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Teresa Viejo. Luis Malibrán
«El sexo es un lenguaje imprescindible»

«El sexo es un lenguaje imprescindible»

Teresa Viejo explora las relaciones de pareja y la infidelidad en la era digital en su novela ‘Animales domésticos’, «una historia escrita desde la tripa»

víctor núñez

Madrid

Sábado, 30 de septiembre 2017, 00:54

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La periodista Teresa Viejo (Madrid, 1963) comenzó el siglo XXI enfocándose en la literatura. Entre programa y programa de radio o televisión, se decantó por los ensayos sobre las relaciones cotidianas entre hombres y mujeres, y luego pasó a las novelas de alta pasión. Ahora publica ‘Animales domésticos’ (Plan B), una historia acerca del universo de las relaciones de pareja y la infidelidad en el actual contexto digital. «Tengo la sensación de haber realizado la gran historia. De que me he dejado la piel y he quedado un poco desgastada después de la escritura. Es tan trepidante y adictiva porque no la he corregido mucho, es decir, no le he quitado emociones. Porque la historia necesitaba ser escrita desde la tripa», explica la también presentadora de ‘La observadora’ (RNE).

Los protagonistas son Abigail y Fernando que, desde el momento en que se conocen, provocan en sus vidas una especie de choque de trenes. Ambos tienen un lenguaje muy sexual, pero han ido enquistándose en una convivencia bastante anodina, guardando rencores y, al final, todo desemboca en una infidelidad. Abigail es una mujer perversa, atractiva, potente, visceral, sensual, impulsiva, que se apoya en personas que son bálsamo para ella: su mejor amiga, Julia, y su cómplice, Manu, que le descubre un nuevo mundo. Fernando, sin embargo, está ausente, fuera de España, solo aparece al principio y al final, por lo que es «una novela de descubrimientos», aunque realmente todo se desarrolla en sólo cuatro semanas de la vida de esta pareja.

– El libro atrapa con una pregunta misteriosa: ¿qué hacer ante las tentaciones?

– La protagonista cuenta que, cuando era niña, su madre siempre guardaba las galletas en una caja de Cola Cao, en un altillo de la cocina y siempre le decía: ‘no cojas esa caja’. Y también le explica que hay dos tipos de personas: los que les dicen ‘no mires, no abras, no toques’ y hacen caso. Y quienes se sienten atraídos por la curiosidad y el morbo cogen la caja de galletas. La caja de galletas es la metáfora del ojo de una cerradura, del móvil de la pareja encima de la mesa, de una pantalla de ordenador abierta. Es decir, es la tentación para saber un poco de la intimidad de alguien. Los periodistas cogemos siempre la caja de galletas.

– En la profesión. ¿Pero en su vida personal también?

– Yo soy muy curiosa. Y como el periodismo no es un oficio sino una actitud ante la vida, pues… yo siempre cojo la caja de galletas.

– ¿A qué se debe la presencia constante en su novela de la poeta uruguaya Idea Vilariño?

– Juan José Millás me la descubrió. Él y yo coincidimos en muchas cosas y lo admiro mucho, yo lo incorporé como columnista a ‘Interviú’, y cuando le escuché unos versos de esta poeta, dije: ‘tengo que leer su poesía.’ Luego leí sobre su vida y me apasionó más. El día que llamó animal a su amante, Juan Carlos Onetti, dije ‘qué maravilla, sobre algo así estoy escribiendo.’ Sobre la atracción animal y tan malsana, a veces. Y por eso quise que ella estuviera presente de algún modo.

– ‘Animales domésticos’ es una historia de amor, pero sobre todo de infidelidades y de la tipología de las relaciones de pareja.

– Yo ya no creo en la visión un tanto romántica del amor que tenía en otras novelas. Esta novela me ha quitado muchas vendas como escritora. El amor está lleno de matices y no se puede ajustar a un manual donde hay cuatro tópicos y ya. Lo que a dos personas les sirve, a otras dos no tiene por qué servirles. Eso te lleva a analizar todas las relaciones. En esta novela, la infidelidad es la llave que abre una puerta. Podría haber sido un abandono o una pérdida, pero la infidelidad es más común. Es la nube que planea en muchos tipos de relación. Cómo se relacionan los seres humanos en materia amorosa debería ser motivo de análisis en la actualidad. Porque han cambiado muchas cosas y lo que valía antes, ahora ya no vale.

– Lo que tampoco es de manual es la manera en que la protagonista responde a la infidelidad.

– Claro. Eso era un estímulo como escritora. Yo no podía quedarme en lo vulgar. Había que preguntarse ‘y si…’ Por ejemplo: ¿y si en lugar de llevarte un disgusto dices ¡nos divorciamos!? ¿Y si ante una infidelidad te vengas? ¿Y si me convierto en detective y me pongo a seguir los pasos de mi pareja?

Juego perverso

– Está escrita, sobre todo, en primera persona. ¿Quería reflejar alguna experiencia propia?

– Ese juego me divierte. Es perverso. Y como no lo pienso esquivar, he saltado al precipicio. Me hace gracia, como escritora, que algún lector pueda pensar que es mi historia. En todo el arranque de la novela hay mucha imaginación, pero es verdad que a lo largo de mi vida he ido sumando experiencias muy novelescas. Pero la realidad siempre supera a la ficción. Siempre. En donde sí estoy presente es en las partes donde hay reflexiones. Basta con ver las opiniones que yo dejo en las redes sociales para darse cuenta de esto. Aunque yo soy más optimista que el personaje principal de la novela, ¿eh?

– En estas páginas también hay una buena dosis de erotismo. ¿Ha echado mano de sus años en ‘Interviú’, como directora y columnista?

– Sí, sí. En esa parte está ‘Interviú’, está clarísimo. Es como si al empezar a escribir hubiese dicho ‘oye, qué bien musculada estoy’. Es que llevo 17 años haciendo para la revista un artículo sobre las relaciones hombre-mujer con la óptica de uno y de otra. Eso hace que, para mí, el sexo esté desmitificado y puesto en valor. Para mis personajes, el sexo es un lenguaje imprescindible. Y en la novela el sexo está presente porque lo exige la propia trama. Porque para la protagonista el sexo se convierte en mecanismo de venganza y en exploración de sí misma, en una medida de poder femenino.

– Esta novela también tiene música.

– En la última página hay un listado con las canciones que aparecen en la novela, que realzan determinados momentos o situaciones. Hay una canción que me gusta mucho y que forzó una escena erótica (‘Sexual healing’, de Marvin Gaye). Y ‘El peligro’, de Revólver, entró en una escena donde la protagonista se rompe, sabe quién es, dónde está y quién es su pareja.

– Parece que está hecha para convertirse en una película o una telenovela.

– Pues la verdad es que hay interés en que sea una película. Me consta que la están leyendo varios productores con mucho interés. Incluso ya hay quinielas de quién podría ser la protagonista.

– ¿Y usted se implicará en la adaptación?

– Pues me atrae mucho la idea, es un reto que disfrutaría.

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