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Visitantes observan el 'Guernica' de Picasso en el Reina Sofía. Daniel Ochoa de Olza
«El Guernica es autobiográfico»

«El Guernica es autobiográfico y su título, un trampantojo»

En el libro 'Guernica. La obra maestra desconocida', el historiador José María Juarranz asegura que el nombre del cuadro es un «trampantojo»

Doménico Chiappe

Madrid

Martes, 10 de abril 2018, 14:53

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Frente al Guernica, cualquier visitante del Museo Reina Sofía escuchará del guía que Picasso se posicionó, al pintar ese lienzo, en contra de los sublevados de la Guerra Civil española, por dos razones: una, la matanza de civiles que bien podría haber sido su propia familia y, dos, la inadmisible intervención extranjera. De este giro, dice la historia oficial, salió este óleo sobre la devastación que causó el ataque de la aviación alemana en la población vasca de nombre Guernica.

Sin embargo, en contra del consenso general, el historiador José María Juarranz sostiene en una tesis «cuanto menos curiosa», como reconoce él mismo, que aquella pintura expuesta en la Exposición Internacional de París, en 1937, no tiene pretensiones políticas ni denuncia la barbarie militar. «Picasso era el más apolítico de los hombres», mantiene en la presentación de su libro 'Guernica. La obra maestra desconocida'. «Es un autorretrato, porque el toro es él mismo, y aparecen también Olga, de quien se estaba divorciando, y Marie Thérèse, con quien quería casarse. Pinta el cuadro en los años que él consideraba los peores de su vida por estas circunstancias».

Basado en el análisis de cada figura que aparece en el lienzo y sus estudios (bocetos, postcriptos y escultura), comparándolas con la obra anterior de Picasso, el historiador Juarranz afirma que, en esta mítica obra encargada por la República española en 1937, «el título es un trampantojo que enmascara» la obra: «Demuestro que el cuadro no tiene nada que ver, en su concepción, con el bombardeo». Construye su tesis en una frase atribuida a Picasso durante una entrevista: «Él dijo que pintaba como otras personas escribían su autobiografía», sostiene Juarranz. «Entonces, cómo no iba a ser autobiográfico el Guernica». Para demostrarlo, cruza testimonios sobre la vida privada del artista con las obras ejecutadas en cada etapa vital. «He consultado una bibliografía magnífica pero sin visión global», dice. «El libro recoge el estadio de los distintos personajes que componen el cuadro y los rastrea en sus trabajos anteriores».

Del caballo a la madre

En la planta noble del hotel Palace, al final de una larga línea de pequeños encuentros del mundo del turismo, Juarranz habla de su libro, repleto de referencias visuales (editado por la galería de su hijo, Rodrigo Juarranz), y desgrana las figuras del famoso cuadro, con los argumentos que, afirma sin duda alguna y con voz pausada, apuntalan el malentendido histórico. Empieza con el toro: «Tuvo una interpretación de carácter político. Se dijo que era la República, España o el fascismo. Pero era él. Picasso quiso pintar el tercer gran autorretrato de la historia del arte español, después de 'Las Meninas' y de 'Goya y la familia de Carlos IV'. Por eso quería que su cuadro estuviera en El Prado, junto a Velázquez y Goya».

Después, el caballo. «Confesó que con esa figura representaba a las mujeres de su vida. Y con Olga comenzó representándola en posiciones amorosas pero a partir de 1927 la relación se deteriora. En un dibujo aparece el toro besando a la mujer-torero y devorando al caballo». Para Juarranz, la mujer con el niño es Marie Thérèse y su hija Maya, salvada de la muerte al nacer, mientras que la mujer con la lámpara es su madre. «Nadie ha dado una explicación bien fundada de esa figura», replica. «Es el mismo perfil, el mismo cabello que en otras pinturas y en 'Dama oferente' y, sobre todo, el mismo velo que él refiere que usó su madre en el terremoto de Málaga». De esta manera, Juarranz se esfuerza por despojar al Guernica de simbolismo anti belicista y en defensa de la democracia republicana, para convertirlo en un emblema de la prensa del corazón.

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