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Gustavo Martín Garzo, acompañado por Manuel Espina, durante la presentación en la sala San Ambrosio del Palacio Santa Cruz. Henar Sastre
Gustavo Martín Garzo plasma su gusto por los mitos y los monstruos en ‘La ofrenda’

Gustavo Martín Garzo plasma su gusto por los mitos y los monstruos en ‘La ofrenda’

La novela del autor, que presentó el jueves en el Palacio de Santa Cruz, se inspira en la misma cinta que el último trabajo de Guillermo del Toro

SAMUEL REGUEIRA

Valladolid

Viernes, 16 de febrero 2018, 19:18

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. En 1954, el cineasta de serie B Jack Arnold estrenó su hoy considerada, en ciertos círculos cinéfilos, película de culto ‘Creature from the Black Lagoon’. Rebautizada en España como ‘La mujer y el monstruo’, planteaba este largometraje de terror una revisión del clásico de ‘La Bella y la Bestia’, ambientado en pleno Amazonas y con Julie Adams desempeñando el papel mas memorable de su carrera. A Gustavo Martín Garzo siempre se le quedó grabada la escena de la protagonista nadando sensual y armoniosa por las aguas de la selva, mientras la cámara alterna planos submarinos con tomas desde la superficie; y la criatura, desde las profundidades, descubre a un ser tan bello y hermoso con el que inicia una sincronizada coreografía acuática de singular belleza. Con esta premisa parte ‘La ofrenda’ (Editorial Galaxia Gutenberg), su último trabajo novelado, que el autor presentó ayer en la Sala San Ambrosio del Palacio de Santa Cruz acompañado por el editor, Joan Tarrida, y el psiquiatra Manuel Espina.

Resultó una sorpresa, para el propio Garzo, descubrir que de un modo casi simultáneo el cineasta mexicano Guillermo del Toro triunfaba en Venecia primero y cosechaba hasta trece nominaciones a los Óscar de la Academia de Hollywood después con ‘La forma del agua’, su particular aproximación a esa historia trágica y amorosa que recogiera Arnold hace más de seis décadas. Pero lo que en Del Toro resulta un trepidante cuento de hadas con la Guerra Fría como telón de fondo, y deudora, en más de un sentido, de trabajos previos como ‘El espinazo del diablo’ o ‘El laberinto del fauno’; en Garzo supone el libro que «contiene todos los demás», aquel que siempre quiso escribir, el primero que le ha detenido en su afán por pensar ya en el siguiente y plantearse, en cambio, si no habrá contado ya, al fin, todos los cuentos que había de contar.

«Es una novela llena de historias, y también de preguntas», valoró el autor en el acto, para quien la esencia del cuento «no consiste en desvelar un secreto, sino en protegerlo»; en contraposición a la «época tenebrosa que nos ha tocado vivir», de culto a la razón y donde el amor consiste en «descubrir el misterio del otro». Toda su concepción en torno a la Literatura; la palabra, los mitos, los monstruos y el amor, todo ello está en ‘La ofrenda’, una novela ambientada en África y protagonizada por una joven, Patricia Ayala, que viaja al sur de Madagascar para encargarse del cuidado de la anciana Rose Hansson, y como allí conoce los misterios del lugar, y cómo terminan por afectar, junto al pasado que arrastra, en el futuro de su vida. El libro dibuja así una trama que en sí misma no oculta deberle, y mucho, a otros grandes clásicos de la novela gótica, como ‘Jane Eyre’, de Charlotte Brontë, o ‘Rebeca’, de Daphne du Maurier: «Todas ellas se construyen a partir de jóvenes heroínas desamparadas y un secreto oscuro al que se enfrentan».

Como preámbulo del acto, Tarrida, quien hace algunos meses visitó Valladolid a propósito de una charla para el Aula de Cultura de El Norte de Castilla, relató cómo se encontró aquí con Garzo, un escritor con el que, pese a que lo conocía desde bastante tiempo atrás, jamás había trabajado hasta la fecha, y la manera en que coincidieron los hechos de que el autor ya tuviera una novela acabada que le urgía publicar, mientras que el editor se encontraba con que a Galaxia Gutenberg le faltaba una novela para la oferta de libros de enero.

Por otro lado, Espina vertebró un extenso prólogo trufado de referencias y citas a otros autores (de Marguerite Duras a Walter Benjamin, pasando por Freud y Vila-Matas) en el que el médico se esforzó por hacerse entender hilvanando una interpretación psicoanalítica de ‘La ofrenda’, a partir de conceptos tan usados como el objeto de deseo elevado a cosa, el Otro, la locura o la profunda sensación interna de aislamiento de los dos protagonistas, «que exorcizan la soledad entrelazando sus miedos».

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