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Praga muestra la portada de su nuevo trabajo. Rodrigo Jiménez
Jorge Praga rememora en ‘Cartas desde Omedines’ el pasado de su familia y las minas asturianas

Jorge Praga rememora en ‘Cartas desde Omedines’ el pasado de su familia y las minas asturianas

César Valverde Luján desarrolló un recital poético en Los Viernes del Sarmiento con versos de sus tres trabajos

samuel regueira

Valladolid

Sábado, 3 de febrero 2018, 12:55

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Cada vez que se acerca el final de la semana siempre hay dos citas, más o menos ineludibles, en las que un autor –por lo común local, aunque también de la región o, incluso, de otra comunidad– presenta en la noche del viernes su nuevo trabajo. Es también ocasión para los recitales poéticos que, indefectiblemente, acoge la iniciativa Los Viernes del Sarmiento. La jornada de ayer cobijó en la Fundación Segundo y Santiago Montes la presentación de ‘Cartas desde Omedines’, un trabajo epistolar e histórico-familiar del escritor y colaborador de El Norte de Castilla Jorge Praga, mientras que el salón del BBVA fue la sede del recital poético de César Valverde Luján, que vertebró una lectura de distintos textos publicados e inéditos.

Jorge Praga se ambienta en los finales del siglo XIX y principios del XX con la publicación de cuarenta y cuatro cartas de Vicente Torre, su bisabuelo, que a él llegaron «por cadenas muy azarosas» y que fueron escritas en una aldea de Langreo, cuenca minera de Asturias y valle lateral al Nalón. Dirigidas a su hermano Miguel, entonces emigrado a Argentina, las misivas abarcan diez años (1890-1900) y dejan traslucir «muchos aspectos y frustraciones de la vida cotidiana, las ilusiones que se quedan en nada, la dureza de la vida por aquel entonces… «Una cosa que me conmovía es ese carácter de huella inmediata», declaró Praga, quien presentó su libro acompañado por Tomás Sánchez Santiago y José Monteagudo.

Diecisiete epístolas

Superando ese pudor inicial de violar una correspondencia y una intimidad ajena primero, y de verse tentado por violar su integridad eliminando lugares comunes y exponiendo solo los fragmentos significativos después, Praga complementa el libro con un prólogo y epílogo contextuales, además de un intermedio fotográfico que acompaña a este trabajo, y que brinda la «posibilidad de conocer de primera mano las inquietudes, disgustos y aspiraciones de una persona común en un momento muy especial de Asturias», una época en la que la mina comenzaba a ser una industria fuerte en la región, y un momento donde la vida entonces resultaba demasiado pequeña, y muy distinta en horizontes a la actual.

César Valverde lee uno de sus poemas en los Viernes del Sarmiento.
César Valverde lee uno de sus poemas en los Viernes del Sarmiento. Rodrigo Jiménez

Además, ‘Cartas desde Omedines’ incluye otras diecisiete epístolas del hijo de Vicente Torres, que muestra cómo el clima de las cuencas mineras cambió muy rápidamente, y cómo la soterrada violencia cotidiana marcada por la bravuconería acaba salpicando a esta familia, estancia en la cárcel incluida.

Por su parte, y acompañado por Eva Delgado y un vídeo de Ángeles Manso, César Valverde Luján desarrolló un recital poético de sus distintos trabajos -tanto publicados como inéditos- basado en tres bloques temáticos: poemas de la Tierra de Castilla de España; otros de vivencias personales, vejez y juventud, y finalmente dos en torno a Valladolid –concretamente a propósito de José Zorrilla y la Semana Santa–.

Valverde, que en 2009 publicase ‘Con el alma al aire’ y que cuenta hasta la fecha con dos poemarios más (‘Desde el trasluz’, 2014; y ‘Las golondrinas vuelan bajo’, 2016) editará este año su último trabajo, ‘En brazos de Hímero’. Su evolución, más marcada por la forma que por los contenidos –de un inicial encorsetamiento en la métrica se ha ido despojando hasta abrazar el verso más o menos libre–, siempre se ha visto imbuida del espíritu de románticos y existencialistas de la talla de Bécquer o Walt Whitman, si bien Lorca y distintas figuras de la Generación de los 50 –Hierro, Valente o Gil de Biedma, entre otros– le han marcado en su debilidad hacia los aspectos sociales. «La poesía es sacar sentimientos a la luz, puede ser terapéutica y te sana, pero el lector tiene que dejarse llevar y ser cómplice», asegura. «Lo importante es el detalle en la observación, pues nos perdemos muchas cosas del día a día».

Luis Ángel Lobato, en Medina de Rioseco

Por otra parte, Luis Ángel Lobato presentó ayer en el salón de actos del Ayuntamiento de Medina de Rioseco su último poemario ‘Cambio disperso’. Se trata de un trabajo que incluye poemas escritos a lo largo de tres décadas, las que van de 1983 a 2015, entre Medina de Rioseco, Valladolid y Madrid. «Son, pues, textos que responden a distintas maneras de escribir y que fui resolviendo al margen, casi siempre, de los poemarios que durante todos esos años compuse. Un dilatado deambular por las imprevisibles galerías del amor, de la pérdida, de la soledad y de los sueños: los conmovidos territorios de la poesía», explicó el autor, según informa Miguel Marbán.

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