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Javier Villán, en una imagen de archivo.
«En el poeta debe haber una conciencia moral de cambio»

«En el poeta debe haber una conciencia moral de cambio»

poeta, narrador y crítico taurino y teatral

fernando caballero

Miércoles, 30 de mayo 2018, 01:24

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Poeta, narrador y crítico taurino y teatral, Javier Villán nació en Torre de los Molinos, pedanía de Carrión de los Condes. Parte de su poesía se recogió en 'El corazón cruel de la ceniza. Antología poética, 1975-2006'. Como ensayista, destacan sus libros 'Umbral de la escritura absoluta', 'Rumbo a Santiago: crónica viva del camino' y 'Tole, Catole, Cuneta'. En su libro 'Sin pecado concebido' rememoró recuerdos de su estancia en el internado de los jesuitas de San Zoilo en Carrión. Además de crítico taurino, Javier Villán ha publicado varios libros sobre este campo, como 'Curro Vázquez, sombra iluminada', 'César Rincón, de Madrid al cielo' y 'José Tomás. Luces y sombras. Sangre y triunfo', además del poemario taurino 'El fulgor del círculo'.

Javier Villán abre este martes los IV Encuentros con la Poesía, que organiza El Norte de Castilla con el patrocinio de Ayuntamiento de Palencia.

El recital comenzará a las 20:15 horas en el salón de actos la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja y será presentado por el poeta Marcelino García Velasco.

La Fundación Caneja, sede de los Encuentros con la Poesía que organiza El Norte de Castilla, no le resultara desconocida

En absoluto, en la Fundación Díaz-Caneja, aparte de haber contribuido activamente en su creación, colaboro en lo que puedo en su desarrollo. La Fundación Caneja es especialmente querida por mí. Deseo que se convierta en el centro cultural de toda la ciudad y de toda la provincia, lo cual contribuirá no solamente al conocimiento y expansión de la obra de Juan Manuel, sino que también será el punto de referencia de la cultura palentina. Quiero mucho a la Fundación, y la palabra querer no es probablemente la exacta. Me siento comprometido con ella, que es una manera de comprometerme con la obra de Juan Manuel, ese gran pintor no suficientemente valorado dentro del panorama artístico español y palentino.

Que además fue poeta también...

También. En este sentido me siento satisfecho de haber contribuido a publicar su libro 'Versos ocultos'. Cuando murió Juan Manuel, su viuda, Isabel, con la generosidad habitual en ella, me instó a que se publicaran sus versos. Yo tenía con unos amigos una pequeña editorial, Molinos de Agua, y en 1991 se publicó el libro en una edición verdaderamente preciosa. Isabel Fernández contribuyó a esa edición, hoy agotada, aunque años más tarde se realizó una edición facsímil impulsada por Gonzalo Santonja desde el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. El título del libro hace alusión a esa especie de clandestinidad poética que llevó Juan Manuel Díaz-Caneja, aparte de su clandestinidad política. Él tenía una verdadera vocación de poeta. Estaba dentro de esa vena surreralista, de gran conocimiento del surrealismo y de la poesía española. El libro no solo descubrió a Caneja como poeta, sino que tuvo unas magníficas críticas.

Aceptar la biografía

El recital le permitirá rememorar su producción poética...

Uno quiere y detesta en la misma medida toda su obra. Hay libros que me siguen gustando, porque todo poema responde a una época de la vida, y uno tiene que aceptar toda su biografía y toda su vida. Es la única forma de estar de acuerdo con uno mismo y no meterse en una espiral de demonios, que es lo que ocurre en más de una ocasión. Voy a ceñirme a leer una selección de poemas de casi todos los libros y seguiré la pauta que marcó Jaime Siles en una antología sobre mis poemas que publicó Calambur en 2007 con el título 'El corazón cruel de la ceniza'. Es una magnífica antología que incluyó un estudio de Jaime Siles, verdaderamente clarificador me siento más orgulloso de este estudio que de mis propios poemas y una selección de críticas que había suscitado mi poesía.

¿Qué tipo de poemas leerá?

Leeré poemas políticos, que es una vertiente de mi poesía en la que estuve inmerso mucho tiempo; poemas amorosos que son posiblemente los que más perduran; sonetos, que los he cultivado en los libros 'Sonetos de la impostura' y 'Sonetos de fuego y nieve', y leeré también algunos de los poemas más íntimos y más ligados a la tierra, como los del libro 'Parábolas palestinas', inspirado en los poemas de los poetas de la resistencia palestina, y que por estas extrañas conexiones que se establecen entre culturas, grupos y estéticas de la poesía, tiene una parte dedicada a los campos de Castilla.

¿La poesía tiene que tener una vertiente política como motor de cambio social?

No caigo ni mucho menos en la inocencia de Gabriel Celaya que decía que la poesía es un arma cargada de futuro. No sé si es así y si contribuye a algo, pero siempre debe haber en el poeta una conciencia moral de cambio, siempre que tenga en cuenta que una cosa es la poesía política, de la que el ejemplo máximo podría ser Mayakovski, cuyo compromiso le llevó al suicidio cuando se decepcionó de la revolución soviética, y otra la poesía partidista. Yo diría que toda poseía es política. Por un lado o por otro siempre hay una poesía política. Lo que la poesía política no puede ser es doctrinaria ni de partido. Una cosa es la poesía con conciencia política, con referencias al mundo que rodea al poeta con el instinto ese de todo poeta de cambiar las cosas, y otra cosa muy distinta es la poesía doctrinaria o la poesía de partido. Esta naturalmente conduce al fracaso, porque no es capaz de transmitir las ideas que pretende un poeta transmitir ni es verdadera poesía. La poesía política forma parte de la vida del poeta y de la vida de la humanidad, mientras que la poesía partidaria, doctrinaria o sectaria degrada la propia expresión poética y degrada incluso la ideología que pretende transmitir, sea la que sea.

¿Un poema amoroso debe hacerse desde el sentimiento del corazón o desde el cerebro?

La poesía amorosa es la que más ha nutrido la historia de la literatura. Incluso en una poesía política, como se ve en los poemas de 'Parábolas palestinas', hay siempre un sustrato amoroso. Yo no concibo una poesía sin la presencia de la mujer, del amor, del sexo. Incluso la poesía política lleva siempre unas referencias amorosas. La poesía parte naturalmente del corazón, como casi toda la poesía, pero ha de pasar por el cerebro. La poesía emocional por sí sola no pasa de ser un grito a un lamento. La poesía emocional pasada por la inteligencia no solo es una forma expresiva, sensorial y eminentemente emotiva, sino que es también una forma de pensamiento.

¿Cómo se defiende la fiesta nacional desde la poesía taurina?

El primer poema que publiqué fue en 'La Estafeta Literaria', hace muchísimos años, cuando vino a Madrid por primera vez Rafael de Paula. No soy un poeta taurino estrictamente al uso. Además de poemas taurinos publicados en revistas, tengo un libro enteramente taurino, 'El fulgor del círculo'. En este libro intenté una reinterpretación de los toros desde el plano sensorial, pero muy pasada por la inteligencia y por el pensamiento. En algunos momentos se da una reinterpretación surrealista, y en la segunda parte hago una especie de geografía de la historia de los toros. Fue un libro que dentro del mundo taurino se entendió mal o no se entendió. Disfruté mucho reinterpretando el mundo del toro. Lo que más me satisfizo fueron las críticas que suscitó, sobre todo una del recordado Francisco Umbral, que con esa sagacidad y segunda intención siempre habitual en él, que no le gustaban nada los toros, dijo que yo era el Paul Valery de la poesía taurina. Solo por esa opinión y esa frase me doy por satisfecho de haberlo escrito. Otro crítico, Javier Alfaya, tan poco aficionado a los toros, rconocía que en ese libro había una aproximación más humanista y más intelectual al mundo castizo de los toros.

¿Cuando escribe poemas íntimos, el poeta se desnuda?

El poeta se tiene que desnudar siempre, aunque no es un desnudamiento a tumba abierta. Partiendo de que el poeta debe estar en posesión de un gran dominio del lenguaje, tiene que transmitir su sinceridad y, naturalmente, su desnudez. Siempre que he escrito poesía amorosa, me he desnudado, como me he podido desnudar en la poesía política, como me desnudé en el libro de poesía taurina. Con la poesía amorosa pasa lo mismo que con la política: primero tiene que ser poesía y luego será lo que sea, poesía política, amorosa, social o lo que sea, pero primero tiene que ser fundamentalmente un ejercicio de idioma, un ejercicio de lenguaje y una poética, sin la cual cualquier tema que el poeta toque está condenado a no ser entendido o a ser entendido mal, o a engañarse el propio poeta, que es lo peor que puede hacer un poeta.

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