Borrar
Leonardo DiCaprio, en 'El renacido'.
Cuando todo está perdido

Cuando todo está perdido

Leonardo DiCaprio y Matt Damon optan al Oscar por sendas historias de supervivencia en las condiciones más aciagas que cabe elucubrar

Óscar Bellot

Viernes, 19 de febrero 2016, 11:04

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Abandonados a su suerte en medio de la nada, han de hacer frente a sus destinos pertrechados únicamente con sus espíritus irredentos. Aferrados a una posibilidad de salir adelante que al espectador se le antojaría remota, de no mediar la larga lista de precedentes, deben hacer valer sus conocimientos a fin de no exhalar su último aliento. Personajes que se encaran con la adversidad, caminan con paso tambaleante hacia un final en el que, con suerte, podrán dejar atrás sus penurias. Seres que han habitado, habitan y seguirán habitando algunos de los títulos clave de la historia del cine y que se asoman con asiduidad a unos premios que, en sus mejores años, hacen honor a las interpretaciones más osadas. Supervivientes, en definitiva, a los que la Academia gusta cubrir de oropeles y que, en la 88 edición de los Oscar, librarán un nuevo pulso con los rostros de Leonardo DiCaprio y Matt Damon.

Ambos actores brillan como nunca en dos cintas cuya acción se sitúa a millones de kilómetros de distancia pero que tienen un elemento en común: la lucha por la existencia aun en las condiciones más aciagas que quepa elucubrar. A uno lo anima el afán de venganza, esa cualidad que, tal y como plasma Alejandro González Iñárritu en 'El renacido', puede operar como motor para emerger de las catacumbas pero que, una vez consumada, deja completamente vacío a quien le da pábulo. Al otro, el tan simple como poderoso deseo de regresar junto a quienes ama. Hugh Glass y Mark Watney son, en este sentido, viajeros del mismo trayecto: el que han de recorrer para otear, una vez más, lo que alguna vez pudieron llamar hogar.

La bestial odisea vivida por el trampero del siglo XIX al que Michael Punke consagró su libro 'The Revenant', editado en 2002, y que ya había sido objeto de la mirada cinematográfica en 'El hombre de una tierra salvaje' (Richard C. Sarafian, 1971), con Richard Harris en el papel estelar, proporciona a Leonardo DiCaprio un vehículo perfecto para ajustar cuentas con esa Academia que le ha negado la gloria hasta en cuatro ocasiones. Claro que eso distaba mucho de su pensamiento cuando aceptó la oferta del realizador mexicano. El reto de una historia que puso en riesgo su integridad física en varias ocasiones durante el rodaje, combinada con su amor por la naturaleza, la otra gran protagonista del filme, resultaba demasiado atractivo. Máxime para un intérprete obsesionado con esos largometrajes que permiten a sus artífices desafiar los límites de lo razonable y que, como ha comentado en alguna entrevista, andan ya en peligro de extinción.

Viaje al 'corazón de las tinieblas'

Miembros del equipo de 'El renacido' han descrito los nueve meses de rodaje como un "infierno en vida". Un auténtico viaje al 'corazón de las tinieblas' en el que hubieron de soportar temperaturas de hasta 30 grados bajo cero y aguardar horas ensayando hasta que aparecía la corta ventana de luz natural que Iñárritu había marcado como ingrediente imprescindible para que luciese el excepcional talento de su inseparable Emmanuel Lubezki, alias 'El Chivo', quien aspira a su tercera estatuilla consecutiva como director de fotografía. Sumergirse bajo las heladas aguas de los ríos que discurren por el Valle Bow de la Alberta canadiense o el Squamish Valley, donde se filmó la espectacular escena del ataque del oso, hundirse bajo la nieve que cubría las Montañas Rocosas, al oeste de Calgary, o embutirse dentro del cuerpo de un caballo muerto fueron apenas algunas de las exigencias de 'El Negro' -como se conoce a Iñárritu-, quien colocó al borde de la histeria a los productores con un perfeccionismo que hizo dispararse los costes de los 60 millones de dólares inicialmente previstos a los 135 millones en que finalmente se saldó la película. Y no solo a ellos. Se rumorea que Tom Hardy llegó a las manos con el cineasta, harto de ver cómo volaban proyectos del calibre de 'Suicide squad' a medida que el rodaje se alargaba.

DiCaprio ha admitido que fue el trabajo más difícil de su vida, pero también ha dejado caer que es uno de los que más orgullo le reportan. Lógico. En su actuación hay ecos del Marlon Brando de 'Apocalypse Now' (Francis Ford Coppola, 1979) y del Tom Hanks de 'Náufrago' (Robert Zemeckis, 2000), despojando a este último de la vena irónica que ayudaba a Chuck Noland a sortear la locura. Pero también del Klaus Kinski de 'Fitzcarraldo' (Werner Herzog, 1982) e incluso del Robert Redford de 'Las aventuras de Jeremiah Johnson' (Sydney Pollack, 1972). Solo que la visceralidad con que lo acomete va unos cuantos pasos más allá. Capaz de conmover al espectador mientras arrulla a su hijo mestizo o se funde con su mujer india, hiela su corazón cuando es salvajemente atacado por un oso con un grado de realismo aterrador. La intensidad de su mirada, despojada ya su alma de cualquier cosa que no sea el afán de vendetta, provoca escalofríos. La inmensidad de los parajes helados en los que acontece la historia completa el tapiz de un auténtica obra maestra que deja a Iñárritu, por si no bastaba con su trilogía inicial y un 'Birdman (O la inesperada virtud de la ignorancia)' (2014) a la que la nueva cinta deja inmensamente pequeña en comparación, como uno de los mayores cineastas de nuestro tiempo.

Serenidad en momentos de zozobra

Pocos dudan de que otro es Ridley Scott. Y de la mano del creador de 'Blade Runner' (1982) llegó otra de las favoritas para la gala del 28 de febrero. 'Marte (The Martian)' defiende siete candidaturas al Oscar, por las doce de 'El renacido'. Lo hace apelando a una cosa de la que carece por completo 'El renacido': el toque humorístico con que el botánico reconvertido en astronauta cuyo casco se enfunda Matt Damon hace frente al vacío que le circunda. Dado por muerto por la NASA, que obliga a sus compañeros de tripulación a dejarle atrás en el planeta 'rojo', Mark Watney sobrevive empleando sus excrementos a modo de abono para cultivar patatas en un entorno hostil, entre otras 'lindezas'. Donde otros se entregarían a la desesperación, él aprovecha la adversidad para legar unas cuantas enseñanzas a quienes en el futuro pudieran verse en una situación similar, grabando con las cámaras de la nave que constituye su único nexo con la civilización cada uno de sus pasos. Asume que es casi imposible salir de esa y se concentra en la posteridad.

En Watney hay también ecos del Noland de 'Náufrago', sin necesidad de ningún Wilson de por medio. Matt Damon era una elección perfecta para el papel, dada su acreditada capacidad para transmitir serenidad e incluso hilaridad en momentos de zozobra argumental. Respaldado por Jessica Chastain, vieja conocida de otra aventura espacial ('Interstellar'), Kate Mara ('Cuatro fantásticos') y Sebastian Stan ('Capitán América: El Soldado de Invierno'), el bostoniano se agarra a su imagen de hombre modélico para conseguir que el espectador empatice con una trama hoy imposible pero para nada impensable en un futuro no muy lejano. Lo hace de la mano de un maestro que regresa al género que le encumbró tras años en los que exploró el pasado ('Gladiator', 'Robin Hood', 'Exodus: Dioses y reyes') y un presente no menos turbulento ('Red de mentiras', 'El consejero').

Como Iñárritu, Ridley Scott es un perfeccionista, pero las exigencias del rodaje de 'Marte', ejecutado en su práctica totalidad entre Hungría y Jordania, distan mucho de las de 'El renacido'. Donde el mexicano apela a la naturaleza más descarnada, el estadounidense replica con un nuevo alarde de potencia técnica. Precisó para ello algunos millones de dólares menos y se benefició del apoyo de la NASA. Colocó mucho menos en peligro a sus actores, aunque las piruetas que debieron ejecutar -cosas de la falta de gravedad- bien podrían haber deparado algún que otro disgusto a los productores.

Con esas señas afrontará 'Marte' una gala en la que partirá como tercera favorita por número de candidaturas. Pero salvo las de película, actor principal y guión adaptado, todas corresponden a apartados técnicos, lo que la sitúa, a priori, lejos de 'El renacido'. Las opciones de Matt Damon son escasas. Ganó el Globo de Oro, beneficiándose de la distinción que la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood hace entre comedia y drama y de la discutible decisión de incluir al filme de Ridley Scott en el primero de esos apartados, pero ningún otro galardón de relevancia respalda sus credenciales. Todo lo contrario que un Leonardo DiCaprio que ha arrollado en cuando escenario ha pisado a lo largo de los últimos meses. Y la ausencia de Scott entre los directores finalistas merma aún más las posibilidades de que 'Marte' sea la triunfadora de este año. Todo apunta, por tanto, a que será 'El renacido' el gran superviviente de este duelo de seres que burlaron a la muerte cuando todo estaba (o parecía) perdido.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios