Borrar
Marcos Eymar, autor de 'Hendaya'
El lenguaje y la identidad confusa

El lenguaje y la identidad confusa

Marcos Eymar indaga en la relación entre los orígenes personales y el idioma en una novela negra atípica

Antonio Paniagua

Domingo, 1 de febrero 2015, 07:20

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El escritor Marcos Eymar (Madrid, 1979) lleva más de 11 años viviendo en París, donde imparte clases en la Universidad de Orléans. A raíz de su larga estancia en el país vecino, llegó un día en que se alarmó porque algunas palabras del español empezó a olvidarlas, circunstancia que para un filólogo como él era muy preocupante. Al mismo tiempo, en sus frecuentes viajes en tren a España trabó contacto con emigrantes españoles que vivían en Francia y que hablaban en una jerigonza inextricable, el fragnol, del que no existía ningún testimonio literario. Eymar se propuso reflejar en una novela sus inquietudes lingüísticas, sobre todo la de aquellas personas de origen español que desconocían su lengua materna porque sus padres se negaron a enseñársela para que se integraran mejor en la sociedad francesa. Fruto de ese propósito nació Hendaya (Siruela), con la que se adjudicó el premio de novela Vargas Llosa. Me interesaba mucho contar la historia de alguien que no tiene lengua materna, cuya vida es en realidad un vacío, sostiene.

El relato describe la fascinación de Jacques Munoz, hijo de madre española, por la lengua materna. Hendaya cuenta el afán de ese personaje por aprender el idioma, proceso que se convierte en la búsqueda de la identidad y de unos orígenes brumosos. Todo ello aboca a una novela fronteriza, en la que los límites entre pasado y presente se desvanecen. Se trata de la misma confusión que sufre Jacques Munoz, que ignora las diferencias entre el pretérito perfecto y el pretérito perfecto simple. Al protagonista el afán de encontrar su pasado le impide ver el presente.

Munoz, hijo de una criada, mantiene una relación edípica con una joven española, María José, que si algo la caracteriza es su desparpajo en el hablar. La relación entre lengua y sexo es muy clara. Se habla de la lengua materna, no se habla de lengua paterna. De alguna manera se está asociando la lengua con algo femenino.

Al final el personaje principal toma conciencia de que su lengua no es ni el español ni el francés, porque nunca se expresará en un español castizo y nunca en un francés puro, como pretendía su madre, porque su patria es la frontera, la mezcla y la hibridez.

Para contar todo esto, Marcos Eymar ha recurrido a los códigos de la novela negra, de modo que el hilo conductor, el misterio, es la búsqueda de la identidad propia. "El misterio no es tanto quién es el asesino sino más bien quién es Jacques".

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios