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La escritora Encarnación Pisonero Ricardo Otazo
Música y arte, en verso

Música y arte, en verso

Salvador Galán y Encarnación Pisonero, presentaron ayer en Valladolid sus respectivos poemarios, 'Libro del Diabologán' y 'Permiso para embalsamar'

virginia t. Fernández

Sábado, 1 de noviembre 2014, 11:26

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Como cada viernes, los vallisoletanos tuvieron ayer por la tarde varias citas a las que acudir para saciar anhelos literarios. Dos poetas, dos generaciones. El granadino Salvador Galán y la vallisoletana Encarnación Pisonero protagonizaron respectivamente las lecturas en la librería A Pie de Página y la Casa de Zorrilla. Galán, acompañado de su editor, César Sanz, vino a Valladolid a presentar su primer poemario en solitario, Libro del diabologán (Difácil, 2013), con el que ganó el XI Premio Internacional de Poesía Martín García Ramos. Para el granadino su obra lleva banda sonora. Diabologán es el nombre castellanizado de la banda francesa de rock liderada por Michel Cloup. Dividido en cuatro bloques, Galán ha tratado de huir de estructuras y tonos poéticos convencionales;ha buscado una «unidad móvil» en las páginas de su obra, que entrañan un «proceso de depuración del lenguaje» que conlleva incluso la desaparición de los signos de puntuación hacia el final del libro. El destino del viaje formal:un intento de escribir un poema de amor (el último, que leyó ayer, homónimo del título del poemario, y en el que el autor imprime el ritmo musical de su grupo favorito). En él intenta «encontrar una palabra que describa «las relaciones amorosas de mi generación». En lo temático, toca la precariedad y el inconformismo como los males que aquejan a la gente de su edad. El libro habla también de los «contornos del lenguaje, la imposibilidad ontológica que tenemos de decir lo que queremos decir realmente y, a su vez, la apreciación de que el lenguaje es el instrumento más perfecto que tenemos para hacerlo». Estudioso de Bolaño, el joven creador encuentra en su obra la influencia del chileno y afirma que «cuesta escribir y vivir después de Bolaño».

Por su parte, Pisonero pone el foco en su nuevo poemario, Permiso para embalsamar (Olifante Ediciones), en la relación entre arte y poesía, una sintonía que siempre ha dejado patente en su obra. En ocasiones ha defendido que algunos de los mejores textos sobre arte han sido escritos por poetas como Octavio Paz, Juan Eduardo Cirlot o José Hierro. Su libro incluye poemas en prosa y «su transcripción» a verso. Además, las páginas de Permiso para embalsamar quedan enhebradas por un largo poema visual continuo que juega con cada una de las letras del título. Cada una corresponde a un supuesto trámite administrativo en un hipotético proceso de solicitud para embalsamar un cuerpo. Esta idea que vertebra todo el poemario «tiene la justificación de que el embalsamamiento pretende la conservación de algo. Trato de que determinados momentos, muchas veces correspondientes a historias reales, bien vividas, históricas o pensadas, se capten y queden plasmados a través de la poesía», dice la autora vallisoletana, quien sigue los dictados del ensayista, poeta y crítico literario Guillermo Díaz-Plaja. Según Pisonero, el teórico ve una íntima relación entre poesía y artes plásticas, fundamentalmente entre la pintura impresionista y la literatura en cuanto a que ambas persiguen la fotografía de un instante.

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