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Terry Pratchett escucha las mayúsculas

Terry Pratchett escucha las mayúsculas

El autor inglés más prolífico muere a los 66 años. Anunció que sufría Alzheimer en 2007

M. E. García

Jueves, 12 de marzo 2015, 18:33

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Se dirá mucho y se escribirá más sobre Terry Pratchett, el autor inglés capaz de remover conciencias y revolucionar la literatura fantástica. Decir que vende más que J. K. Rowling y que salía a una media de novela y media por año es simplificarle de manera insultante. Prachett ya puede escuchar a Su Muerte y lo hará en mayúsculas, lógico.

Escribir sobre su fallecimiento es más fácil de lo que parece. Se puede recurrir al propio Pratchett para hacerlo. La cantidad de citas que se pueden extraer de sus novelas ayuda a comprender como entendía la muerte y la vida: «El tiempo es una droga. Demasiado te mata», «La vida es un hábito, resulta muy difícil dejarlo...»

Pratchett removía conciencias, le daba la vuelta a la filosofía, revolcaba la condición humana. Todo cubierto con una gran capa de sentido del humor porque sabía bien que, sin la risa, sus reflexiones serían demasiado intensas. Esa galería de personajes inadaptados, desde el mago sin magia Rincewind: vago, torpe y con una suerte dispersa, hasta Vimes, el jefe de la Guardia, creado a imagen y semejanza de Clint Estwood se libra del título de facha tan típico de estos personajes. Pratchett lo convierte en un héroe real basado en la Justicia de verdad, esa que hace proteger al débil. De paseo por el Mundodisco se encuentran brujas, enanos, trolls, hombres lobo. Todas aquellas criaturas de la literatura fantástica. Y el Patricio, el Príncipe de Maquiavelo hecho fantasía. Una fantasía muy real.

Es imposible explicar su sentido del humor, su delicadeza al escribir de los temas más trascendentales: La guerra, la discriminación por cuestiones de sexo o raza, el amor, su vuelta de tuerca a las artes, a la capacidad de convertir la magia en ciencia y La Muerte convertida en personaje. En uno de los más grandes. Y habla en mayúsculas.

Anunció que padecía Alzheimer en 2007 pero nunca dejó de publicar. Su mujer fue su mejor apoyo para continuar y su hija Rihanna parece que heredará su mundo, o así lo afirmó el mismo Prachett hace tres años. Su legado, además de sus 40 novelas de Mundodisco, otras 11 obras relacionadas con este lugar fantástico y otras 14 no relacionadas, es un documental que retrataba el derecho a morir dignamente titulado Eligiendo morir. Además, videojuegos, series de televisión animadas o de imagen real, películas y obras de teatro, amén de su colaboración con Orang-ute foundation.

Orientó sus estudios al periodismo y siempre ha sido escritor, o por lo menos desde los 13 años, cuando publicó su primer relato The Hades Business. Escribió su primera novela ambientada en Mundodisco cuando trabajaba en una central nuclear en 1983. Cuatro años más tarde decidió dedicarse a la literatura y ahí comienza su producción sin límites. En 1998 fue nombrado Caballero del Imperio Británico. Cuando se lo comunicaron, pensó que era broma.

Su mundo colocado sobre el lomo de cuatro elefantes que se apoyan sobre una tortuga gigante seguirá surcando el Universo. Ese que él mismo creó hace 32 años con El color de la magia dice adiós al hombre de los sombreros extravagantes, de la barba blanca y la sonrisa tierna. Su última novela hasta la fecha, Raising Steam, todavía no está traducida al castellano.

Y como él mismo escribió: «Nadie ha muerto del todo hasta que mueren las ondulaciones que ha provocado en este mundo: hasta que se para el reloj al que dio cuerda, hasta que fermenta el vino que preparó, hasta que se recoge la cosecha que plantó». A Prachett le quedan muchos años de vida.

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