a Stannis. Sacrificó a Shireen, no sabemos a cuántos ha quemado en hogueras a lo largo de los años por su Señor de la Luz y todo para nada.

P. D. Puede que sea hora de revisar el capítulo narrado desde el punto de vista de Melisandre en Danza de Dragones.

P. P. D. De Bran, todavía no sabemos nada.

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