El Salón del Cómic de Barcelona abre las puertas de su edición más guerrera

Es posible que no pueda competir con el realismo del cine ni con el lirismo de la literatura bélica, pero el cómic ha abordado con acierto la locura de la guerra con autores como Jacques Tardi, Joe Sacco o Giardino, maestros de un género al que homenajea el Salón del Cómic de Barcelona, que hoy comienza. Si la gran pantalla puede vanagloriarse de haber dado obras tan sublimes como 'Senderos de gloria' o 'La delgada línea roja', y la literatura ofrece títulos como 'Sin novedad en el frente' o 'Trampa 22', las viñetas han hecho también aportaciones sobrecogedoras.

Ahí están, por citar ejemplos más o menos recientes, las novelas gráficas 'Maus', de Art Spiegelman, sobre el horror del exterminio nazi, o 'Srebrenica', del maltés Sacco, que será una de las estrellas del Salón, que hasta el domingo espera superar los 106.000 visitantes del año pasado. Si en 2013 el Salón rindió homenaje al 'western', este año le toca al género bélico. Y no faltan efemérides que justifiquen la elección: el centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, los 75 del fin de la Guerra Civil española y del inicio de la Segunda Guerra o, en un ámbito más local, el tricentenario de 1714 en Cataluña.

Así, la exposición 'Cómics en guerra' ilustra cronológicamente a través de medio millar de originales el ecléctico acercamiento que las viñetas ha tenido a las guerras, desde la vertiente dramática a la parodia, sin olvidar tampoco su uso como arma propagandística para ensalzar el heroísmo de las tropas y animar a la población en tiempos de ruido de sables y de silbido de bombas. 'El cómic es un reflejo de la sociedad en la que se crea; por ejemplo, durante la Guerra Civil española se crearon tebeos por ambos bandos para propagar sus ideas', comenta el comisario de la exposición, Antoni Guiral.

La II Guerra Mundial, la más dibujada

Para Guiral, la Segunda Guerra Mundial es el conflicto por antonomasia en el submundo del cómic, el que más veces ha aparecido en viñetas (aunque la Edad Media cuenta con muchos títulos y sagas). Ejemplos, a cientos, como la serie del Sargento Rock, de Joe Kubert; la ya citada 'Maus'; o los brillantes trabajos de Harvey Kurtzman, unos guiones brillantemente documentados y muy críticos con la locura de la guerra.

"Luego hay ciertos tratamientos que para algunos no entrarían dentro de este género en sentido estricto, como son los reportajes de Sacco, que retrata los conflictos y que por lo tanto también son para mí cómics bélicos", argumenta el comisario, que cita como culminación del género los álbumes de Jacques Tardi acerca de la Primera Guerra Mundial. Entre los autores españoles, Guiral menciona al barcelonés Alfons Figueras, quien, a finales de los años sesenta, se atrevía a parodiar la guerra en 'Cine Locuras', o más actualmente Paco Roca con 'Los surcos del azar', sobre la división militar que liberó París de los nazis en 1944, conocida como La Nueve y formada por exiliados españoles.

Precisamente, el dibujante valenciano, que se encuentra en el Salón, ha explicado que en 'Los surcos del azar' ha intentado no sólo hablar de la acción, sino aportar los matices, incluir información, entrevistas, mapas y otros datos, que lo convierten en una obra didáctica. "El cómic permite encajar todos estos elementos y hacerlo sin que chirríe, algo que en imagen real posiblemente sería más complicado", subraya Roca acerca de la utilidad del cómic como soporte para estas historias.

A pesar del medio millar de originales expuestos, lo que más llama la atención de la muestra 'Cómics en guerra' es el tanque real y el resto de vehículos militares que se han instalado en mitad del pabellón 1 de Fira de Barcelona, parte de unos decorados sobre diversos conflictos bélicos, entre los que se mueven medio centenar de figurantes vestidos con ropas militares de diversas épocas y diana de la mayoría de fotografías de los visitantes.

La 32 edición del Salón, por la que pasarán varias decenas de dibujantes y guionistas nacionales e internacionales, ha ganado sobre todo espacio al pasar de 19.000 a 33.000 metros cuadrados, mejora que se nota tanto en la anchura de los pasillos entre los expositores como en la oferta de exposiciones. Entre ellas, las que versan sobre los 75 años de Batman, los 40 de Lobezno o el trabajo de la veterana Purita Campos, creadora de Esther y su mundo.